Este sábado 25 de marzo, festividad de la Anunciación, es también la Jornada Mundial de la Vida. Hay mujeres que a pesar de tenerlo todo en contra y ser empujadas por el sistema a deshacerse de su hijo deciden valientemente seguir adelante con su embarazo. Es el caso de María (pseudónimo), una joven que fue maltratada seriamente y violada, motivo por el cual quedó embarazada. Gracias a la ayuda de la asociación Provida pudo salir adelante y dar a luz al gran regalo que ha recibido en su vida. Lo recoge el semanario de la Archidiócesis de Mérida-Badajoz:

-María tú has sido maltratada por quien fuera tu pareja, incluso te violó, a raíz de lo cual te quedaste embarazada.

-En una de las muchas agresiones que sufrí, me violó y me dejó embarazada. Ya embarazada me volvió a agredir en plena calle y me provocó un desplazamiento de placenta, lo que me tuvo cuatro meses en la cama.

-Tu situación económica no era buena. Además del maltrato, estaban los bancos detrás de ti para quitarte la casa y tenías más hijos.

-La decisión que se te plantea era abortar a esa niña. La situación en la que me veía era terrible, ni siquiera podía ir a trabajar al encontrarme en cama.

-Tú acudes a un centro para decir que quieres abortar.

-Sí, fui a un centro de Planificación Familiar a pedir información para abortar y hacerlo gratuitamente, con cargo a la Junta.

-¿Qué te dicen?

-Me informaron poco. Lo único que me dicen es que voy a ir a una clínica a abortar, que los gastos corren a cargo de la Junta y que no sabían cómo podía salir de ahí por mi estado de salud. Todo me daba mucho miedo.

-¿Pensabas que abortar era librarte de un problema?

-Pues (silencio). Yo sentía que no me iba a librar del problema, veía otros problemas más porque tenía otro niño de 16 años. Opté por luchar por la vida de mi niña y por la mía.

-¿En algún momento pensaste que abortar era matar a tu niña?

-Sí. Además ella no tenía culpa de nada.

 -A pesar de ello, ¿te lo seguías planteando?

-Sí, porque las circunstancias eran muy críticas. Nos veíamos en la calle. En esos momentos es muy importante quiénes alrededor, quién te aconseje, porque eres muy vulnerable.

-¿Quién te aconsejó “bien”?

-Me dieron un número de teléfono, contacto con la asociación Provida y todo cambió. Se volcaron conmigo los cuatro meses que estuve en cama en los que me asistieron con médicos, incluso de pago, me proporcionaron toda la alimentación que necesitaba porque estaba con anemia, sin hierro... necesitaba asistencia casi las 24 horas del día. Ellos se volcaron, fue lo mejor que me pudo pasar en esos momentos. Además, lo hacen con muchísimas mujeres.

-¿Qué sentiste la primera vez que oíste el latido del corazón de tu hija?

- Ufff. Mucha ternura a pesar de la manera que vino. Yo dije: esto es mío y nadie me lo va a quitar. Esta niña me la ha dado Dios y es mía y va a ser mía. Y mía es.

-¿Alguna vez te has arrepentido de no haber abortado?

-No, nunca. Me he alegrado, mi hija es preciosa, llena de vida, alegre, dicharachera, tiene unas notazas en el cole, es superagradecida de todo lo que hago por ella... Es la niña de mi vejez, no me veo sin ella, es mi compañera de fatigas.

-La niña es todavía pequeña. ¿Le contarás esto cuando sea mayor?

-Cuando llegue el momento que pida información le contaré la verdad.