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El cardenal Ruini, 94 años, propone orar por la Iglesia futura con cuatro criterios para el cónclave

El cardenal Camillo Ruini fue presidente de la conferencia episcopal italiana y vicario general de la diócesis de Roma. Su opinión es muy respetada.

El cardenal Camillo Ruini fue presidente de la conferencia episcopal italiana y vicario general de la diócesis de Roma. Su opinión es muy respetada.Vatican Media

Redacción REL
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C.L.

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El vaticanista Sandro Magister ha recogido en su blog Settimo Cielo la Oración por la Iglesia del próximo futuro, una propuesta del cardenal Camillo Ruini, de 94 años, con criterios concebidos para orientar un cónclave en el que, por edad, no participará.

Ruini fue uno de los más estrechos colaboradores de Juan Pablo II, quien le designó presidente de la conferencia episcopal italiana y vicario general de la diócesis de Roma en 1991 y le mantuvo hasta su muerte, prolongando ambos cargos con Benedicto XVI hasta 2007 y 2008, respectivamente. 

Fue también, por encargo del Papa Ratzinger, presidente de la comisión de la Santa Sede que estudió el fenómeno de Medjugorje.

"La herencia del Papa Francisco es una cuestión que interroga en profundidad a la Iglesia y la agita", afirma, pero él hace su aportación "con una perspectiva de confianza", que se fundamenta "en el poder misericordioso de Dios que guía nuestros pasos por el camion del bien".

Ruini formula "cuatro deseos" para la Iglesia "que son también invocaciones" y espera ver realizados en un futuro que espera "muy próximo": "Confío en una Iglesia buena y caritativa, doctrinalmente segura, gobernada conforme a derecho y profundamente unida en su interior". 

Estos cuatro puntos son sus intenciones de oración, "que querría fuesen ampliamente compartidos".

1. Una Iglesia buena y caritativa

El amor vivido eficazmente "es la ley suprema del testimonio cristiano y por tanto de la Iglesia", y es de lo que la gente tiene "mayor sed".

"De nuestro estilo de gobierno", concluye, "deben por tanto eliminarse toda dureza inútil, toda mezquindad y aridez de corazón".

2. Una Iglesia doctrinalmente segura

Ruini recuerda las palabras de Benedicto XVI en Fátima el 12 de mayo de 2010: "En vastas regiones de la tierra la fe corre el riesgo de apagarse como una llama que se extingue".

"Reavivar esa llama es otra gran prioridad de la Iglesia", afirma Ruini en consecuencia. Para ello "es necesaria mucha oración, es preciso ser capaces de responder en clave cristiana a los desafíos intelectuales del presente, pero también hace falta certeza de la verdad y seguridad en la doctrina".

Porque desde hace "demasiados años" vemos que, estas últimas se debilitan, "todos nosotros, pastores y fieles, somos duramente castigados".

3. Una Iglesia gobernada conforme a derecho

El pontificado de Benedicto XVI "fue socavado por su poca aptitud para gobernar", dice Ruini, y esta preocupación "vale para cualquier época, incluido el próximo futuro", aunque sin olvidar que "se trata de gobernar esa especialísima realidad que es la Iglesia". 

También en esto "la ley fundamental es el amor: el estilo de gobierno y la apelación al derecho deben ser "lo más conformes posibles a dicha ley".

4. Una Iglesia profundamente unida

En estos años hemos asistido a "algunas amenazas a la unidad y a la comunión de la Iglesia". Para superarlas, afirma Ruini, "y para mostrar a plena luz la que me gusta denominar 'forma católica' de la Iglesia, es decisiva -una vez más- la caridad recíproca, pero también es importante despertar la conciencia de que la Iglesia, como cualquier cuerpo social, tiene sus reglas y nadie puede ignorarlas impunemente".

* * *

"A la edad de 94 años el silencio dice más que las palabras", concluye el cardenal Ruini: "Espero sin embargo que estas líneas sea un pequeño fruto del bien que quiero para la Iglesia".

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