Religión en Libertad

El 14 de febrero llega a los cines españoles

Descalzos: la gran película sobre cómo surge la música de Hakuna

La belleza, el misterio, la oración... y afrontar las preguntas profundas de hoy

Una joven pinta un lago y montaña en la película Descalzos

Descalzos, una película sobre el arte, la belleza y la autenticidad... captar la maravillaFotograma Descalzos

Pablo J. Ginés
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Canta, oh musa. Cántanos sobre ti. Cántanos sobre cómo produces música, oh musa.

No nos cantes de la cólera de Aquiles, que inspiró a Alejandro, que inspiró a César, que inspiró a Napoleón, que ensangrentaron al mundo. Nosotros no cantamos a la cólera, porque seguimos a Cristo, que es manso y humilde de corazón. Cristo conquistó más, pero sin cólera y con su propia sangre.

Canta, oh musa, de la música cristiana de Hakuna, que toca corazones y cambia vidas, sin algoritmos ni canciones de laboratorio. ¿Cómo lo haces? ¿Cuánto es tuyo y cuánto del poeta? Cuéntalo en esta película de Descalzos, que llega a los cines el 14 de febrero.

En Hakuna el poeta a veces es una chica de 17 años que apenas conoce cuatro acordes, pero escribe del amor de la Trinidad. O el poeta es una muchacha que pregunta a Dios "dónde estás cuando me haces falta".

Pero también está el productor, qué es un profesional de la música de muchos años de experiencia. Tiene herramientas profesionales, sabe armar la canción "para cumplir con el estándar técnico que se escucha hoy", dice. ¿También ahí estás tú, oh musa? Y están todos esos jóvenes músicos hakuneros, que repasan la letra y los arreglos. Y el compositor, que habla con el productor.

Los poetas de Hakuna, como todos los poetas y artistas del mundo, también los ateos, se asombran: ven que su obra cobra vida y resuena en muchas personas. Sospechan que no han sido ellos quienes dieron vida a ese barro. Fuiste tú, musa.

Sospechamos, pues, que eres el mismo Espíritu que aleteó sobre las aguas confusas de la primera creación. El mismo que separó la luz y las tinieblas y creó el cielo y la tierra y al hombre y puso en él un deseo de vida en abundancia. Haces cosas misteriosas cuando inspiras al artista. Ese es el misterio que intenta explorar el director Santos Blanco en esta película, con ayuda en el guion de Javier Lorenzo y una hermosa fotografía de Manuel Martín.

Como eres un Espíritu invisible, los pintores no saben muy bien como mostrarte. En la Biblia sales mucho como fuego y viento, pero en Descalzos te sugieren con agua, en el mar, en lagos que reflejan cielos y montañas, y con brumas y nubes, como las que rodean el trono de Dios en el Salmo 97.

La película empieza con la definición que da un integrante: "Hakuna es un grupo de música y un movimiento religioso, todos pasándoselo bomba, sonriendo. Y me dije: yo también quiero eso".

También empieza con sones muy españoles de guitarra. Un movimiento de origen español, como Cursillos, el Camino neocatecumenal, Ignacio y sus jesuitas... hay una curiosa mezcla en todos de fiesta y de audacia, de lanzarse y confiar en que Dios hará.

Vemos escenas con muchos jóvenes alegres en la JMJ de Lisboa, en el concierto del Wizink Center, o en Vistalegre. España es un país envejecidísimo, pero en esta película solo hablan dos ancianos. Uno canta saetas, otro compone canciones. Son poetas que agraciaste durante años, oh musa: aún hoy siguen desconcertados con tus dones.

Mucha letra... como en las canciones

Las canciones de Hakuna tienen mucha, mucha letra. También esta película. Hay una paradoja en hablar tanto para promocionar el silencio. Las canciones brotan del silencio y de la oración, dicen, pero también de los encargos. "Toma este texto, rézalo, a ver si sale una canción", dice el cura Manglano, que no sabe de música. Y la canción sale. ¿Has sido tú, musa?

El cine habla con imágenes, aunque hable de la música, que es sonido. Descalzos busca, con paisajes y sonrisas, abrirnos a la maravilla. "La maravilla es el eco de la belleza", dice el trovador Silvio Rodríguez. "El hombre tiene ese sexto sentido, el de la maravilla", explica Manglano.

Una chica reflexiona y lee en un campo, al pie de un árbol solitario. Nos hace pensar en otro árbol, el de la Caída. Pero esta nueva Eva parece dispuesta a triunfar donde fracasó la otra, porque escucha a Dios, no a la serpiente, y toma notas.

Lo repiten: para que esta música no sea superficial, debe salir del silencio. "En el silencio aparecen inquietudes, vértigos e incomodidad", avisa Manglano. Pero también Dios, que nos acaba enseñando que con Él todo está bien.

Vemos imágenes de mármoles que parecen blandos, esculturas de dedos que aprietan carne. ¿Eres tú, musa, la que convierte la piedra en carne? Entras por los ojos, o por los oídos, pero debes convertir en carne corazones muy distraídos, casi de piedra.

Muchos jóvenes en una Hora Santa de adoración con Hakuna

Muchos jóvenes en una Hora Santa de adoración con HakunaFotograma película descalzos

En Descalzos, algunos, descalzos, tocan su instrumento. Otros pasean descalzos junto a ríos, o se sientan así en árboles caídos. Parecen hobbits. Quizá Tolkien ya lo adelantaba así con sus pequeños héroes: es necesario tocar la tierra concreta con los pies desnudos.

Responder a un hambre que es real

El anciano saetero dice que para tener duende es necesario haber vivido hambre y penalidades, que eso le ayudó a valorar la vida y a cantar. Pero los chicos de Hakuna no han pasado hambre. No de ese tipo.

Manglano dirá que una canción como Huracán resuena en muchas personas porque se juntan el hambre que tiene el hombre con el hambre que tiene Dios. Las canciones de Hakuna recogen el hambre de muchos jóvenes, "hambre de vida, que es de Dios, aunque muchos no lo digan así", dice el sacerdote.

Pero, atención, en Huracán no sólo está la pregunta ("¿dónde estás cuando me haces falta?") sino también, con cierto descaro, con voz varonil que asombra al mundo, una respuesta: "¡Estoy aquí!".

Una teóloga nos dice que la alabanza a Dios es la reacción ante la grandeza que nos maravilla. La película habla de ti, oh musa, y de tu música. Pero no explora el fenómeno de la alabanza cómo culto. Tampoco de la alabanza en la aflicción, tan frecuente en los Salmos. ¿Por qué la música de Hakuna es tan distinta a la música de alabanza tipo praise & worship, con la que rezan con provecho muchos millones de cristianos? No nos cuentas todos tus secretos, musa septiforme, pero podemos explorar algunos.

El origen de Noche: un texto de religiosas

Descalzos revela el origen de algunas de sus canciones más famosas. La más emblemática es Noche, esa lista de preces urgentes, rezadas en la oscuridad, enumerando heridas, que finaliza con un poderoso kyrie eleison, lleno de sentimiento, de oración auténtica. Ese kyrie ha hecho rezar a muchos, muchísimos, que nunca antes en su vida dijeron kyrie.

¿Cómo obraste ahí, musa? Manglano dio a la compositora un texto: ¡una lista de peticiones que oran a menudo las Hermanitas del Cordero, religiosas callejeras! Ponle música, dijo el cura a la joven en un retiro. Las privaciones que decía el anciano saetero... las han visto las Hermanitas, no la poetisa. Pero ella rezó en la capilla, imaginó cómo Dios veía a aquellos que sufren lejos de Él, aquellos que ni siquiera pueden pensar en rezar a su Padre en sus apuros. Y así hiciste una canción imposible, musa, que ningún estudio profesional habría osado hacer. Ahí están los casi 7 millones de descargas en Spotify y 6 millones de visionados en el vídeo oficial, que tampoco es el mejor vídeo del mundo.

Los músicos a veces dicen a Manglano "nos das mucho texto, nosotros hacemos canciones, esto no es un libro". ¿Cuánto es de Manglano y cuánto tuyo, oh musa? Nadie lo dice en esta película, pero es de esperar que lo vaya decantando el pueblo orante.

Exhortan a la belleza. Beethoven dijo que lo bello tiende a la verdad, nos dicen. Noche de Paz nació en precariedad, con un órgano estropeado y dos guitarras, explican. Hakuna no se esclaviza a la música de laboratorio pero tampoco se hace con un órgano estropeado. Cuenta con muchos arreglistas y edición profesional.

Cuando no es verdadero, se ve forzado, se ve artificial, advierten los músicos. Manglano dice que la verdad está en la transmisión, aunque haya cámaras o espectadores. El único peligro real es que algún día haya mentira en la música, porque, si es verdad, todo fluye. Una de las chicas dice: "no cantas para el público, haces pública tu oración". Hay fuerza en la oración porque es sincera. "Su concierto tenía carencias, sí", explica el popular locutor Javi Nieves, hablando como profesional de poner canciones. "Pero da igual, porque la gente estaba volcada, disfrutaba". Porque era oración.

Jóvenes de Hakuna de acampada, con hoguera

Jóvenes de Hakuna de acampada, con hogueraPelícula Descalzos, de Hakuna

Todo empezó con las horas santas, con la cercanía a Dios y a los otros, nos dicen. La película explora la cercanía a Dios, pero sobre la cercanía a los otros, el estilo de vida de los músicos, o de los hakuneros de a pie, sus horarios, hábitos, familias... no se nos dice nada.

¿Qué hacen en la vida cotidiana, cuando no rezan?

Estos músicos viven en su estudio, parece, o en un retiro continuo, o de excursión. No tienen padres, no tienen hijos, no tienen trabajo, no van en metro. Del "ora et labora" sólo nos cuentan el ora. Del "mirad como se quieren" sólo algunas imágenes de abrazos y camaradería juvenil. Porque cantas de ti, musa, no de ellos, pero sólo un tema.

Sí, la naturaleza habla de Dios. ¿Y la ciudad? En Descalzos solo aparece como oscuridad y neón, al tratar el peligro del ego o del éxito. "No hay un yo, somos un nosotros", dice esta comunidad de artistas. Como los músicos anónimos de los cantares populares y los artesanos medievales. Dios, que ve en lo escondido, lo premiará.

Canciones que consuelan y cambian vidas

No es realmente una película "de testimonios", y no hablan los "fans de a pie", pero sí hay un par de personas que al hablar del fruto espiritual que han vivido nos emocionan. Tenemos a una joven monja dominica. Se hacía preguntas, desconcertada, en las que mezclaba su cáncer, su quimioterapia y hasta su vocación. Dios le habló con la canción Un segundo. Ella sabe que Dios habla de muchas formas en la liturgia, en la Biblia, la comunidad... a ella le habló ahí y entendió que incluso con la enfermedad todo está bien, porque Él lo cuida todo.

Otro testimonio es el de Javier Huerta, que en 35 años de vida en pareja jamás se interesó por nada religioso. Pero en verano de 2023 escuchó la canción de Huracán en un vídeo de la JMJ. Se le quedó algo de la letra. Un mañana, al desayunar, mirando el amanecer, sintió las palabras: ¡Estoy aquí! Y lo creyó, le impactó con una experiencia mística. "Y ya me encajó todo", dice. Es divertido escuchar cómo su esposa quedaba descolocada y le pedía no hablar de esas cosas a los amigos. Pero Javier explica que "el Espíritu Santo te dice 'cuéntalo' y necesita ser contado". (Lo contó con más detalle aquí).

Una joven hakunera vio llegar el monzón en un país de Asia. Los adultos huían de la plaza al llegar la lluvia torrencial, pero llegaron muchos niños a bailar alegres bajo el agua. "Descalzarse es abrirse a la realidad del mundo", explican. Hakuna anima a este descalzarse y ponerse bajo la lluvia. Como el agua bendita cuando se asperge en misa, trae risas y alegría. Pero hay que dejar que te toque, que te sobrecoja. "Cuando le das la oportunidad, Él se cuela", dice Javier.

Descalzos habla sobre todo de ti, oh musa, pero tú abres esa rendija para que Él se cuele y reine. Y así, la película, en su fotograma final, menciona a Jesucristo.

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