¿La imagen de la Sábana Santa se hizo con un bajorrelieve? Explicamos por qué no

Recientemente se han difundido noticias sobre un artículo en la revista Archaeometry que concluía que la imagen de la Sábana Santa de Turín se habría formado a partir de un bajorrelieve (Image Formation on the Holy Shroud, por Cicero Moraes). 

La idea no es nueva, hace décadas que se propuso. La novedad esta vez es que se propone una simulación virtual de cómo quedaría la imagen de un cuerpo según un modelo digital envuelto en un lienzo también según un modelo digital.

El artículo se centra en la imagen enigmática que presenta la Sábana Santa (llamada la Síndone). Pero no considera la naturaleza fisicoquímica de esa imagen ni la presencia de manchas de sangre. Se limita al análisis de fotografías y aplica un modelo de envoltura del cuerpo.

La hipótesis elegida por el autor sobre cómo estaba envuelto el supuesto cuerpo en esa sábana es el origen de todas las discrepancias con previos estudios. Esto le lleva a su discutible conclusión.

Primer debate: ¿aceptar la fecha medieval?

El artículo empieza por aceptar la datación de la Síndone como concluyente. Argumenta que la datación fue realizada por tres laboratorios independientes, cuyos resultados convergieron significativamente, ubicando la fecha dentro del rango del año 1260 al 1390 d.C.

Esto es precisamente lo contrario de lo que se deduce de la publicación de los resultados en la prestigiosa revista Nature (vol. 337, 6208, feb. 1989) ya que asociaba a la datación un nivel de significación al límite de lo admisible (5%). Sucesivos artículos, que omite el autor, Cicero Moraes, ponen de manifiesto la invalidez de esta medición. El resultado de los tres laboratorios no es compatible entre ellos porque los valores aportados por cada uno se apartan más de lo que los errores de medición reconocidos admitían.

¿Bajorrelieve? Probemos a hacer una réplica

La hipótesis del bajo relieve no sólo se propuso hace décadas (Pesce, Nickell), sino que además se ensayó. Al contrastar los resultados de los experimentos con las características de la imagen de la Síndone no se pudieron validar las hipótesis.

En aquellos experimentos los métodos empleados fueron el calentamiento del bajorrelieve y el contacto por frotamiento. Sin embargo, cualquier imagen creada por un bajorrelieve calentado sería fluorescente, a diferencia de la imagen de la Síndone. Y no hay rastros de pigmentos de un tal frotamiento.

En el caso del artículo sólo se emplea una simulación digital virtual. No hay señal sobre lienzo real que se pueda analizar.

El pixel lo soporta todo, la vida real es otra cosa

Se suele decir que “el papel lo soporta todo”, pero en este caso diríamos “el píxel lo soporta todo”. La realidad es otra cosa.

De hecho, el autor reconoce que no aborda aspectos físicos o químicos relacionados con la formación de la imagen, como la presencia de pigmentos, análisis microscópicos o propiedades materiales de la tela, ni investiga la dinámica de los fluidos corporales, como el flujo sanguíneo.

Por tanto, la hipótesis del bajo relieve quedaría pendiente de una larga lista de aspectos a resolver. Es decir, lo que otros intentaron y fracasaron, ahora ni se intenta considerar.

Se limita a un interesante y bonito estudio de utilidades digitales de modelos de cuerpo humano y telas, sin salir de la pantalla del ordenador.

No propone un tipo concreto de material para el supuesto bajorrelieve. ¿Sería bronce, madera, piedra? 

Y sólo analiza la imagen frontal, es decir, trata la mitad del problema. Parece deducirse que la imagen de su estudio se produce por contacto del cuerpo virtual con la tela virtual según los comentarios del autor. Aquí ya encontramos otra objeción ya que no se propone un mecanismo que explique el carácter tridimensional de la imagen de la Síndone si sólo se imprime por contacto. 

Los bajorrelieves no sangran

Luego está el tema de la sangre, que los estudios forenses confirman que corresponden a heridas verdaderas de un cuerpo humano, algunas de ellas coaguladas y rodeadas del suero sólo perceptible bajo iluminación ultravioleta. Los bajorrelieves no sangran. Además, Adler y Heller observaron con sorpresa que donde había sangre, debajo, el lienzo no tenía imagen. La sangre había protegido la tela del proceso de formación de imagen.

En un escenario de bajorrelieve que quisiese respetar esta característica, el lienzo se tendría que haber puesto sobre el cadáver de un crucificado con heridas de clavos en manos y pies, corona de espinas y lanzada en el costado además de flagelado. Una vez manchado, se habría retirado el lienzo del cadáver con tal cuidado que las manchas habrían quedado íntegras en el lienzo y el cadáver “limpio” ya que los coágulos están completos en la Síndone como si no se hubiese quedado una parte en la piel del cadáver como tendría que haber sucedido.

Ese lienzo manchado se habría puesto sobre un bajorrelieve que representase perfectamente el anterior cadáver. Y por un mecanismo desconocido se habría formado una imagen tridimensional respetando la integridad de las manchas previas. Se trata de una hipótesis incompleta y ciertamente retorcida.

¿Una tela que cuelga, sin losa, sin soporte?

Cicero Moraes supone un bajorrelieve en el centro de una plancha que continúa lisa más allá de los límites del cuerpo. Con ese modelo de bajorrelieve, si se considera la hipótesis (ya planteada hace décadas) de metal incandescente, la Síndone habría aparecido oscura en todo el contorno del cuerpo.

Finalmente, la verdadera objeción que pone al caso de un cuerpo real envuelto en su virtual tela es que la imagen no sería la proyección perpendicular con ausencia de los laterales del cuerpo que se observa en la Síndone sino que estaría distorsionada generando proporciones más anchas, lo que en la cara se conoce como "efecto Máscara de Agamenón". El lienzo simulado digitalmente en el estudio de Moraes cae por los lados curiosamente “al vacío” sobre un cuerpo flotando en el espacio sin estar apoyado en una losa.

Figura 2B del artículo comentado (Image Formation on the Holy Shroud).

Es lo que permite que el lienzo virtual caiga en vertical por los lados. Esta modelización es irreal. Lo razonable era que el cuerpo estuviese apoyado en una superficie plana.

Una simple simulación de una superficie plana sobre la que estuviese apoyado el cuerpo ya había dado como resultado que los laterales de la tela depositada suavemente sobre el cuerpo bajasen a tocar la losa en ángulo separándose de los lados del cadáver excluyendo así la formación de imagen lateral.

Algunos autores incluso proponen que la parte superior estaría casi horizontal desafiando la ley de la gravedad. Sin embargo, Moraes menciona expresamente la envoltura “ajustada”. Si su resultado en ese caso no se corresponde con lo observado, podría haber concluido que la hipótesis de partida no era correcta y simplemente que no estaba ajustado.

La omisión de la “losa” en su modelo refuerza la conclusión a la que llega, pero, siendo una hipótesis irrealista, hace sospechar que está orientada a la conclusión deseada. Este proceder cuestiona su rigor científico.

La conclusión de su trabajo que habría contribuido correctamente al conocimiento de la Síndone es que el lienzo no estaba ajustado al cuerpo en el momento de la formación de la imagen sino extendido sobre la losa debajo del cuerpo y suavemente depositado sobre el cuerpo. Efectivamente esto es lo que mejor corresponde a lo que se observa en la Síndone. Ya había simulaciones digitales previas en este sentido ("Critical Analysis about the Radiation Direction in the Formation of the Shroud of Turin Image", de Giulio Fanti y Riccardo Campion ). Si hubiese realizado su modelo para la parte dorsal, no le habrían salido las distorsiones que encuentra para la figura frontal.

En conclusión, el artículo no propone realmente un modelo acabado de un posible bajorrelieve. Se limita a jugar con las utilidades de modelización digital sin considerar una conclusión más próxima a los estudios previos: que la Síndone no estaba ajustada al cadáver en el momento de formación de su enigmática imagen.

*El autor, César Barta, es físico por la Universidad Complutense de Madrid y miembro de la Sociedad de Científicos Católicos de España y del Centro Español de Sindonología.