Tras celebrar la Eucaristía en San Pedro en el día de la Palabra de Dios, el Papa Francisco rezó como cada domingo el Ángelus desde el balcón que da a la Plaza de San Pedro. Allí, ante la presencia de varios miles de fieles destacó de la liturgia del día la palabra “hoy”, que “atraviesa toda época y permanece siempre válido

 "La profecía de Isaías se remontaba a siglos antes, pero Jesús, por la fuerza del Espíritu (v. 14), la hace actual y, sobre todo, la lleva a cumplimiento", puntualizó Francisco.

Tal y como recoge Vatican News, el segundo punto que subrayó el obispo de Roma es la admiración con la que los paisanos de Jesús reciben sus palabras: "Incluso si, nublados por los prejuicios, no le creen -continuó Francisco- se dan cuenta de que su enseñanza es diferente de la de otros maestros: intuyen que en Jesús hay más: la unción del Espíritu Santo”.

En este sentido, el Pontífice puso en guardia sobre el riesgo de hacer que las predicaciones y  enseñanzas "permanezcan genéricas y abstractas", sin tocar el alma y la vida de la gente.

 

¿Por qué ocurre esto? Para el Papa la respuesta es sencilla: “Porque les falta la fuerza de este hoy, ese que Jesús ‘llena de sentido’ con el poder del Espíritu. Se escuchan conferencias impecables, discursos bien construidos, pero que no mueven el corazón, y así todo queda como antes. La predicación corre este riesgo: sin la unción del Espíritu empobrece la Palabra de Dios, cae en el moralismo y en conceptos abstractos; presenta el Evangelio con desapego, como si estuviera fuera del tiempo, lejos de la realidad”.

Por esto -añadía Francisco- quien predica es el primero que debe experimentar el "hoy de Jesús", para así poderlo comunicar en el hoy de los otros.

Asimismo, en el marco del Domingo de la Palabra de Dios, el Santo Padre agradeció a todos los predicadores y los anunciadores del Evangelio: “Recemos por ellos, para que vivan el hoy de Jesús, la dulce fuerza de su Espíritu que vuelve viva la Escritura. La Palabra de Dios, de hecho, es viva y eficaz (cfr Hb 4,12), nos cambia, entra en nuestros asuntos, ilumina nuestra vida cotidiana, consuela y pone orden. Recordemos: la Palabra transforma una jornada cualquiera en el hoy en el que Dios nos habla”.

En este contexto, Francisco invitó a los fieles a tomar el Evangelio en la mano y leer o releer con calma, cada día un pequeño pasaje: “Con el tiempo descubriremos que esas palabras están hechas a propósito para nosotros, para nuestra vida. Nos ayudarán a acoger cada día con una mirada mejor, más serena, porque, cuando el Evangelio entra en el hoy, lo llena de Dios”.

Finalmente, el Papa propuso leer cada día el Evangelio de Lucas, el "Evangelio de la misericordia", que en este año litúrgico es proclamado durante los domingos: "Familiaricémonos con el Evangelio, ¡nos traerá la novedad y la alegría de Dios!", añadió.

El sucesor de Pedro concluyó haciendo hincapié en que la Palabra de Dios es también "el faro que guía el recorrido sinodal" iniciado en toda la Iglesia. "Mientras nos comprometemos a escucharnos unos a otros, con atención y discernimiento, escuchemos juntos la Palabra de Dios y el Espíritu Santo. La Virgen nos conceda la constancia para nutrirnos cada día con el Evangelio", aseveró.