Un gran cisma está sacudiendo los cimientos en EEUU de la Iglesia Metodista Unida, hasta ahora la denominación protestante más numerosa del país con 6,4 millones de miembros. Las divisiones internas por la aceptación de la "ordenación" de nuevos clérigos favorables a las prácticas  LGBT o la aceptación de uniones homosexuales está causando estragos y se cuentan por miles las congregaciones que han abandonado el paraguas de la estructura central, la Iglesia Metodista Unida.

Según informa Christianity Today, la cifra de comunidades escondidas podría llegar a las 5.800 congregaciones. Muchas de ellas pasarían a integrarse en la Iglesia Metodista Global,  más conservadora, fundada en 2022.

Un cisma que planeaba desde 2019

En 2019 se aprobaron dos relevantes medidas desde la Conferencia General Metodista que abrieron la puerta a la división.

Por un lado, una nueva "ley" que permitía el abandono de la Iglesia Metodista Unida por parte de cualquier congregación si dos tercios de sus feligreses lo aprobaban.

El mismo año se dio una votación que resultó en mantener la prohibición de "ordenar" pastores afines a los postulados LGBT, así como a acoger uniones entre personas del mismo sexo. Entre las sanciones contempladas para quienes promoviesen estas prácticas se encontraban suspensiones de un año sin sueldo para los pastores que oficiasen estas uniones, lo que podría suponer la expulsión definitiva en el caso de reincidir.

En teoría, se supone que "ganó" el sector conservador. Pero en la práctica las congregaciones conservadores fueron dándose cuenta de que el "establishment" general de la denominación no iba a cumplir e iba a usar su poder para presionarles. Ya no se sentían a gusto, sino presionadas.

Gráfica difundida por Christianity Today en base a datos de las "desafiliaciones" congregacionales de la Iglesia Metodista Unida, que podrían ascender a las 5.800. 

Uno de los hechos desencadenantes fue la votación favorable a nombrar obispo a Cedrick D. Bridgeforth , un gay activo y declarado, en noviembre de 2022. Se constataba que la cúpula no estaba cumpliendo lo acordado en 2019. Ya en 2016 se había ordenado a una obispesa lesbiana, Karen Oliveto, pero entonces no existían las normas de 2019. Las medidas contradecían, eso sí, declaraciones y votaciones oficiales previas como la ocurrida en 2012, que reafirmó que los actos homosexuales son "incompatibles con la enseñanza cristiana".

Desde entonces, estos nombramientos o la celebración de uniones homosexuales dejaron ser excepcionales. Esto motivó una creciente salida de integrantes que según Christianity Today ya ha llevado a 5.800 congregaciones a la escisión. Según otras fuentes, la cifra se reduce a 5.458.

En noviembre de 2022, la cúpula de la Iglesia Metodista Unida expresó sus propuestas de acercamiento e invitaciones a miembros afines a los postulados LGBT para que sean "protegidas, afirmadas y empoderadas", según recoge CBN. Sintiéndose despreciadas, cientos de comunidades presentaron peticiones de desvincularse formalmente. Muchas de ellas se están "afiliando" a la nueva Iglesia Metodista Global, que no contempla las políticas LGBT.