Religión en Libertad

La Navidad en Arabia Saudí: en las catacumbas y en Internet, pero ven algunos signos de apertura

En el reino saudí hay un millón de cristianos, pero no hay ninguna iglesia ni se permite el culto público 

En la American International School en Yedá, Arabia Saudí, explican la Navidad a niños de muchos orígenes, en 2023

En la American International School en Yedá, Arabia Saudí, explican la Navidad a niños de muchos orígenes, en 2023The American International School of Jeddah facebook

Redacción REL
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Dario Salvi, de la agencia misionera AsiaNews (ligada a los misioneros del PIME) cuenta desde Yedá y Riad, desde Arabia Saudí, cómo se viven allí las Navidades.

En el país está prohibida la exhibición pública de cualquier religión que no sea la musulmana suní, pero viven allí un millón de cristianos, con mayoría de católicos de distintos ritos. Hay numerosos libaneses y cristianos árabehablantes. También son numerosos los filipinos de rito latino, y los católicos indios de ritos orientales (malabares y malankares). Es una iglesia de inmigrantes (algunos llevan ya décadas) que viven su fe en las catacumbas... y en Internet.

Salvi describe lo que ve. En Yedá, en un apartamento en el último piso, se conectan a Internet para escuchar el Gloria a Dios en las alturas de la liturgia sirio-malabar, en lengua malayalam. Desde Arabia, esta familia india escucha la misa que se celebra a miles de kilómetros, en Kerala, la zona más católica de la India.

Al día siguiente, en una vivienda de un barrio de la periferia oriental, se reúnen cristianos inmigrantes y trabajadores de distintos países para escuchar juntos una misa y una homilía de un sacerdote que habla desde la tablet. Es "el milagro de Internet, que permite asistir a misas transmitidas por Zoom", explica la familia anfitriona. Este año tienen invitados más variados, de más países. Muchos son trabajadores ligados al petróleo o la construcción.

Católicos de distintos ritos, lenguas, culturas

La catolicidad, con toda su variedad, se palpa en Arabia. Su fe se vive en casas, entre temores y restricciones. Se reúnen, cuando pueden, con discreción, cristianos de Europa y Estados Unidos, pero sobre todo de Filipinas, India, Pakistán y Bangladesh. La Navidad es un espacio compartido, desde sus distintos idiomas, culturas, ritos y costumbres.

La Muttawa, la policía religiosa saudí, tiene derecho a entrar en casas o negocios y confiscar Biblias, materiales cristianos, y encarcelar o expulsar a los infractores. Sin embargo, desde 2018 se nota una relajación parcial de los controles.

Los cristianos no ven imposible que se reconozca en un futuro no muy lejano cierta libertad de culto limitada, como en otros países del Golfo (Emiratos Árabes, etc...), donde al menos permiten a los cristianos celebrar en unas pocas iglesias, siempre repletas. Esperan que el príncipe heredero Mohammed bin Salman, con sus reformas «Visión 2030», abra algo la mano.

El obispo de Arabia: sin templos en el país

El obispo de Arabia del Norte es el misionero italiano Aldo Berardi. Tiene su sede en Bahrein y pastorea también Qatar, Kuwait y Arabia Saudí. En el reino saudí no hay ni una sola iglesia de ladrillo: la Iglesia son los fieles que rezan.

"A veces, bromeando, les digo que no se apresuren a querer un edificio en el que rezar, porque luego se verán obligados a ocuparse del aire acondicionado, de cómo pagar la electricidad, de aspectos prácticos que ahora no tienen", comenta Berardi. "Ahora pueden concentrarse en la formación, la vida espiritual, el estudio de la Biblia y el catecismo, también porque hoy disponemos de diversos medios, como Internet, plataformas de encuentro y debate, redes sociales, para profundizar en la fe". Es decir, Internet es la catedral, la escuela catedralicia, el atrio de encuentro...

Sean del país que sean, los católicos de Arabia tienen hambre de Eucaristía, de poder celebrar y comulgar.

En Yedá viven unos 300.000 fieles católicos. "Durante los exámenes en los institutos superiores o universidades, hoy en día no es raro ver a estudiantes cristianos rezando el Padrenuestro antes de la prueba", explican los fieles en Yedá.

Concierto y belén viviente de los srilankeses: vienen budistas e hindúes

Los inmigrantes de Sri Lanka en Riad cada año organizan un concierto. No sólo vienen srilankeses cristianos, sino también srilankeses budistas, hindúes e incluso musulmanes. "El año pasado, los que no son cristianos quisieron participar en los preparativos, montando la sala, mientras que los niños, además de jugar, representaron el belén viviente. Fue un momento especialmente emotivo y significativo, en su extrema sencillez", explican.

En Adviento los católicos indios de Arabia intentan confesarse siempre que pueden. Las misas las siguen por Internet. Las casas privadas las decoran con motivos navideños.

"Vemos cambios, porque la situación ha mejorado con respecto al pasado, aunque siguen existiendo precauciones. Ciertamente, las restricciones refuerzan la fe y el deseo de compartir, pero el deseo y el regalo que pedimos para Navidad es una mayor libertad", explican los cristianos en AsiaNews.

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Mejorías: ya no es pecado decir Feliz Navidad a un cristiano

Fady, un católico maronita libanés, destaca una mejoría: "Hoy en día no es raro que los compañeros de trabajo [no cristianos] feliciten» por las fiestas.

Otra novedad de los últimos años es que el régimen permite que las tiendas se decoren con motivos navideños "comerciales": abetos, bolas de colores, estanterías rojas, jabones de colores, adornos e imágenes de Papá Noel.

Fady destaca que "el año pasado, en un artículo publicado en Arab News [el principal diario anglófono del reino, ndr], un líder religioso musulmán afirmaba que no es pecado decir «Feliz Navidad» a un cristiano". Es otra mejoría.

Los católicos filipinos tienen tradiciones propias, como las misas al amanecer del Simbang Gabi (o Misa del Gallo), las novenas, la celebración de la víspera con el banquete nocturno (Nochebuena) y cantos.

Ferdinand, un filipino católico que lleva 30 años en el reino saudí, dice que en los últimos años la Navidad se puede vivir de forma "diferente a la del pasado, más abierta, hasta el punto de poder revivir, al menos en parte, en esta tierra los elementos tradicionales de nuestra fe".

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