Tú y el cambio climático
por Benigno Blanco
Tú y el cambio climático.
El papa Francisco acaba de publicar la Exhortación apostólica Laudate Deum, un breve texto en que profundiza con acentos de creciente preocupación en sus anteriores enseñanzas sobre la actual crisis climática. Lo que más me ha interesado de ese texto pontificio es el capítulo final (nn. 61 y ss.) en que apela a la responsabilidad personal para que cada uno asumamos estilos de vida que –ajenos al consumismo irresponsable- coadyuven al sostenimiento del planeta. Así, por ejemplo, dice lo siguiente:
- No obstante, todo suma, y evitar entre todos un aumento de una décima de grado en la temperatura global ya puede ser suficiente para evitar algunos sufrimientos a muchas personas. Pero lo que importa es algo menos cuantitativo: recordar que no hay cambios duraderos sin cambios culturales, sin una maduración en la forma de vida y en las convicciones de las sociedades, y no hay cambios culturales sin cambios en las personas.
- El esfuerzo de los hogares por contaminar menos, reducir los desperdicios, consumir con prudencia, va creando una nueva cultura. Este solo hecho de modificar los hábitos personales, familiares y comunitarios alimenta la preocupación frente a las responsabilidades incumplidas de los sectores políticos y la indignación ante el desinterés de los poderosos. Advirtamos entonces que, aun cuando esto no produce de inmediato un efecto muy notable desde el punto de vista cuantitativo, sí colabora para gestar grandes procesos de transformación que operan desde las profundidades de la sociedad.
(las negritas son mías, no del texto papal).
Esta consideración de Francisco me recordó un libro de una ecologista nórdica que leí hace tiempo y que recensioné en Nueva Revista; en el que la autora defiende la misma idea del papa pero arropada por abundante información y ejemplos prácticos de cómo todos podemos influir con nuestros hábitos de conducta y consumo en el equilibrio ecológico de nuestro entorno.
En el siguiente link os ofrezco aquella reseña y os invito a leer el libro:
Benigno Blanco
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