En 1902 Lenin publicó su manual comunista "¿Qué hacer?". Ahora ya no le interesa a casi nadie y de hecho quedó caduco incluso con la revolución. Es quizá irónico que ahora en español circule el Docat: ¿qué hacer? que es un compendio de doctrina social de la Iglesia Católica pensando en los jóvenes, que con fotos y lenguaje ágil recoge enseñanzas inmemoriales de la Biblia, doctrinas sociales del siglo XIX de León XIII y reflexiones sobre el uso de las redes sociales en Internet.


El subtítulo "¿Qué Hacer?" reconoce su vocación práctica y transformadora: no quiere ser un libro para teorizar sino para mover a la acción.



En el prólogo, el Papa Francisco explica: "Queridos jóvenes, mi predecesor, el papa Benedicto XVI, puso en sus manos un Catecismo para jóvenes, el YOUCAT. Yo quisiera hacerles hoy entrega de un nuevo Catecismo, el DOCAT, que recoge la Doctrina Social de la Iglesia. El DOCAT quisiera responder a la importante pregunta «¿qué hacer?». Por eso está diseñado como un manual de instrucciones que, poniendo en práctica el Evangelio, nos ayuda a transformarnos primero a nosotros mismos, después nuestro entorno más cercano y, finalmente, todo el mundo". 

¿Piensa Francisco en Lenin y su "Qué hacer"? No parece. Él dice que piensa más bien en Cristo y su frase: "Cada vez que hicisteis así a estos pequeños míos, a mí me lo hacíais", una frase que, asegura, hizo cambiar la vida de Francisco de Asís, de Madre Teesa y de Charles de Foucauld, palabras que los convirtieron. No es una frase devocional: es una frase de acción




Por eso el Papa, en el prólogo del DOCAT, pide "hacer algo más para que esta revolución del amor y la justicia se haga realidad en muchas partes de este maltratado planeta. A muchos les puede ayudar la Doctrina Social de la Iglesia."

"No sueño con grupos de jóvenes sentados bajo los árboles discutriendo sobre ella. Bien está eso, háganlo. Pero mi sueño es más ambicioso: deseo un millón de jóvenes cristianos, o mejor, toda una generación, que sea para sus contemporáneos, la 'Doctrina Social con pies'. Solamente transformarán la tierra aquellos que se entreguen a ella con Jesús y se dirijan, guiados por él, hacia los marginados que viven en medio de la suciedad. Involúcrense también ustedes en política y luchen por la justicia y la dignidad y sobre todo por los más pobres." 




El DOCAT tiene "estilo joven" pero no es para adolescentes ni tampoco es un folletito: son 328 preguntas bien complejas y relevantes y es dudoso que los parroquianos que vemos en misa los domingos sepan responderlas con cierta seriedad. 

Por ejemplo, "¿Se puede ser político y cristiano al mismo tiempo?" (pregunta 219). Sí, "pero en política se trata siempre de aquello que se puede hacer", si faltan medios, mayorías, etc... "no se puede por ello reprochar a los políticos cristianos que tengan que aceptar ciertos acuerdos", aunque "hay algunas decisiones a las que, por motivos de conciencia, ningún político cristiano debe asentir jamás". 

O la pregunta 321: "¿Existen trabajos o tareas sociales incompatibles con nuestra fe?" Se responde que "es imposible ser cristiano y trabajar al mismo tiempo en una clínica de abortos o de eutanasia, también están terminantemente prohibidos el negocio de la prostitución, la producción y difusión de pornografía, la participación directa o indirecta en negocios de droga y el tráfico de personas y cualquier otra práctica de opresión denigrante y dañina". Por otra parte, los periodistas o financieros honestos pueden verse presionados a dejar una empresa si le fuerzan a engañar o estafar. "Pertenecer a Jesús significa decir también rotundamente no a ciertas cosas", explica. 
 


Por otra parte, a la pregunta "¿Debo involucrarme en asociaciones que no sean cristianas?" la respuesta es "sí, los cristianos no deben encerrarse en el gueto de los que piensan igual". Aunque se avisa: cuidado con ser utlizado por otros intereses que manipulan a cristianos de buena voluntad para luego imponer otras intenciones. 


Además de las preguntas, el libro cuenta con cientos de frases de pensadores, santos, filósofos, Papas y fragmentos bíblicos. Por ejemplo, hay una cita de Solzhenitsyn, Nobel de Literatura y autor de Archipiélago Gulag, que defiende el asociacionismo y la elección directa de representantes políticos sin necesidad de partidos: "Así puede ser destituido si lo hace mal, no entiendo la naturaleza de los partidos". Y otra (en la edición española, que es la que comentamos) del escritor español Miguel Delibes: "A los políticos en el poder no les frena hoy la posición, sino los periódicos".

Hay así 4 citas o pensamientos de Saint-Exupéry, diez de Teresa de Calcuta, once de Tomás de Aquino, siete de Hannah Arendt, 5 de la pensadora y mística Simone Weil, 2 de C.S.Lewis y otras 2 de Chesterton, 2 de Cervantes, 3 de Karl Marx, otras 3 de Martin Luther King, 2 de Cicerón, 13 de León XIII y una infinidad de Juan Pablo II y Benedicto XVI.



Solo con leer y meditar las preguntas, las citas de pensadores y la selección de textos de encíclicas y documentos especiales, el lector ya saldría convertido en un experto en Doctrina Social, mucho más que los alumnos que cursan esta materia en las universidades católicas españolas. Pero, además, el libro remite a párrafos y citas del Compendio de Doctrina Social de la Iglesia (igual que el YouCat remitía al Catecismo), lo que permite profundizar más en la enseñanza. 


La gran pregunta es ¿quién y cómo leerá este libro que, aunque tenga fotos y dibujitos, cuenta con más de 300 páginas? 

El formato ideal se supone que es el de jóvenes, probablemente de 17 años o más, que se reúnen para leer y comentar distintos capítulos, de forma más o menos sistemática. Los autores del libro (un equipo dirigido por el cardenal Schonborn de Viena y el cardenal Marx de Berlín) parecen suponer que eso será bastante frecuente. Pero en España no parece que todavía se haya difundido mucho tal práctica. Quizá puede hacerse en Hispanoamérica u otros países. 



Lo que está claro es que quien lo trabajara así, sistemáticamente, recibiría mucha más formación, más amplia y mucho más trabajada y ambiciosa que la que reciben las juventudes de los partidos políticos en España, o incluso los adultos de esos partidos. El "qué hacer" de Lenin era un folletito de peleas internas frente al "DOCAT: qué hacer" que ha lanzado Francisco.  


Otra opción es, simplemente, regalarlo a cualquier joven que tenga inquietudes políticas. Para quien se toma en serio la política puede ser una lectura ágil y apasionante, también reveladora.

Incluso a militantes de formaciones fanáticamente dogmáticas y antisistema (como Arran, ligado a las CUP, o grupos de Podemos o del batasunismo) podría ser interesante repartirles el DOCAT y rotuladores de colores y proponerles un juego: "Marca de verde los párrafos que compartes, de rojo los que condenas y de amarillo los que hacen pensar y te parecen interesantes".  Más de un "revolucionario" se llevaría una sorpresa. Por desgracia, no vivimos en épocas de leer 300 páginas marcando y reflexionando, sino de tuits groseros o frivolizantes y linchamientos en las redes. 

Pero con el DOCAT la posibilidad real está ahí, para los que aún leen y reflexionan sobre lo social. 

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