Religión en Libertad

Cristian Meriggi incide en lo que los fieles pueden hacer para enfrentar los ataques

«El poder del diablo en el mundo depende hoy de sectas, masones y magia», dice un exorcista toscano

"Toda la vida de la Iglesia es medicina, es un camino de liberación, sanación y consuelo para resurgir en Cristo", dice el exorcista toscano Cristian Meriggi, quien, en la foto, saluda a Francisco.

José María Carrera Hurtado
Publicado por

Creado:

Actualizado:

Cristian Meriggi nació en una familia sencilla de trabajadores creyentes no practicantes de la región toscana de Italia. Hace casi dos décadas fue nombrado exorcista, unos siete años después de ser ordenado sacerdote.

A sus espaldas comienza a llevar una amplia trayectoria de experiencia frente a las manifestaciones demoníacas y su influencia palpable en la sociedad, que le ha llevado a integrar la Asociación Internacional de Exorcistas (AIE) y conocer a icónicos liberadores como Mario Boretti, hijo espiritual del Padre Pío.

En el mismo portal de la AIE repasó recientemente dicha trayectoria, algunos de los casos más destacados de liberación durante años y una vocación que comenzó de niño, cuando daba sus primeros pasos como monaguillo.

“Pasé un periodo difícil, de mucho sufrimiento y desviación, pero el Señor vino a buscarme y me llevó hacia Él. Particularmente pude reencontrarme con la fe a través de una terciaria dominica, muy importante para mí, que me introdujo a la oración, amor y confianza en la Madre de Dios”, relata.

Meriggi ingresó al seminario con 19 años y con 28 era ordenado sacerdote, iniciándose así el camino que lo llevaría al ministerio de liberación. Ya tenía inquietudes previas, había estudiado la magia y disciplinas relacionadas desde el prisma de Santo Tomás y San Agustín y publicó buena parte de sus conclusiones en La otra cara de lo oculto, en 2005.

Comenzando a despertar

Sus conocimientos previos adquiridos escuchando al hijo espiritual del Padre Pío, Mario Boretti, se acrecentaron al conocer a Francesco Bamonte, actual vicepresidente de la AIE, con quien hablaba de fenómenos “extraños” ocurridos en el marco de determinadas confesiones y estudios sobre esoterismo.

En 2006, bajo la supervisión de su admirado Mario Boretti, el arzobispo de Florencia, cardenal Antonelli, nombró exorcista al joven Meriggi, mismo año en que pasó a integrar la Asociación Internacional de Exorcistas, donde conoció también al icónico exorcista Gabriele Amorth.

Prácticamente de inmediato comenzó a ser consciente de la influencia demoníaca en el día a día.

Relata una ocasión en que no habían pasado 24 horas de un exorcismo celebrado por el cardenal, en el que una persona fue liberada de varios demonios. Entonces vio como multitud de insectos se congregaban en la base de la gran estatua de María Inmaculada frente a la parroquia.

“No tocaron la estatua de la Inmaculada, sino que cubrían la base que tiene un diámetro de unos dos metros. Después de una bendición cayeron y desaparecieron”, asegura.

Liberada de 7 demonios

Pero una cosa era ver la influencia y otra tenerlo cara a cara. Y de aquellos primeros episodios, recuerda el de una señora ya liberada de 7 demonios que la atormentaban.

“Había sido un día frenético”, contó, “necesitaba confesarme pero no tuve la oportunidad. Asique hice un acto de contrición, pedí perdón y empecé el exorcismo. Cuando le pregunté al diablo su nombre me respondió: `No te lo diré porque hoy tienes cargo de conciencia´”.

El exorcista lo interpretó como una llamada de atención en torno a la importancia de estar siempre preparado para una nueva batalla espiritual.

El poder del mal

Transcurridos cerca de veinte años desde entonces, Meriggi no duda en afirmar, basándose en su propia experiencia, que la acción y el poder del diablo sobre la sociedad y los individuos es real y potenciada por determinadas prácticas y corrientes. Entre ellas, menciona “la deriva de la fe, la multiplicación de los cultos paganos, la difusión del esoterismo, la magia en todas sus formas y diversos tipos de movimientos religiosos alternativos, logias masónicas y sectas de diversa índole junto a una vida cada vez más absorbida por la sensualidad y lo virtual, por la cultura del descarte y por la hedonista-individualista”.

El sacerdote asegura que muchos de los que acudían pidiendo la liberación habían sido poseídos tras practicar la brujería.

De todos ellos, recuerda el caso de una joven asiática que ya de niña había sido llevada a un curandero buscando la sanación. Años después conoció a una chica que practicaba brujería y la inició en la práctica de rituales.

“Eran personas de cierto nivel cultural y social. Poco después de llegar a Italia, la joven comenzó a tener manifestaciones extrañas. Se reprimió, tenía ausencias y afirmaba escuchar voces y ver figuras. Finalmente fue encontrada de noche en el jardín, en trance, bailando mientras cantaba una canción en un idioma incomprensible y con una voz que no era la suya”, cuenta.

Sin explicación científica

Todo empeoró rápido. La joven comenzó a entrar en trance con frecuencia durante horas al día, hasta que su familia se decidió a buscar la bendición de un sacerdote para su hija.

“Allí se manifestó la presencia de un grupo de demonios liderados por Satanás. Hablaba e insultaba al sacerdote en latín y húngaro -solo hablaba italiano, inglés y su lengua materna-, arrojaba grandes cantidades de sangre por la boca y cuando se recuperó no recordaba nada”, cuenta el exorcista.

Al principio fue difícil convencerla de iniciar las sesiones de liberación. Pero los signos eran evidentes. Incluso solicitó análisis de la sangre expulsada y se confirmó que no procedía de ninguna herida interna. De hecho, según los resultados, estaba en perfecto estado de salud, lo que no podría entenderse con lo ocurrido en el trance si no es por una posesión.

Desde entonces se fueron sucediendo las liberaciones. Primero fue tras confirmarse, cuando pudo volver a comer obviando extraños síntomas de anorexia. Fue su “primera liberación”, a la que siguió una segunda tras perdonar a su madre en plena adoración eucarística.

Aquella fue una de las muchas liberaciones y sanaciones en las que ha intervenido el exorcista. Pero, ¿es posible para los fieles enfrentar por sí mismos los ataques demoníacos?

Lo que pueden hacer los fieles 

Como frente a las tentaciones, el exorcista explica que también hay muchas medidas de prevención de cara a la intervención extraordinaria del demonio.

Entre ellas, menciona “una intensa vida sacramental” y especialmente eucarística, “camino real hacia la sanación y liberación”. Junto con la adoración y la comunión, invita también a la confesión, “que no solo ratifica el perdón de los pecados, sino que su gracia penetra en los lugares más oscuros de nuestro alma, donde nuestros pecados hunden sus raíces”.

A ello agrega el vivir “en paz con todos” mediante una intensa vida de caridad “donde pensamos también en las necesidades de los demás, rezando y trabajando por su bien”.

En último término, llama a “vivir cada momento como un don, conscientes de que todo obra para el bien de los que aman a Dios. Es fundamental alimentar una devoción fiel y amorosa a la Virgen, el uso de sacramentales, la Santa Misa, la liturgia de las horas y el rosario y la devoción a los santos”. En último término, remarca que “toda la vida de la Iglesia es camino de liberación, sanación y consuelo para resucitar en Cristo, para vivir en la paz y alejar o expulsar de nuestra vida al enemigo y su influencia”. 

tracking