El argentino Esteban Oliva terminó por regresar a la fe tras conocer al padre Javier Olivera Ravasi
Exmasón: «Hay muchos masones católicos», la masonería no ataca a la Iglesia porque «es irrelevante»

La Gran Logia Unida de Inglaterra celebrando su 300 aniversario.
Cuando se habla de la evangelización y la llamada "contrarrevolución" cultural o espiritual en las redes sociales e Internet, un argumento que muchos emplean para adentrarse en ella es el de la “huella digital”: nunca se sabe cómo la Providencia podría servirse de un vídeo, post o análisis para llegar a más almas.
Y precisamente eso es lo que ocurrió recientemente en torno al canal del sacerdote argentino Javier Olivera Ravasi. Como fundador de la Orden de San Elías junto con Federico Highton en 2015, dos de sus pilares son la parresía –“hablar con franqueza, sin temor a ser criticado, a ser tildado de políticamente incorrecto” – y el apostolado de la contrarevolución cultural. Algo que Ravasi hace también desde la divulgación escrita o con su iniciativa y canal Que no te la cuenten. Cuenta con cerca de 480.000 suscriptores y más de un millar de vídeos que han sido reproducidos en 73 millones de ocasiones.
Una de esas visualizaciones fue la del argentino Esteban Oliva Menéndez, hoy ferviente católico, casado, con 38 años y al frente de una agencia. Una situación muy distinta a la que vivió antes de conocer a Ravasi a través de uno de sus vídeos. Entonces llevaba cerca de 25 años alejado de la fe y albergaba la inquietud de abandonar la masonería y retornar a la Iglesia en que había sido criado.
En una reciente entrevista con el sacerdote, Oliva Menéndez ha compartido algunos de los fundamentos, mitos, prácticas y principios de una organización que, oficialmente, se define como “una fraternidad global orientada al desarrollo moral de sus miembros”. Tiene presencia en todo el mundo y opera a través de logias particulares que dependen de una oficial y avalada en cada país, y que a su vez surgiría de una Gran Logia fundada en Inglaterra en 1717 que marcaría la “línea común” al conjunto de logias.
[Es posible colaborar con Que no te la cuenten y la Orden de San Elías desde sus portales web].
A lo largo de la conversación, el entrevistado clarificó algunos mitos extendidos respecto a la masonería.
Entre ellos, mencionó que la organización es hoy “reservada” o discreta y no secreta, como sí podía serlo en el pasado.
También respondió a preguntas frecuentes en torno a la masonería, como la de qué puede llevar a alguien a buscar ingresar en ella o cómo se accede a una institución así.
"La masonería apela al excatólico militante"
En su caso, Menéndez se consideraba un ateo practicante e incluso “enemistado” con la Iglesia, por lo que las posibles implicaciones religiosas le resultaban irrelevantes. Sin embargo, sí albergaba ciertas inquietudes de superación moral o cultural, de ser un mejor integrante de la sociedad o una “curiosidad” por hacer el bien de forma práctica que facilitaron su acceso.
“Se apela mucho a perfiles con ese tipo de inquietudes. Es normal ver perfiles que cuando dejaron la Iglesia eran más militantes, desde fuera se ve como algo bueno”, explica.
Entre otros motivos esgrimidos para adentrarse en la organización, se repite la “pertenencia por relevancia”, ya sea por la historicidad de la masonería o por conocidos personajes que la integraron, como los impulsores de las independencias americanas.
Mención aparte merece para el exmasón la cada vez mayor pertenencia de católicos a la masonería. Un hecho que le sorprende especialmente por la “claridad” mostrada por la masonería en los procesos de entrada y entrevistas: “Siempre se comunica que, al entrar, uno está automáticamente excomulgado de la Iglesia. Y la verdad es que, cuando uno entra, está lleno de `católicos´”.
Lo ¿bueno? y lo malo de la masonería
A lo largo de la entrevista también refirió multitud de casos de masones que destacan por su bondad personal, en contraste con lo que se piensa al hablar de una organización “anticristiana”.
“Ese `anti´ no es solo lo opuesto”, explica, “incluso mencionan conceptos comunes al cristianismo como las virtudes teologales. Pero en determinado momento, cada uno de esos conceptos se desvía. Donde estaría la figura de Dios, está la del GADU o Gran Arquitecto del Universo, al que cada uno le da el significado que quiera”.
Para Menéndez, ese relativismo y utilitarismo deberían ser los primeros “signos de alerta”, a los que se agregan otros como una carga ritual anclada en lo gnóstico, en la “búsqueda obsesiva del conocimiento” o, en último término, en una “clara tergiversación” de los valores más esenciales del cristianismo.
Mientras que para muchos la ambigüedad masónica supone un aliciente de cara a participar en ella, para otros como Menéndez o el también argentino Tomás Heduan fue lo contrario.
En mi caso, dice el exmasón, “una de las cosas que más rechazo es que se busca que el concepto del Gran Arquitecto sea lo suficientemente ambiguo para incluir a todos, masones cristianos, judíos, musulmanes… Pero eso no significa que todas las posturas estén bien”.
Relativismo con líneas rojas
Preguntado por si existe algún límite que no se transija en esa ambigüedad, apunta directamente a cuestiones de bioética, entre otras: “Existe una marcada línea proaborto. Si en las entrevistas [de acceso] dijera que estoy en contra del aborto, una pregunta habitual, sería muy probable que no entrase… si digo que soy proelección, en todos los casos pasaría”.
Incluso aunque no fuera así, el exmasón reitera su advertencia de cara a un relativismo y un “humanitarismo secular” frente a los cuales “no todo vale”.
“Ese `todo vale´ es el gran problema. Cuando investigaba sobre la fe para volver, inmediatamente me surgió la inquietud, era incompatible”, remarca hablando de su salida.
El relativismo masónico sería uno de los aspectos que mejor definen lo “anticristiano” de la organización, entendido el “anti” como el intento de “ocupar su lugar”.
¿Secta gnóstica y luciferina o mero club social?
Este sería un rasgo omnipresente en la masonería, que se plasma en un sutil pero progresivo carácter “gnóstico y luciferino” conforme se asciende de grados, así como el continuo llamado y “tergiversación” de la “búsqueda de la verdad a través de uno mismo”.
Entre otros paralelismos con lo cristiano, Menéndez destaca algunas analogías litúrgicas presente en los ritos iniciáticos.
Hablando de su propia iniciación, la define como algo “simple” y “nada del otro mundo”, pero admite que todo lo que rodeaba el rito es en pro de una “solemnidad iniciática” que, en cierta manera y salvando las distancias, es comparable al bautismo, pues “se muere y nace de nuevo”: “Hay muchos paralelismos con la liturgia, para darle solemnidad. Dependiendo de la solemnidad que se ponga, es una cosa u otra. Uno va a una misa más solemne y siente una cosa totalmente diferente a otra que no deja de ser una misa, pero se siente distinto”.
El invitado al canal del padre Olivera Ravasi también matizó que, frente a apariencias de corte sensacionalista, la realidad de una logia hoy no es la de una conspiración permanente, pues “para la mayor parte de la gente no es más que un club social, una instancia de meditación o interacción filosófica, de mejoramiento personal o de networking [creación de contactos]”.
La secularización hace mella en la masonería
La secularización no discrimina, y ese es otro de los aspectos que destaca tras su paso por la masonería. No solo porque la participación de muchos masones apenas se vea motivada por el contenido o práctica espiritual que dice profesar la masonería. La secularización estaría afectando de tal modo que la visión misma de la Iglesia, aunque negativa, ya no es determinante.
“En su momento, la masonería quizá tenía un objetivo concreto anti-Iglesia”, explica, pero “hoy el tema de la Iglesia es totalmente irrelevante. Viven en un mundo que ya es secular, donde la Iglesia no es relevante. [Los masones] piensan en otras cosas”.
Si bien años atrás la presencia y el factor católico en la masonería pasaban desapercibidos para él, hoy, tras su conversión, lo recuerda con cierta perplejidad.
En la masonería, explica, “la carga respecto a la Iglesia es negativa, la visión de la Iglesia es nefasta y se marca mucho esta enemistad”, siendo frecuente escuchar incluso el relato de una “persecución de la Iglesia a la masonería”.
Por eso podría sonar contradictorio que “haya muchos católicos masones”, lo que explica aludiendo a la ausencia de práctica, de conocimiento o al presente “mundo secularizado”: “Eso también se traslada a la forma en la que la gente vive la masonería. No es primordial en su vida. Como católico practicante, yo te voy a decir que la religión es primordial. Pero la masonería creció mucho, es dominante, y la contrapartida es que la gente está secularizada y es mucho más difícil entrar, porque no tiene la cabeza que tenía hace 200 años”, expresa.
Tras años de pertenencia masónica, Oliva Menéndez terminó por decidirse a abandonarla al ver uno de los vídeos del padre Javier Olivera abordando la infiltración. Si la Iglesia “ha sido infiltrada en varios niveles” por la masonería, es entre otros motivos porque la Iglesia ha sido y es “lo más sólido en la verdad, totalmente racional y totalmente inteligible”, lo que llevó a Oliva a abandonar el gnosticismo relativista y retornar a la fe.