Cuando el pasado día 15 me referí al Evangelio de Tomás, no por apócrifo menos importante y curioso (), prometí dedicar un artículo a su interesante contenido. Pues bien, por lo que a él se refiere, cabe diferenciar entre dos clases de versículos: los que registran similitud con los que recogen los evangelios canónicos, y los que son totalmente originales de Tomás.
 
            Entre los primeros, nos encontramos por ejemplo éstos:
 
            “Dijo Jesús: ‘El que busca no debe dejar de buscar hasta tanto que encuentre’” (Tom. 2 similar a Mt. 7, 8).
 
            “Dijo Jesús: ‘He aquí que el sembrador salió, llenó su mano y desparramó. Algunos (granos de simiente) cayeron en el camino y vinieron los pájaros y se los llevaron. Otros cayeron sobre piedra y no arraigaron en la tierra ni hicieron germinar espigas hacia el cielo. Otros cayeron entre espinas —éstas ahogaron la simiente— y el gusano se los comió. Otros cayeron en tierra buena y (ésta) dio una buena cosecha, produciendo 60 y 120 veces por medida’”. (Tom. 9, similar a Mt. 13, 3-9).
 
            “Dijo Jesús: ‘La paja en el ojo de tu hermano, sí que la ves; pero la viga en el tuyo propio, no la ves’” (Tom. 26, similar a Mt. 7, 3).
 
            Entre los segundos algunos tan llamativos como los siguientes:
 
            “Y dijo: ‘El hombre se parece a un pescador inteligente que echó su red al mar y la sacó de él llena de peces pequeños. Al encontrar entre ellos un pez grande y bueno, aquel pescador inteligente arrojó todos los peces pequeños al mar y escogió sin vacilar el pez grande’” (Tom. 8)
 
            “Sus discípulos le dijeron: ‘¿Es de alguna utilidad la circuncisión o no?’ Y él les dijo: ‘Si para algo valiera, ya les engendraría su padre circuncisos en el seno de sus madres’” (Tom. 53)
 
            “Dijo Jesús: ‘Quien esté cerca de mí, está cerca del fuego; quien esté lejos de mí, está lejos del Reino’”. (Tom. 82)
 
 
            El tuit del autobús: Dos regiones sublevadas; deslealtad constitucional; incumplimiento de la ley desde los gobiernos regionales; cientos de víctimas mortales; separatistas en regiones donde nunca habían existido; multiplicación de trámites, funcionarios y administraciones; máximos grados de corrupción; presupuestos impagables; descontrol del gasto público; casta política de escasísima estatura moral, profesional e intelectual; terroristas en el gobierno; división entre los ciudadanos… ¿qué más tiene que pasar para que los españoles reconozcamos por fin que el estado de las autonomías ha sido un real y verdadero fiasco?
 
 
 
            ©L.A.
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