Santoral hoy: 11 de octubre. San Kenneth de Kilkenny, ermitaño y abad.

 

Kenneth (Canice, Ken) nació sobre 515 en Derry, Irlanda del Norte. La leyenda más conocida (porque hay varias) cuenta que su padre era un bardo de ascendencia real y su madre fue Santa Melle (11 de octubre). Sin emargo, otra leyenda dice que eran sus padres tan pobres, que decidieron abandonarlo en una cesta de mimbre a la orilla del mar, confiando que alguien lo hallaría y le criaría. Pero he aquí que unas gaviotas tomaron la cesta y la llevaron a un alto peñasco, donde hicieron con sus plumas un blando colchón al bebé. Al peñasco subía cada día una cierva para alimentar al niño. Cuando tenía unos meses, le descubrió un pastor pobre que no tenía hijos y lo llevó a su casa, dando gran alegría a su esposa.

Durante su infancia fue pastor del monasterio de Clonard, a cambio de recibir educación, de lo cual se encargó el mismo fundador del recinto, San Finian (12 de diciembre). También se formó en Glasnevin, bajo la tutoría de San Mobhi (12 de octubre), junto a sus amigos San Kieran de Clonmagnoise (9 de septiembre) y San Comgall de Bangor (10 de mayo). No es extraño que así ocurriese pues que los niños se formasen en los monasterios era costumbre extendida, y muchos de los cuales tomaba el hábito monástico, luego de una vida en la que fuera de los muros poco habían visto. Cuando aún era pequeño, una epidemia arrasó su monasterio y huyó a Gales, donde pidió a San Cadoc (24 de enero) entrar a su monasterio de Llancarvan, donde siguió estudiando y finalmente fue monje. Allí se formó en las Escrituras, las cuales llegó a conocer de memoria a base de leerlas y copiarlas.

Un vez ordenado presbítero sobre 545, junto con dos compañeros viajó a Roma, a pedir la bendición del papa Pelagio I para iniciar su misión apostólica. Durante 20 años predicó en su tierra natal, alejando a la gente del paganismo, construyendo iglesias y desterrando las costumbres bárbaras de sus coterráneos: En una ocasión, halló al rey Mac Cormac Diarmaid, a punto de sacrificar a un niño mediante el espantoso ritual de dejarlo caer sobre agudas lanzas puestas en punta. Kenneth reconvino al rey y se ofreció para sustituir al niño si era necesario. Así que, confiando en Dios, se arrojó sobre las lanzas, que no le hicieron daño alguno. El rey se convirtió ante aquel portento y en adelante prohibió los sacrificios. Pasó a Escocia en 565 y pidió a su rey, Brude, que era pagano, que le permitiese fundar un monasterio. El rey accedió, pues se interesaba en el cristianismo. Así fue que Kenneth funda el monasterio de Aghaboe. Fundó otros, o al menos algunas ermitas para solitarios, de las que alguna aún se conserva bajo su memoria. Gustaba de retirarse a la soledad, y durante una etapa en Ossory hizo una transcripción de los Evangelios, con un Comentario que aún se conoce.

Fue amigo de San Columbano de Iona (9 de junio), desde que juntos se formaron con Finian. Gustaba Kenneth de visitar frecuentemente a su monasterio de la isla de Iona. Una tradición narra que un día de terrible tormenta Columbano mandó preparar la celda de invitados, a lo que los monjes le replicaron que nadie se acercaría habiendo tal borrasca. Pero el abad replicó: "El Todopoderoso nos envía un santo varón que vendrá a nosotros antes de la noche, al cual abrirá un canal de calma en medio de la tormenta". Y así fue, al anochecer desembarcaba Kenneth, que había atravesado la tormenta en paz, aunque los marinos confesaron que habían visto la tormenta de lejos y a ambos lados del barco. Otra leyenda dice que, al despedirse, Kenneth olvidó su báculo en Iona y Columbano lo llevó a la iglesia abacial y mandó a los monjes entonasen oraciones. Entretanto, Kenneth llegó a su monasterio y solo allí notó con vergüenza la falta de su báculo. Hizo oración y en ese momento, el báculo se posó ante él. Pues claro, había volado desde Iona ante los ojos de los monjes que le habían visto salir por una ventana de la iglesia.

Cuando iban a fundar el monasterio de Kilkenny halló el santo una mujer moribunda en la nieve, con un bebé. El santo hizo oración y se encendió un fuego en medio del hielo, con el cual pudo darle una bebida caliente a la mujer, que se animó y siguió camino con su hijo. Gustaba San Kenneth de retirarse al monte, donde un ciervo sostenía entre sus astas el breviario. En una ocasión el animal se asustó de repente y salió corriendo sin que Kenneth pudiera terminar el oficio, cosa que el santo sufrió. Pero he aquí, que al cabo de un año exacto, cuando se celebraba la misma fiesta, apareció el ciervo con el libro abierto por la misma página, y el santo abad pudo terminar el oficio litúrgico. En Kilkenny trabó amistad con los gloriosos santos irlandeses San Fintan de Clonenagh (17 de febrero), San Brendan de Birr (29 de noviembre) y San Mochaemhog de Liath (8 de enero), con los que departía de las cosas del cielo frecuentemente, siendo una de sus grandes alegrías.

Murió con 84 años, sobre el año 577, en el monasterio de Aghaboe, donde poco a poco se fue apagando. Estando para morir no aceptó que ningún monje le diera la extremaunción, pues Dios le había revelado que otro de fuera de la administraría. Y así fue, pues sabiéndolo por revelación, San Fintan le llevó la eucaristía. fue sepultado en el mismo monasterio y el rey Colman enriqueció la iglesia y su culto, que comenzó a raíz de su fallecimiento. Muchos milagros se cuentan, algunos relacionados con peregrinos a los que el santo guiaba en medio de la noche hasta su iglesia.

Fuentes:
-"Lives of Irish Saints". JOHN CANON O'HANLON.
-"Celtic Saints". MARTIN WALLACE. Appletree Press, Limited, 2007.

A 11 de octubre además se celebra a Santos Taraco, Probo y Andrónico, mártires.