Viernes, 26 de abril de 2024

Religión en Libertad

«El amor en la propia familia no es cuestión de suerte, es una preciosa tarea diaria»

Cotelo, entusiasmado ante el estreno en Navidad de su comedia familiar «Tengamos la fiesta en paz»

El marido lanza harina a su mujer en una escena de Tengamos la fiesta en paz.
El papá (Carlos Aguillo) y la mamá (Teresa Ferrer) se van a ver «coaccionados» para resolver sus diferencias. Foto: escena de «Tengamos la fiesta en paz».

Carmelo López-Arias / ReL

El 3 de diciembre se estrena en cines de toda España Tengamos la fiesta en paz, una comedia musical navideña que ensalza la unidad de la familia, dirigida por Juan Manuel Cotelo y producida por Infinito + 1

-¿Cómo se lo ha pasado volviendo al cine de ficción, tras estos últimos años centrado en el documental (El mayor regalo, Tierra de María, Footprints, La última cima...)?

-He disfrutado como un niño en cada fase de Tengamos la fiesta en paz. Primero, con la escritura del guión. ¡Cuántas carcajadas, a solas! Si alguien me hubiera visto, habría pensado que no estaba bien de la cabeza. Luego vino la parte más seria: la financiación. Y aquí la mano de la Providencia ha sido más llamativa que nunca, pues surgieron en nuestro camino miles de personas que, en poco tiempo, se sumaron con mucha generosidad y entusiasmo, al saber que se trataba de una película en defensa de la unidad familiar.

-¿Se disfruta más rodando una comedia que otros géneros?

-El rodaje fue “durillo”, no puedo negarlo. 40 días encerrados con 40 personas, no es fácil. Pero hubo muchos momentos de disfrutar a tope, sobre todo gracias a los protagonistas, con quienes el trabajo ha sido muy fácil y divertido. Aunque lo mejor ha sido la parte musical. Componer canciones, preparar coreografías, bailar, el trabajo con la orquesta... ¡todo eso es una pasada!

-¿Ha salido la película que usted pensaba cuando arrancó el proyecto?

-Producir una película es un proceso vivo, abierto, desde el primer día hasta el último. Al empezar a escribir, no tengo una idea cerrada y completa de la película. Y cuando empiezo a rodar, tampoco. Ni siquiera en el montaje. Cada día has de improvisar, tomar decisiones nuevas, junto a las demás personas del equipo. Si te rodeas de personas creativas, todo se enriquece con propuestas estupendas que van surgiendo.

-¿Algún ejemplo?

-En pleno rodaje de la escena inicial de la película, la actriz se puso a cantar lo que tocaba, pero con un estilo completamente diferente al previsto. Estaba jugando, entre toma y toma. Pero al escucharlo, ¡me encantó y le pedí que lo cantara así, lo que cambió totalmente el tono de la escena! Como esa situación, hubo muchas. Si te cierras a lo que surja espontáneamente en el proceso, te sale una película sin frescura.

-¿Y la experiencia de rodar con niños, que en esta película tienen un papel fundamental?

-En nuestro caso, los niños nos lo han puesto todo fácil. Realmente. En primer lugar por su actitud. Niños alegres y educados, que contagiaban alegría a todo el equipo. Niños sencillos, que no han dado importancia a la cámara, a la técnica, a tantos aparatos que hay en un rodaje que pueden distraer la atención de lo único que importa: la historia que se cuenta. Trabajar con niños es mucho más sencillo, al menos para mí, que trabajar con adultos. De ellos aprendo mucho.

Los protagonistas infantiles de Tengamos la fiesta en paz.

Los tres hermanos de '"Tengamos la fiesta en paz" (a la derecha de la foto), junto con su amigo el "negociador".

-¿Por qué ha querido unir risas y música?

-El buen humor es un rasgo irrenunciable de todo lo que hacemos en Infinito + 1. Y para tratar un conflicto familiar, la diversión permite suavizar las formas y tocar temas delicados, con mucha amabilidad. Y el lenguaje musical eleva cualquier mensaje a un nivel superior de penetración. No sé explicarlo, ni aspiro a comprenderlo: ¿qué tiene la música, que nos alcanza el alma con más fuerza que los razonamientos? La música es un lenguaje espiritual, que se habla con instrumentos materiales. La música nos vence, su capacidad de seducción es inmensa. Por eso quise que Tengamos la fiesta en paz fuera un musical.

-Por lo que nos anticipa el tráiler, la película nos presenta un conflicto familiar que los hijos (¡y la suegra!) van a intentar resolver "por la tremenda". Vámonos a la vida real: cuando hay problemas en el hogar ¿vale la pena apostar tan fuerte como lo hacen estos personajes?

-Los conflictos familiares hay que resolverlos, al menos, con la misma fortaleza que ponemos en resolver los problemas de salud, o económicos. ¡Cuánto esfuerzo ponemos para alcanzar una seguridad económica, o para proteger la salud del cuerpo! ¿No hemos de poner el mismo empeño o mayor para defender y mejorar la unidad familiar? El amor entre padres e hijos, entre hermanos, entre esposos, es el tesoro más valioso que custodiamos en la familia. ¿Con cuánta fuerza defenderíamos nuestros bienes materiales de un posible robo? Pues así hemos de defender la unidad familiar. El amor en la propia familia no es cuestión de suerte, es una preciosa tarea diaria que compete a todos los miembros. Si una persona falla, pone en riesgo a todo el equipo.

-¿Saldremos de la película sabiendo qué hacer para no llegar a situaciones irreversibles?

-Todos sabemos amar, desde que nacemos. Los manuales del buen amor, o las películas, los consejos... pueden estimularnos a amar más, a ser generosos, a perdonarnos... pero lo cierto es que todos sabemos amar, sin necesidad de lecciones teóricas. El examen del amor no es teórico, sino práctico. Y amar es darse, lo que exige sacrificio, esfuerzo, inmolación. El gran engaño moderno es asociar amor con bienestar sin esfuerzo. Eso provoca que dejemos de amarnos pronto. En cambio, cuando amamos con sacrificio, se da la paradoja: somos más felices que siendo egoístas. ¿Por qué? Ignoro la respuesta teórica, sólo sé que la receta funciona, en la práctica. Merece la pena entregar la vida por los demás. Es la mejor inversión.

-Sin hacer un "spoiler": ¿qué papel juega la Navidad en la historia?

-Un papel protagonista y auténtico. Muchas películas se presentan como “navideñas”, sin serlo. Hay nieve, luces, comida, risas, regalos... pero los protagonistas de la Navidad brillan por su ausencia: ni rastro de Jesús, de María, de José, de los ángeles... Y se presentan como “familiares” sin serlo, pues el argumento es nocivo para la unidad familiar. En Tengamos la fiesta en paz la Sagrada Familia es protagonista... con el mismo protagonismo que puede tener en cualquier familia, si no les convertimos en figuras decorativas, sino en aliados eficaces para proteger la unidad familiar. Pero si cuento más, sí que haré spoiler.

El matrimonio protagonista de Tengamos la fiesta en paz.

La Navidad es protagonista auténtica de '"Tengamos la fiesta en paz".

-El tema es muy universal: ¿va a haber distribución internacional? 

-El 3 de diciembre estrenamos Tengamos la fiesta en paz en salas de cine españolas. Y después, en todos los países del mundo que logremos alcanzar. Nosotros distribuimos nuestras películas, por ahora, a 39 países, con un gran esfuerzo económico, de trabajo y de tiempo, que hacemos con idéntico entusiasmo en cada país nuevo. Distribuir no consiste en enviar la película a una sala de cine o a una lista de contactos y esperar que la gente vaya a verla.

-¿Qué hay detrás?

-Es un trabajo muy exigente y costoso: tenemos que traducir, subtitular, doblar, no sólo la película sino todos los elementos de promoción. Hay que hacer campañas personalizadas en cada país y ciudad, convencer a cada exhibidor, ir a los mercados, hablar con la prensa... es un trabajo de muchos meses y muchas personas implicadas.

-Luego siguen teniendo necesidad de financiación...

-Para afrontar los costes, pedimos ayuda económica a través de crowdfunding, como hacemos para producir. Por eso hemos dejado la campaña abierta, para que cualquier persona pueda sumarse a esta misión preciosa en favor de la familia, incluso con la película terminada. Aún necesitamos alcanzar un presupuesto que nos permita afrontar los costes de la distribución internacional.

Juan Manuel Cotelo junto a Carlos Aguillo en Tengamos la fiesta en paz.

Juan Manuel Cotelo también participa como actor en "Tengamos la fiesta en paz", en el papel del jefe del padre de familia.

-La Navidad es periodo de estrenos y la pelea por las salas es muy dura. ¿Qué debe hacer quien lea esta entrevista para asegurarse de que podrá ver "Tengamos la fiesta en paz" en su localidad estas navidades?

-En primer lugar, solicitarla. Y luego nuestra petición es que vayan a verla el primer fin de semana, porque con ello estarán ayudando muchísimo a que la película llegue a más ciudades y países. Que se lo tomen como una cita deportiva: este partido se juega tal día, a tal hora. No más tarde. En concreto, del 3 al 8 de diciembre.

-¿Tan importante es ese impulso inicial?

-Si hay mucha afluencia de espectadores en los primeros días, la película permanecerá en cartelera durante toda la Navidad y saltará fácilmente a otros países, porque los datos de esos primeros días condicionan las decisiones de la industria. Los primeros espectadores tienen una influencia enorme, que la gente no imagina. Si además de ir pronto a verla, salen entusiasmados y lo cuentan, entonces logran un efecto explosivo inmediato. Lo hemos comprobado con todas nuestras producciones. Los primeros datos de taquilla provocan la solicitud inmediata de salas de todas partes, exhibidores que nos piden la película. Los primeros días son la clave de todo el proceso. Por eso, ¡gracias de modo especial a quienes apuesten por Tengamos la fiesta en paz el día 3 de diciembre!

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