Viernes, 19 de abril de 2024

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Con motivo del centenario de su nacimiento

Entrevista sobre el padre Miguel de Bernabé

por Los Tres Mosqueteros

Con ocasión de la clausura del centenario del nacimiento del padre Miguel de Bernabé (1922-2022), fundador del Gardendal y formador de seglares, entrevistamos a Jaime Cidoncha López, ingeniero naval, presidente del Gardendal y de la Fundación Padre Miguel de Bernabé. Muy cercano colaborador del mismo durante casi cincuenta años es un profundo conocedor de su vida y su obra.

Quizá, para muchos lectores, la primera pregunta debería ser quién fue el padre Miguel de Bernabé.

Fue un sacerdote (de la diócesis de Cádiz) que, como él mismo dice en sus memorias, tras su ordenación, se dio cuenta de lo mal preparado que estaba para orientar a quien se acercaba a él buscando guía para ser un cristiano santo, a no ser llevándolo por el camino del consagrado: sacerdocio o votos. Intuía que eso no podía ser así, y que la instrucción y la praxis de los católicos seglares no podía ser una adaptación de la monástica, y buscó respuestas, pero no las encontró convincentes. A la vista de ello, junto con el grupo de jóvenes que ya le rodeaban, para paliar esa carencia, inició una búsqueda que ha durado toda su vida. Paralelamente, estudió los males de la Iglesia a fin de encontrarles solución. Sus trabajos en esta doble búsqueda han dado resultados de un valor extraordinario.

 

                     El padre Miguel de Bernabé y el presidente de la fundación (2003)

 ¿Qué rasgos destacaría de él?

Era un hombre de extraordinaria calidad humana, de vida austera y sencilla, con una elegancia innata, delicado, muy alegre y muy sensible a la belleza y a lo espiritual. Cautivaba inmediatamente al que lo trataba. Apasionado por Cristo, y de profunda devoción a Nuestra Señora, amaba a la Iglesia.

En cuanto a lo intelectual, era un gran pensador y un gran conocedor de la Historia. Tenía una inteligencia y una memoria fuera de lo común. En él todo era lógico y coherente. Planteaba las cuestiones ⸺por difíciles que fuesen⸺ con toda claridad y rigor, y las estudiaba hasta resolverlas sin dejar puntos nebulosos. Ello le ha llevado a dar soluciones claras y fundamentadas a cuestiones importantes sobre las que hay una general confusión. Además, y esto escasea, era extraordinariamente conciso, es más, detestaba la verborrea y la consideraba un gran mal de la Iglesia actual y de la sociedad en general.

¿Y como sacerdote?

Destacaré su forma de celebrar la Eucaristía. Tal vez era en la misa donde mejor se nos mostraba su talla espiritual: sensibilizaba lo Divino. Participar de ella era como ser testigo de un diálogo con Dios y penetrar un poco, llevados de su mano, en el milagro de la Eucaristía. Nos sentíamos partícipes del Sagrado Misterio.

 ¿Alguna anécdota que nos muestre cómo era?

Una que me parece muy expresiva es lo que una persona comentó sobre él: «Cuando llego al salón siempre me resulta fácil saber dónde está el padre. En el grupo donde más animación y más risas hay, allí está él». Así de alegre era y así su amor al prójimo.

Otra anécdota que muestra también su amor al prójimo y, en este caso, su cristiana paciencia, la conocemos por la persona que le cuidó durante su enfermedad y que la cuenta así: «Le oía, a veces, quejarse de dolor cuando se creía solo; pero que al entrar en la habitación para atenderle, siempre me recibía con una sonrisa, como si no le doliera nada».

Permítame ahora otra cuestión. En concreto, ¿qué legado deja a la Iglesia?

Me temo que aquí no me va a quedar más remedio que alargarme.

El padre De Bernabé se ocupó de los católicos, digamos, «ordinarios», es decir, de aquellos que no se sienten llamados ni al sacerdocio ni a profesar los consejos evangélicos (en ninguna de sus fórmulas). Este conjunto de fieles (que son casi un 99 % de los miembros de la Iglesia Católica) no tienen hoy un nombre que los identifique, por lo que, para entendernos, me referiré a ellos como «seglares». Pues bien, sobre estos «seglares» está casi todo por hacer (definición, características, misión, instrucción, praxis…) y esta es una grave carencia. Las aportaciones del padre De Bernabé en este campo abren caminos nuevos para la Iglesia y el mundo y son ya de por sí un legado extraordinario.

Complementario a lo anterior, desarrolló un completo programa de instrucción con numerosas aportaciones (en lo relativo a la praxis), y en el que trata aspectos tan fundamentales como, por ejemplo, el progreso en las etapas de la vida espiritual («Heptalogía»), basada en Las Moradas de Santa Teresa, o  recordar y revitalizar el mandato bíblico de construir en la tierra un paraíso y una humanidad modelo, que es la tarea por excelencia del seglar.

Además, para llevar a cabo esta importantísima tarea, ha ideado y comenzado a desarrollar la «Mundotecnia», la ciencia de la construcción de un mundo ideal, de la que ha dejado fundamentación, definición, principios y otras valiosas contribuciones.

Por otro lado, están sus trabajos sobre los males que aquejan hoy a la Iglesia y sus soluciones. El asunto, como ve, es importantísimo; el valor de su aportación depende, lógicamente, de lo acertado de su diagnóstico y de los remedios que aconseja. El tiempo lo dirá.

Como ve, su legado trata de materias importantísimas, y sus ideas impresionan por la amplitud de sus metas y porque aún así se ven realizables. Por cierto, para evitar, en lo posible, el deterioro de sus enseñanzas las ha dejado grabadas. Imagínese la tranquilidad y ventajas que implica esto.

 ¿Alguna otra aportación a resaltar?

Resaltaré, también, el Gardendal, el grupo que formó en vida y que puede ser un modelo (aún incipiente) de praxis seglar. En nuestra opinión, una de esas “minorías creativas” que determinan el futuro de las que hablaba Benedicto XVI.

También que transmitía (y así intentamos hacerlo nosotros) un cristianismo brillante, de planes grandiosos: la santidad, la perfección, el mundo ideal, la evangelización universal, la felicidad también aquí, en la tierra…

¿Y la Fundación Padre Miguel de Bernabé?

En la línea de lo que vengo diciendo, al ser conscientes del valor de su obra (que consideramos un tesoro para la Iglesia y para la sociedad en general), algunos de sus colaboradores más cercanos hemos constituido la Fundación Padre Miguel de Bernabé, a la que, a su fallecimiento, legó su obra y el patrimonio relacionado con ella, y que tiene como fin su custodia, ordenación, publicación y divulgación.

 Y, ya que estamos con ello, ¿ha organizado la Fundación algún programa de actividades para celebrar este Centenario?

Sí, por supuesto. Durante todo el año 2022 hemos puesto empeño e ilusión en preparar una serie de eventos bajo el lema “Celebrar, profundizar y agradecer”. Por citar algunos, destacaría el estreno de seis audiovisuales de producción propia que muestran diversos aspectos de su vida y su obra; la audición de su composición “Oratorio de Navidad”; la visita a diversos lugares de España significativos en su vida; la publicación y presentación de su libro “Maravillosa Santa Teresa”; varias conferencias y, sobre todo, lo que tal vez ha marcado estas celebraciones: la presentación en el pasado mes de agosto de su biografía, que estamos preparando para su edición.

Volviendo de nuevo al grupo que formó, ¿qué fines tiene el Gardendal?

Se trata de un grupo de católicos que aspiran a la santidad sin más compromisos que los del Bautismo, y tiene como fin ayudar a sus miembros (y que se ayuden mutuamente) a instruirse en cristianismo y vivirlo. Además, y esto es muy importante, es el principal medio que tenemos de transmitir a otros lo mucho que hemos recibido. Y en eso estamos.

Finalmente, para el que esté interesado, ¿cómo es posible conocer más sobre las enseñanzas del padre De Bernabé?

            El camino más directo es acudir a sus páginas web donde hay más información y, a través de ellas, a la fundación que lleva su nombre o al Gardendal. Aparte lo anterior, al alcance de cualquiera están sus obras ya publicadas como, por ejemplo, sus libros sobre el Evangelio («El Evangelio vivido», «El Evangelio en ideas» y «El Evangelio Olvidado»), o «Askesis, el viaje misterioso», sobre cómo progresar en el amor a Dios.

 Muchas gracias por todo. ¿Desea añadir algo más?

¡Ojalá haya sabido trasmitir el valor de la obra del padre De Bernabé! aunque soy consciente de la dificultad de conseguirlo solo enunciando ideas que, lógicamente, necesitarían explicación.
Muchas gracias.

           

 

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