Julio Tudela y Quintana Paz desmontan en el Congreso Provida la desinformación del lobby abortista
«En la mujer que aborta, el riesgo de muerte crece un 170% frente a la que da a luz a un hijo vivo»

"El aborto no promueve la salud del feto, pero tampoco la de la madre", asegura Julio Tudela.
Tras 27 congresos celebrados por la Federación Española de Asociaciones Provida, podría pensarse que en lo relativo al aborto o la eutanasia está todo dicho. Pero como demostró el filósofo Miguel Ángel Quintana Paz en su ponencia inaugural del Congreso Nacional Provida el pasado viernes, siempre hay nuevas perspectivas desde las que ambos fenómenos pueden ser abordados.
En su caso, el filósofo y director académico del Instituto Superior de Sociología, Economía y Política quiso ofrecer a las decenas de asistentes un análisis alternativo del aborto al margen de sus dos protagonistas más frecuentes, la madre y el abortado: la de los que no han sido abortados.
Quintana Paz introdujo la sentencia de 2022 que despenalizó el aborto hasta la semana 24 de gestación, a raíz de la presión de un lobby, Causa Justa, partidario de que “toda mujer en toda circunstancia pueda practicarse un aborto sin ser criminalizada”.
Dos modelos de maternidad
Un postulado que, según Quintana Paz, está directamente asociado a que la vida de cada feto dependa hasta el último minuto de su madre, "siendo ella la que determinará si el hijo debe vivir o morir”.
Se trata de un planteamiento que podría cambiarlo todo, incluso en la vida de quien nazca, lo que explicó con dos ejemplos.
En un lado, una mujer embarazada superó todo tipo de dificultades para tener a su hijo.
Cuando este nació y tomó conciencia, contó cómo el niño supo que desde su primer momento de existencia “hubo alguien que le consideró bueno, su vida siempre fue preciosa y no estuvo sometido a que otra persona, ni si quiera su madre, pudiese decidir sobre ello. Su vida valía tanto que marcó las decisiones de los demás, algunas bien arduas. Supo que él vale y valió siempre, porque sí”.
Un caso muy distinto a la alternativa desarrollada por el filósofo, la de quienes saben que están vivos “solo porque su madre así lo quiso, porque su madre defiende que hasta las 24 semanas, su vida no tuvo ningún valor y que si ella hubiese cambiado, no estarían vivos”.
Se trata de dos experiencias opuestas con consecuencias que marcan a una persona de por vida. “¿Cómo sería una existencia en que tu madre fuese dueña absoluta de tu alma? ¿Podrás creer en algún dios que te quiera como seas cuando ni si quiera la persona que te estaba más próxima pensaba que valieses algo porque sí?”, planteó Quintana Paz antes de expresar la consecuencia de esta “cultura”.
Lo trágico, dijo, “no es solo que haya madres que participen de estas muertes, sino que también nos dice que si valemos, es solo porque otros decidieron que así fuera”.
Las inconsistencias de la FIV y el aborto
Otro de los ponentes del congreso fue el doctor en Farmacia y director del máster en Bioética de la Universidad Católica de Valencia, Julio Tudela.
Como director del Observatorio de Bioética de la Universidad Católica de Valencia, Tudela alentó a los asistentes a seguir los pasos de grandes exponentes como su maestro, el médico Justo Aznar, Jérôme Lejeune o santos como Madre Teresa o Juan Pablo II, remarcando que “la calidad de una civilización se mide por la forma en que trata a sus miembros más débiles”.
Su ponencia, dedicada al análisis ético de cuestiones que afectan a la vida humana, comenzó incidiendo en los argumentos científicos por los que “nadie en la comunidad científica” sostiene ya elementos como el concepto de preembrión o que el embrión sea una “unidad vital diferenciada”, lo que suele esgrimirse para “crear, manipular o destruir” la misma vida de un ser humano.

Julio Tudela, investigador, profesor, doctor en Bioética y director del Máster en Bioética en la Universidad Católica de Valencia (UCV).
El “drama” de los embriones criopreservados” fue otro de los aspectos centrales de su ponencia, dedicándose en este caso a exponer algunas incoherencias del sistema bioético actual y que lleva a que su cantidad “no deje de crecer”.
“En muchos casos, se cuestiona por qué la ley obliga a conservar a los embriones criopreservados hasta cuatro años mientras que cualquier mujer se le permite eliminarlos abortando”, detalló.
Los límites insospechados de la eugenesia
No faltó en su ponencia la cada vez más vigente cuestión de la eugenesia, que está llevando a países enteros a anunciar que han “terminado” con el Síndrome de Down cuando lo que en realidad ha sido poner en práctica la eugenesia de quienes lo padecen.
“La práctica de la eugenesia llega a límites insospechados. Hasta el 95% de los embarazos en España con síndrome de Down son abortados”, lamenta.
Antes de concluir, empleó sus últimos minutos de ponencia en desmentir el cliché de que “el aborto es salud reproductiva”.
“No promueve la salud del feto, pero tampoco la de la madre. Es un atentado no informarle de que en las mujeres que han sufrido un aborto provocado, el riesgo de mortalidad es un 170% mayor que en las que han dado a luz un hijo vivo. El aborto no las va a liberar. Casi triplica la mortalidad por otras causas. Y la pérdida de un hijo por aborto provocado presenta el doble de riesgo de muerte para la mujer en el año posterior al mismo respecto de un aborto espontáneo”, agregó.