Palabras de Su Majestad el Rey en la despedida a Su Santidad el Papa Benedicto XVI al término de la
XXVI Jornada Mundial de la Juventud


Madrid, 21 de agosto de 2011

Santidad,

Hoy concluye Vuestra tercera y muy intensa Visita Pastoral a España con ocasión de la Vigésimo Sexta Jornada Mundial de la Juventud.

Han sido cuatro días llenos de alegrías y vivencias para la multitud de jóvenes de España y del mundo entero, que han seguido Vuestras profundas palabras y reflexiones desde estas generosas y hospitalarias tierras de Madrid.

En las plazas y calles de la capital de España, en la catedral de La Almudena consagrada por Vuestro predecesor Juan Pablo II, en Cuatro Vientos o en San Lorenzo de El Escorial, habéis recibido numerosas muestras de merecido cariño, admiración y respeto.

Junto a Valencia, Santiago de Compostela y Barcelona, a partir de ahora Madrid se recordará como uno de los más importantes y emotivos jalones de Vuestros Viajes a España.

El éxito y la repercusión internacional alcanzados por esta Jornada Mundial, celebrada por segunda vez en nuestro país, han contado con el trabajo, el esfuerzo y la dedicación de tantas personas, entre los que los voluntarios merecen sin duda una especial mención.

Todas ellas han contribuido a demostrar una vez más al mundo el sincero espíritu de acogida que distingue a la sociedad española.

Santidad,

Habéis dirigido palabras de amor y esperanza, así como de aliento y confianza, a una juventud depositaria de sentimientos y valores como el compañerismo, la amistad y la solidaridad.

Nos animan a contar en mayor medida con el compromiso generoso de la juventud para construir el mundo más justo, más pacífico, más solidario y más sostenible, en términos de protección ambiental, que todos deseamos.

Ese mundo mejor -desde el respeto a la libertad y la dignidad de la persona- requiere del esfuerzo, del diálogo, del entendimiento y de la cooperación de todos para asegurar la concordia, y para superar crisis y desafíos.

El presente demanda concentrar nuestra atención en los jóvenes si queremos ganar el futuro que ellos representan y se merecen.

Ese futuro que solo será mejor si situamos los intereses generales por encima de las egoísmos particulares, si pensamos más en lo que debemos hacer por los demás, que en lo que podemos conseguir para nosotros.

Por otro lado, como dijo Vuestra Santidad a los jóvenes congregados en Sao Paulo en 2007, "Los años que estáis viviendo son los años que preparan vuestro futuro... Vivid con entusiasmo, con alegría, pero, sobre todo, con sentido de responsabilidad".

Por eso el futuro exige asegurar nuestra libertad y derechos como ciudadanos, al tiempo que asumir los sacrificios, obligaciones y responsabilidades que impone la convivencia respetuosa y armoniosa entre todos los seres humanos.

Santo Padre,

Termino mis palabras para daros de nuevo las más sentidas gracias por Vuestra nueva Visita a España, a su capital y a la Comunidad Autónoma de Madrid.

Gracias por la esperanza y la ilusión que habéis depositado en la juventud.

Gracias de corazón por Vuestro afecto y amistad.

¡Buen viaje y muy feliz regreso a Roma, Santidad!

Muchas gracias.