Religión en Libertad

Con 60 años, parece demasiado joven, pero sale en todas las quinielas y sabe gobernar

Pizzaballa, el papable franciscano que llega de Tierra Santa: cuidadoso constructor de paz

El cardenal Pierbattista Pizzaballa de Jerusalén, con el báculo de pastor y obispo

El cardenal Pierbattista Pizzaballa de Jerusalén, con el báculo de pastor y obispolpj.org

Pablo J. Ginés
Publicado por

Creado:

Actualizado:

Parece asombroso para un hombre de sólo 60 años que pastorea una iglesia pobre y pequeña, pero el cardenal Pierbattista Pizzaballa sale en casi todas las quinielas de papables. En la encuesta de ReligionEnLibertad (sin valor científico, pero con más de 1.600 lectores habiendo votado), es el tercero más votado, muy cerca del húngaro Erdö, aunque lejos del cardenal Robert Sarah

Muchos ven en él la elegancia y porte de un cardenal italiano, sin los problemas de un cardenal italiano, es decir, sin carrerismo, favores, contactos políticos y chanchullos sospechosos.

Pizzaballa es fraile franciscano y aprecia la austeridad, pero a la vez reconoce la importancia de los ritos y tradiciones, esenciales en Tierra Santa.

El valor de las raíces sólidas

En septiembre de 2023, en su Bérgamo natal, en un encuentro sobre ‘Paz: entre profecía y diplomacia’, dijo: "Nací en la tierra de Bérgamo. Aquí están mis raíces. Y algo que Tierra Santa me enseñó muy bien es que no se puede tener futuro sin raíces sólidas".

Raíces sólidas. Eso es algo que muchos le piden hoy a la Iglesia Católica: raíces sólidas en una sociedad gaseosa, donde no está claro qué es una mujer o un matrimonio (¿lo que decida un parlamento por votación simple?, ¿lo que decida cada uno?). Y esas raíces sólidas, en la Iglesia, las da Pedro, "la roca", el oficio petrino, y su conexión pétrea con Jesús, incluso con las piedras del país de Jesús. "Tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi Iglesia". El primer Papa fue Pedro, de Galilea. Y fue Papa muchos años, 35 según la tradición.

Quizá la Iglesia necesite raíces, otro Pedro de Tierra Santa que sea Papa muchos años. También alguien que predique la paz, aunque nadie quiera la paz. Predicar en el desierto no debe achantar a alguien que se llama Pedro Bautista, como Pizzaballa. También San Francisco fue a hablar de paz (la paz de Cristo) al sultán de Jerusalén.

Construir la paz con lo que se puede

Tierra Santa, con sus conflictos y complejidades, es el laboratorio obligado, forzado, de realismo y utopía de Pizzaballa. "La paz es un esfuerzo continuo: significa trabajar para reconocer la existencia del otro. Intentamos trabajar desde la base, creando oportunidades de encuentro siempre que sea posible", dice sobre la Iglesia en Tierra Santa. 

Pero lo mismo vale para la Iglesia en el mundo, rodeada de China, Rusia, EEUU y locos con acceso a misiles nucleares. También con los líderes religiosos de otras religiones: Pizzaballa sabe lo que es dialogar con Estados belicosos, con líderes musulmanes, con autoridades judías fuertes que no tienen interés alguno en el cristianismo... 

La paz, implica, en cualquier caso, la profecía de reclamar la justicia. Esa es también una tarea papal, el acceso a un micrófono mundial que todos escuchan, aunque no sigan su enseñanza.

Tras un pontificado en Roma lleno de palabras improvisadas y discursos confusos, con expresiones informales que los traductores no sabían cómo tratar o suavizar, muchos desean alguien diplomático y cuidadoso de verdad, alguien que sepa que las palabras pueden crear incidentes, y que lo evita de forma meticulosa. Pizzaballa lo cumple. 

El cardenal Pizzaballa recibe felicitaciones de Pascua de 2025 de un delegado armenio en el Santo Sepulcro de Jerusalén

El cardenal Pizzaballa recibe felicitaciones de Pascua de 2025 de un delegado armenio en el Santo Sepulcro de Jerusalénlpj.org

Vocación misionera, erudito de la Biblia

A los 9 años ya quería ser sacerdote. Escuchar a misioneros expulsados de China despertaron su deseo de anunciar a Cristo por toda la Tierra. Es el Patriarca latino de Jerusalén desde 2020, pero lleva en Tierra Santa desde 1990, donde llegó para estudiar Biblia. Se apasionó con las Escrituras. Años después, ese fraile era profesor de hebreo en la Universidad Hebrea de Jerusalén, universidad pública y laica.

Fue el Custodio de Tierra Santa durante 12 años, hasta 2016. El Patriarca Latino se ocupa de los católicos de rito latino de Israel, Palestina, Jordania y Chipre. Como Custodio, su visión era aún más amplia, porque incluía el esfuerzo de los franciscanos en esos sitios y, además, en Siria, Líbano, Egipto y la isla de Rodas. Todos son lugares inundados de refugiados que huyen de las guerras de Siria e Irak, o golpeados por la crisis de Líbano. Pizzaballa sabe lo que es tener visión internacional de los asuntos.

Habla italiano, hebreo e inglés, y se maneja, aunque con dificultad, en árabe, que ha estudiado sólo en los últimos años.

Un hombre valiente

Hay quien pide un Papa valiente ante los poderes del mundo. Cuando Hamás capturó a cientos de rehenes tras causar una matanza, se ofreció como rehén para agilizar la liberación de niños israelíes retenidos en Gaza. “Cualquier cosa, si eso puede conducir a la libertad y a traer a esos niños a casa", dijo. Valor no le falta. Cuando se inició la guerra de Gaza, la que aún continúa causando miles de muertes de civiles, mujeres, niños e incluso cristianos, lanzó un impulso o llamamiento especial para recaudar ayudas que canalizar desde el Patriarcado. Consiguió 9,7 millones de euros en un año (parece bastante, pero es lo que cuestan 2 tanques Merkava II israelíes). Una gota en un mar de necesidad, pero una gota que construye paz y justicia. 

Somos insignificantes [los cristianos], más o menos y políticamente, aquí”, decía en agosto de 2024 en plena guerra en una entrevista. El primer Papa, Pedro, podía haber dicho algo similar. Pero ninguno de los dos quedó inactivo.

El italiano que entiende Asia

En su contra juega su juventud. Pero en un próximo cónclave no será tan joven. Y en este puede ser una opción pensando a largo plazo. Una gran reforma necesita tiempo para aplicarse. Un giro hacia Asia necesita un Papa que haya estado en Asia. Puede ser visto como un italiano "limpio" por los cardenales italianos. Mantiene lazos con el cardenal argentino Leonardo Sandri, que no es elector pero durante 15 años el Prefecto de Iglesias Orientales, hasta 2022, la conexión de las Iglesias perseguidas, de rito propio, con Roma. Los cardenales orientales podrían votarle como una declaración de intenciones.

Al ser nombrado arzobispo, eligió como lema la frase de Dios a San Pablo: "Sufficit tibi gratia mea", "te basta mi gracia". Pero él añade, cuando lo explica: "Pero la gracia viene con la cruz".

Contra sus posibilidades como papable está su juventud, y también el ser religioso: hay quien critica que Francisco gobernó como un superior de congregación religiosa, y temen que Pizzaballa hiciera algo similar, aunque ha sido un administrador eficaz en Tierra Santa. Otros señalan que es poco afable, algo adusto: no se encuentran muchas fotos de él besando bebés. Quizá es un efecto de los tiempos duros en Tierra Santa. Pero también Benedicto XVI encontró su voz e imagen popular, distinta a la de Juan Pablo II.

Por último, Pizzaballa es tan discreto que no se ha pronunciado sobre muchos temas polémicos de la Iglesia, y muchos cardenales quieren evitar sorpresas: han tenido demasiadas en los últimos años.

Su nombre, en cualquier caso, ya suena y sonará más en este Cónclave, aunque sea como un tanteo para el siguiente.

tracking