El Papa habla de paz sacando a colación conceptos como doctrina social de la Iglesia y bien común

El Papa recibió este viernes a las asociaciones y movimientos que hace un año promovieron en Verona el encuentro conocido como Arena de la Paz, en el que estuvo presente Francisco.

Uno de los momentos estelares de aquel 18 de mayo de 2024, víspera de Pentecostés, fue el abrazo entre dos empresarios, el judío Maoz Inon, cuyos padres fueron asesinados en la masacre terrorista de Hamás del 7 de octubre, y el palestino Aziz Sarah, también empresario, cuyo hermano murió por disparos de un soldado israelí.

Ambos estaba también presentes en la Sala Clementina: "Ahora son amigos y colaboradores. Su gesto permanece como testimonio y signo de esperanza. Les damos las gracias por haber querido estar presentes hoy".

El Papa Prevost recordó las palabras de entonces del Papa Bergoglio, en el sentido de que la construcción de la paz comienza poniéndose de parte de las víctimas, compartiendo su perspectiva: "Esa perspectiva es esencial para desarmar los corazones, las miradas y las mentes y denunciar las injusticias de un sistema que mata y se basa en la cultura del descarte", añadió León XIV.

"El camino hacia la paz exige corazones y mentes formados en la atención al otro y capaces de reconocer el bien común", continuó, porque "el camino que conduce a la paz es comunitario y pasa por establecer relaciones de justicia".

Leer la realidad e inspirarse en la doctrina social

En una perspectiva realista y contraria a prejuicios ideológicos, el Papa afirmó que la paz requiere "largo tiempo" para que los procesos puedan tener lugar, y la "paz auténtica" es la que "toma forma a partir de la realidad (territorios, comunidades, instituciones locales) y escuchando la realidad". Por eso las "diferencias" y el "conflicto" deben ser, más que apartados, "reconocidos, asumidos y atravesados".

En ese sentido, felicitó a proyectos como la Arena de la Paz, que con "creatividad" y "genialidad" actúan "al servicio concreto de las personas y del bien común": "Generáis esperanza".

Ante el exceso de "violencia en el mundo y en nuestras sociedades", hay que educar a los jóvenes en "la cultura de la vida, del diálogo, del respeto". Y si quienes "han sufrido injusticia" y las "víctimas de la violencia" saben resistir "a la tentación de la venganza", se convierten "en los protagonistas más creíbles" de esos procesos.

El Evangelio "y la Doctrina Social", apuntó León XIV (quien en más de una ocasión ha recalcado que inspiró su nombre en el Papa de la "cuestión social", León XIII), son "el alimento constante de los cristianos para este compromiso", aunque pueden valer "para todos, creyentes o no", en cuanto insipirados "en la dignidad de la persona humana y el bien común".

"Os animo a estar presentes en la 'masa' de la Historia como 'levadura' de unidad, de comunión, de fraternidad", concluyó el Papa. Una fraternidad que "debe ser descubierta, amada, experimentada, anunciada y atestiguada en la esperanza de que es posible gracias al amor de Dios".