Religión en Libertad

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La libertad, más que la ausencia de condicionamientos exteriores y de una pluralidad de opciones y objetos de consumo, es la condición interior del hombre que se orienta a la verdad y al bien. Entonces es libre con una libertad redimida que no se deja atrapar por la propia concupiscencia ni por el pecado que debilita para arrastrarnos a esclavitudes diversas.

El amor, más que un sentimiento, es una entrega abierta incluso al sacrificio, como respuesta a un amor de donación que se nos dio primero, el amor de Dios manifestado en Cristo Jesús. Incluye la afectividad, pero realmente toca a toda la persona, le aporta luz y conocimiento y realiza su propio ser personal. La libertad y el amor, vividos en su verdad más originaria y radical, se cumplen ampliamente en los santos. Nadie más libre que ellos, nadie amó mejor que ellos, por lo que realizaron al máximo su humanidad en Cristo.

Los santos pusieron en juego su humanidad completa, entregándose a Dios. En Él y por Él vivieron una libertad interior hasta entonces desconocida, la libertad de los hijos de Dios; en Él y por Él, vivieron un amor de entrega absoluta, porque situados tan cerca de Dios, supieron acercarse a sus hermanos, los hombres. Arriesgaron, y fueron libres. Arriesgaron, y aprendieron a amar sin cortapisas. Por eso los santos nos descubren la verdadera libertad y el verdadero amor, y son ejemplo claro y exponente alto del verdadero humanismo cristiano.

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