Robert Francis Prevost Martínez, agustino norteamericano obispo de Chiclayo (Perú) desde 2014, será a partir del 12 de abril de 2023 el Prefecto del Dicasterio para los Obispos (importantísimo, es el que ayuda al Papa a nombrar obispos) y Presidente de la Pontificia Comisión para América Latina.

Sustituirá en ambos cargos al cardenal canadiense Marc Ouellet, que ha presentado su renuncia por razones de edad y ha estado casi 13 años en el cargo, 3 con Benedicto XVI y casi 10 con Francisco.

Prevost Martínez recibirá el título de arzobispo y será obispo emérito de Chiclayo.

Prevost, misionero en Perú y superior de los agustinos

Robert Francis Prevost Martínez nació en Chicago (EEUU) en 1955. Su padre, Louis Marius Prevost, es de ascendencia francesa e italiana, y su madre, Mildred Martínez, es de ascendencia española.

Entró en el noviciado agustino en 1977, hizo los votos solemnes en 1981. Estudió Filosofía en la Universidad de Villanova, en Pensilvania (1973-1977) –donde también sacó el título de bachiller en Ciencias Matemáticas— y Teología en la Catholic Theological Union, de Chicago (1978-1981).

Fue ordenado sacerdote en Roma en 1982 y allí se tituló tres años después como doctor en Derecho Canónico en la Universidad Pontificia de Santo Tomás de Aquino («Angelicum»), en Roma. Tras eso, fue enviado de misionero al Vicariato agustino de Chulucanas, Piura, al norte de Perú.

En 1988, los agustinos le enviaron a Trujillo (Perú) a formar novicios agustinos de los Vicariatos de Chulucanas, Iquitos y Apurímac. Fue uno de los fundadores de la actual comunidad de agustinos que hay en Trujillo. Allí fue prior, director de formación, maestro de profesos, prefecto de estudios en el Seminario Mayor de Trujillo, juez eclesiástico, párrico en dos urbanizaciones y también en zonas pobres del sur de la ciudad.

En 1998 fue elegido prior provincial de los agustinos de la provincia, y en 2001, Prior General, ministerio que la Orden le volvió a confiar en el Capítulo General Ordinario de 2007.

En octubre de 2013, después de su ministerio en Roma, regresó a su Provincia (Chicago). Allí se desempeñaba como maestro de profesos y vicario provincial, cuando el papa Francisco, le nombró en noviembre de 2014 administrador apostólico de la diócesis de Chiclayo, Perú. Fue ordenado obispo ese año, y obispo de la diócesis en 2015.

En mayo de 2019 fue nombrado miembro de la Congregación vaticana para el Clero. En abril de 2020 el Papa lo nombró administrador apostólico de la diócesis del Callao, en reemplazo del obispo español José Luis del Palacio.

El Papa Francisco con el cardenal Ouellet en 2022; Oullet llevaba casi 13 años al frente de la Congregación de los Obispos, que ayuda a hacer los nombramientos de obispos de todo el mundo.

La retirada de Ouellet, que fue papable en 2013

El sulpiciano canadiense Marc Ouellet aparecía en 2013 en todas las "quinielas de papables", por haber sido gran colaborador de Benedicto XVI, quien le nombró prefecto de la Congregación de los Obispos. Francisco le ha mantenido en ese importante cargo hasta ahora, cuando ha aceptado su renuncia por razón de edad.

Ouellet fue hombre de confianza de Benedicto XVI durante años. Presentó el libro de Ratzinger sobre Jesús en la Sala de Prensa vaticana y representó a Benedicto en el Congreso Eucarístico Internacional en Dublín y en la ostensión de la Sagrada Túnica de Jesús en Alemania. Son signos de la confianza que el Pontífice alemán depositó en él.

Ouellet fue misionero durante años en América Latina. Se conoce una anécdota de cuando volvió de visita a zonas de selva en Perú ya estando en la Curia. Visitando a unas religiosas en la selva peruana, se quedó dormido en el suelo de su capilla donde estuvo rezando. Tampoco había otro sitio. Un sacerdote que no lo sabía, entró, lo vio, se asustó y avisó a las hermanas de que había un hombre durmiendo en la capilla. Le explicaron que sí, que quien dormía en el suelo era un cardenal y Prefecto de la Congregación de los Obispos. Los dos celebraron luego juntos la misa.

El joven Ouellet fue ordenado sacerdote en 1968, empezó como profesor en Colombia, en el Seminario de Bogotá. En los años 70 y 80 ejerció su ministerio en Colombia, con los sulpicianos, orden especialmente dedicada a la formación de clérigos.

Cómo debe ser un obispo

Cuando fue nombrado prefecto de la Congregación de Obispos, un entrevistador le preguntó cómo debe ser un obispo.

"Debe ser un hombre firme: lo más importante es la fe del pastor", respondió Ouellet. "Debe ser un hombre preparado intelectualmente, capaz no solo sólo de predicar la fe sino también de defenderla. Este es un rasgo que San Pablo subraya cuando habla de los obispos. Pienso que necesitamos hombres valientes. En la cultura se ven menos valores cristianos y los medios de comunicación son a veces muy críticos con la Iglesia. Por lo tanto, se necesita coraje para afrontar estos ataques y para proteger a los fieles de todas estas corrientes anticristianas así como para hacerles mantener la fe”.