«El otro cónclave» de Roma: cientos de religiosas hablan de sinodalidad a pocos metros de la Sixtina

Cientos de religiosas en la Asamblea Plenaria de la UISG.
Desde el pasado miércoles, el Vaticano ocupa las portadas de grandes medios nacionales a la espera de que los 133 cardenales electores elijan de entre ellos al nuevo pontífice.
Pero a pocos metros de la Capilla Sixtina se celebra desde el lunes y hasta este viernes 9 de mayo lo que medios como Avvenire han llamado “el otro cónclave”. Se trata de la XXIII Asamblea Plenaria de la UISG, la Unión Internacional de Superioras Generales, en la que cerca de un millar de religiosas de todo el mundo, las superioras de sus congregaciones, reflexionan y buscan propuestas para ofrecer esperanza al mundo actual
La asamblea comenzó el pasado lunes en el hotel Ergife Palace de Roma, bajo la dirección de Sor Mary T. Barron, superiora general de la Congregación de las Hermanas de Nuestra Señora de los Apóstoles y presidenta de la Unión Internacional de Superioras Generales (UISG).

Cientos de superioras de distintas congregaciones femeninas se reúnen en Roma estos días, convocadas por la UISG
En declaraciones a los medios vaticanos, Barron explicó que mientras planificaban la conferencia, no imaginaban que tendría lugar en el contexto del cónclave que tiene lugar a pocos metros de la convención.
"La esperanza cristiana no es optimismo: se arraiga en la fe"
Entre sus principales expectativas, espera poder ofrecer desde la oración y la cercanía “aportaciones teológicas sobre el sentido de la esperanza para un cristiano y para la vida consagrada”, centrándose en contextos especialmente difíciles u hostiles como la guerra de Myanmar, la frontera entre Estados Unidos y México o el Amazonas.
"La esperanza no defrauda. Nunca. Y esa esperanza, para nosotros los cristianos, no es mero optimismo, sino que está arraigada en la fe. Es la certeza de que con Dios todo es posible", expresó. Para ella, esa certeza se encuentra indisolublemente unida a la identidad comunitaria: "Uno de los puntos fuertes de la vida consagrada es la fraternidad global. En un mundo cada vez más nacionalista, la vida religiosa muestra que la comunión es posible, que podemos apoyarnos mutuamente más allá de todas las barreras".
Guglielmo Gallone da cuenta en Vatican News de los 13 puestos de traducción y más de 90 mesas para los trabajos presentes en la sala donde se congregaban las religiosas de todo el mundo.

Las superioras de congregaciones religiosas femeninas se reúnen en Roma estos días, convocadas por la UISG
El continente más representado es Europa, con 1046 superioras, 184 proceden de Asia, 166 de África, 28 de Oceanía y 479 de América.
Una de ellas provenía de Myanmar, actualmente en un duro conflicto por el que el Papa Francisco pedía oraciones con frecuencia.
"En Myanmar, las Hermanas de San Francisco Javier están presentes desde hace 128 años. Hoy somos más de 450 y todas sentimos que este país tiene una gran necesidad de paz. Vivimos junto a los que huyen, ofreciéndoles refugio, comida y cuidados”, detalló. La religiosa atestigua cómo además no son pocas las estructuras que han sido bombardeadas o destruidas por el reciente terremoto.
“Sin embargo, ninguno quiere irse”, explica, “esta es nuestra misión: sufrir juntos. Así que esperamos que el nuevo Pontífice siga rezando por nosotros como hizo Francisco, que nos puso en lo más alto de sus oraciones y vino a Myanmar cuando tantos ni siquiera saben dónde está. Él nos dio esperanza. La misma esperanza que tenemos hoy aquí".
Entre otros muchos países, también Brasil se encontraba representado en la persona de Idília María Moreira G. Carneiro, la Superiora General de las Hermanas Hospitalarias, para quien la cuestión de la vida consagrada tiene “una fuerza profética muy grande en sí misma, porque es un testimonio visible de que los valores del Evangelio siguen marcando e iluminando el camino de tantas personas”.
La hermana Bridgitte, por su parte, procede de la República del Congo y destaca cómo este encuentro es "muy beneficioso para nuestra vida consagrada" porque "nos permite unirnos más, conocernos y avanzar juntas por la misma misión. Y además nos permite, como mujeres consagradas, ser verdaderas madres de la Iglesia y estar al pie de la cruz como lo hizo la Virgen María".
Otra religiosa, la hermana Christina Heltsley, de las Dominicas del Rosario de Sinsinawa (Estados Unidos), considera que el papel de la vida religiosa hoy consiste en orientar. En sus propias palabras, en la UISG no se detienen a “constatar lo que está mal”, sino que buscan “afrontar cada desafío con una mirada profética, "convencidas de que la vida consagrada es un don que el mundo todavía necesita desesperadamente, tanto en el norte como en el sur del mundo”. Quienes viven como consagrados en el año 2025 no están llamados a salvar la sociedad, “sino a caminar junto a los hombres y mujeres de hoy, indicándoles a Cristo Jesús”.
Conversación en el Espíritu
La Asamblea de religiosas también ha seguido un método propio, una herramienta a la que denominan “conversación en el Espíritu” y que pretende ayudar a discernir el trabajo de la asamblea. Este enfoque promueve la escucha profunda, la reflexión compartida y la comunión global entre los participantes. Es una forma de diálogo en el que el Espíritu Santo es el verdadero protagonista. Implica escuchar activamente, compartir experiencias personales y congregacionales mientras se busca la guía de Dios para construir la fe madura de mujeres que han elegido el servicio como el enfoque principal de sus vidas.
En este sentido, estar reunidos en un espíritu de compartir ofrece, según Sor Mara Lolato, de las Hijas de San Eusebio, “una imagen concreta de la universalidad de la Iglesia y de la multiplicidad de carismas que la enriquecen”. El diálogo nos permite “compartir las preocupaciones y los desafíos del liderazgo, pero sobre todo nos permite escuchar e imitar la experiencia positiva de otras congregaciones”, comenta.
A las primeras jornadas le siguieron los relatos e historias de religiosas portadoras de esperanza en situaciones difíciles, intercambio de experiencias y establecimiento de una Declaración final de la Asamblea, que finaliza este viernes.