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«Lo que es tradicionalmente católico funciona», asegura el obispo de San Francisco

La experiencia del obispo Cordileone aplicando prácticas tradicionales «con pastoral y sin polémica»

El obispo de San Francisco, Salvatore Cordileone.

El obispo de San Francisco, Salvatore Cordileone.

José María Carrera Hurtado

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Para el obispo de San Francisco, Salvatore Cordileone, la lista de males que afligen a la Iglesia no solo incluye “numerosos y graves” problemas, sino que estos se incrementan periódicamente. En su última columna publicada en National Catholic Register, incluye el declive del matrimonio, la cuestión demográfica, la crisis de vocaciones, desestructuración familiar, escándalos de abusos sexuales o de rechazo a la doctrina de la Iglesia… Son solo algunos de los que menciona el obispo pero, sin embargo, apunta a un “problema subyacente” a todos ellos: “La pérdida de lo sagrado, especialmente en la forma en que los católicos practican su culto”.

Cordileone observa que esta pérdida tiene aparejados otros elementos que agravan la crisis, como puede ser la incapacidad para evangelizar a toda una generación de jóvenes en las iglesias, lo que según el obispo “ha provocado un declive en cascada de la fe y práctica católicas”.

Una afirmación que se plasma en la disminución de la asistencia a misa, matrimonios, bautismos, vocaciones o datos como el arrojado por Pew Research, que informa de porcentajes de hasta un 40% de los adultos educados como católicos que han abandonado la Iglesia.

Quienes conocen al obispo saben que es acepta que hay una crisis en la Iglesia, pero su respuesta no es lamentarse y quedarse de brazos cruzados. Muestra de ello es la próxima cumbre Fons et culmen que ha convocado entre los próximos 1 y 4 de julio en el Seminario de San Patricio de Menlo Park, en la que destacadas personalidades especializadas en liturgia y espiritualidad ofrecerán su diagnóstico y perspectivas para abordarlo.

Sarah, O'Malley, Nivakoff... Del culto al ayuno y la belleza

Uno de ellos será el cardenal Robert Sarah, prefecto emérito de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, que analizará las raíces de la actual crisis y desarrollará como enfrentarla desde una óptica eucarística en su ponencia La paz que sobrepasa todo entendimiento: La adoración a Dios como fuente de la vida cristiana.

El cardenal arzobispo emérito de Boston, Seán O`Malley, tratará de generar una comprensión más completa de la importancia y la relevancia del un culto digno en la vida de la Iglesia y de cada uno de los fieles en la conferencia El Señor escucha el clamor de los pobres: Oración, liturgia y pobreza.

Para Cordileone, el ayuno es una herramienta clave de cara a combatir espiritualmente las grandes crisis de la Iglesia, especialmente en tiempos de abundancia, lo que ha encomendado desarrollar al abad benedictino de Nursia, que Dom Benedict Nivakoff, en su reflexión Recuperando la herencia ascética tras la misa: el ayuno eucarístico tradicional.

Otro de los temas centrales en el congreso será el de la belleza y el arte en torno a la práctica sacramental. Un aspecto que será abordado por buena parte de los ponentes, como Jennifer Donelson-Nowicka, directora del Instituto Católico de Música Sacra, en la conferencia titulada: “¿No lo eliminó el Vaticano II?”: Una historia narrativa de los cambios en la música sacra en América tras la promulgación del Sacrosanctum Concilium.

También hablarán de ello los dominicos Anselm Ramelow, detallando los principios de la música sacra, Lawrence Lew, en su ponencia Contra el catolicismo beige: Simbolismo y la importancia del color en los edificios eclesiásticos, o el arquitecto Dino Marcantonio, desarrollando los principios básicos del Camino arquitectónico hacia la belleza. 

Liturgia y reverencia, claves para la evangelización

En todos los ponentes hay una clave compartida, y es según el obispo de San Francisco que “el futuro de la liturgia es clave para las perspectivas futuras de los esfuerzos de la Iglesia por evangelizar tanto a los católicos en las bancas como a los que están lejos de Cristo”.

Por ello, uno de los puntos centrales del congreso será el litúrgico, que el obispo anfitrión tratará de desarrollar en su forma ordinaria surgida del Concilio Vaticano II pero incorporando canto gregoriano, polifonía sagrada y promoviendo sus celebraciones solemnes y pontificales.

Otra de las notas de los cuatro días de estudio, ponencias y prácticas devocionales será el de tratar de implementar y desarrollar prácticas que fomenten una mayor reverencia en la misa sin suscitar la “controversia o disensión” a través de una “adecuada catequesis y sensibilidad pastoral”.

La clave, tener "tiempo y esmero" para explicarlo

Algo en lo que de hecho Cordileone tiene una amplia experiencia. Es uno de los obispos que más han destacado en Estados Unidos por su respaldo a la liturgia tradicional en su diócesis. Sin embargo, con este evento busca continuar una práctica aplicada en sus años como obispo y es la de rescatar las normas más clásicas de toda práctica religiosa, como son la consolidación del “código de vestimenta” en misa, los acólitos que se aseguran que nadie haga un mal uso de las hostias consagradas o la extensión de reclinatorios para comulgar.

Habla también de las prácticas desarrolladas en la catedral de San Francisco, Santa María de la Asunción, por su rector, el sacerdote Kevin Kennedy, donde al observar que cada vez más personas se arrodillaban para comulgar, decidieron fomentar esta costumbre instalando reclinatorios largos frente al presbiterio, de modo que todos los fieles puedan arrodillarse si lo desean.

“Cuando se ofrece la opción de arrodillarse para recibir, muchas personas lo hacen con naturalidad. Es un ejemplo útil de desarrollo orgánico: brindar la oportunidad a las personas de experimentar una práctica litúrgica arraigada en nuestra tradición”, escribe el obispo.

Otra de estas modalidades es la de la celebración “ad orientem”, o con el sacerdote mirando hacia el este en el mismo sentido que los fieles. Algo que, nuevamente, Kennedy y Cordileone solo pudieron desarrollar con “tiempo y esmero para catequizar a los fieles”, explicando la práctica a los asistentes en misa y hallando una acogida más sencilla en la misa dominical para fieles hispanos, más propensos para comprender la medida. Finalmente, implementó el cambio en las otras dos misas dominicales principales, mientras que las dos restantes (al menos por el momento) se mantuvieron en formato versus populum, de cara a los asistentes.

Lo que es tradicionalmente católico funciona

“El furor que algunos pensarían que esto causaría nunca se materializó, y con razón: de nuevo, porque se hizo con la debida catequesis y sensibilidad pastoral. Por ejemplo, el Vaticano II no mencionó nada sobre cambiar la orientación del altar y, además, el misal emitido tras el Concilio incluye instrucciones para que el celebrante se gire y mire al pueblo en tres momentos diferentes durante la Liturgia de la Eucaristía”, explica el obispo.

Antes de concluir su columna, Cordileone remarca la importancia de la dignidad de la liturgia para los fieles, que creen que “cada domingo, el sacrificio de Jesucristo tiene lugar en el altar y Él viene de nuevo a nosotros bajo la apariencia del pan y del vino, ofreciéndose a nosotros en cumplimiento de Su palabra”.

“Me alegra ver cómo tantos jóvenes se sienten atraídos por las prácticas católicas clásicas que expresan con tanta eficacia realidades trascendentes. Lo que es tradicionalmente católico funciona. Es hora de reconstruir con confianza sobre una base sólida, incluso de rodillas, en reverencia ante Nuestro Señor Jesucristo”, concluye el obispo. 

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