«El acto más valiente que he visto en mi vida», dice el hijo, agradecido a sus padres
La madre de un joven víctima del negocio trans: «Tomad el control o perderéis a vuestros hijos»

"Luke Healy fue manipulado, "confirmado" por médicos y llevado a la transición, hasta que su madre, una experimentada enfermera, se negó de lleno: hoy, ambos hablan.
“El amor es decir que no. Y si te callas, serás parte del problema”. Tan sencillo como directo es el consejo que Michelle Rodgers dirige a los padres que ven a su hijo pedir ayuda para comenzar la transición de género. Habrá quien pueda acusarla de falta de empatía, pero sabe bien lo que supone: su hijo Luke tenía solo 13 años cuando se declaró chica y pansexual. La respuesta de aquella madre fue para su hijo la diferencia entre vivir o sobrevivir con tratamientos de por vida.
Tal y como ha contado la madre de este joven a Independent Women's Forum, Luke tenía solo 13 años cuando escribió un mensaje dirigido a sus padres. Aseguraba ser una chica transgénero, pansexual, con un nuevo nombre y acompañaba una larga lista de exigencias.
“La mayoría de los chicos lo hacen por escrito. Mi primera impresión fue que algo iba terriblemente mal y lo único que pensaba era que alguien le estaba haciendo daño a mi hijo”, cuenta.
Un mismo patrón que suele comenzar en redes
El mismo Luke, hoy con 24 años, confiesa que desde los diez fue víctima de manipulación ideológica en foros de internet y redes sociales. Entraba para sumergirse en el universo de Harry Potter y libros de fantasía y salía habiendo visto más contenido sexualmente explícito, sufrido manipulación y, finalmente, adoctrinamiento contra su realidad biológica.
Los problemas mentales llegaron “como de la noche a la mañana”.
“Empecé a tener problemas con todo tipo de autolesiones. Mi dinámica familiar cambió tanto que empecé a ir a lugares realmente peligrosos y oscuros”, cuenta el joven.
Michelle, creyendo reaccionar rápido, le llevó a terapia, sin saber que no haría sino empeorar el proceso.
“Te separan rápidamente de tu hijo”, declaró ella a IW Features. “Sentí que la salud de mi hijo estaba en sus manos y me dijeron que mi hijo de 13 años podía tomar decisiones mucho mejores que el adulto que lo cuidaba”.
El relato de Luke y Michelle Rodgers:
Colegio y “profesionales” de la salud mental tomaron una resolución tan pronto se reunieron con el joven, y Michelle contemplaba atónita que “ya tenían la cura planeada". Con “la cura” se refiere a las llamadas terapias de afirmación de género, especialmente dañinas porque, según la madre de Luke, imponen “una visión del mundo que, por definición, no puede ser verdadera”.
Enfoque científico para refutar las mentiras LGBT
Como madre y enfermera, Rodgers fue prácticamente la única persona adulta que cuestionaba aquellas decisiones.
“Hice todo lo posible por abordarlo desde su salud física, publicando artículos… Mi enfoque fue puramente científico en muchos sentidos, porque la identidad de género de mi hijo no es la razón por la que lo quiero”, cuenta.
Aunque en contra de las intenciones de Luke, la resolución mostrada por sus padres le resultó ejemplar. "Fue el acto más valiente que he visto en mi vida y que creo que veré jamás"; reconoce el joven.
“A pesar de todas las presiones de la sociedad, de los médicos, de los terapeutas, de otros adultos y compañeros de sus vidas, a pesar de todos los ataques directos contra ellos desde todos lados, ellos dijeron que no”, celebra el joven.
De estar atrapado por el lobby trans a destaparlo
Pero entonces no los veía igual. Él creía que su negativa a la transición estaba motivado por el odio a su propio hijo, y buscó seguir adelante por su cuenta. Algo a lo que contribuyó Planned Parenthood, que con 18 años le garantizó tratamientos hormonales al margen del consentimiento paterno. Así es como Luke comenzó a medicarse.
La piel del joven era cada vez más suave, su grasa corporal se distribuía, sin poder evitar que cierta angustia se apoderase de él ante los cambios.
Al principio pensaba que solo hacía “lo que debía” para llegar a ser la mujer con la que soñaba. Intentaba tranquilizar su conciencia pensando que su estructura ósea seguía siendo la misma, por el momento, y que por eso aún no parecía por completo una mujer, pero tampoco como un hombre por los cambios que ya habían comenzado.
Si las hormonas no eran suficiente, el siguiente paso eran las cirugías de reasignación. Y Luke empezó a considerarlas seriamente.
Sin embargo, conforme escuchaba a los especialistas en la materia era cada vez más consciente de que las mentiras se acumulaban una tras otra, llegando a comparar a su interlocutor de la industria de género con “el vendedor de humo más despreciable”.
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Homilías, Jordan Peterson y decisión: "Me llamo Luke"
Mientras comenzaba a desconfiar de los llamados “especialistas” en reasignación, el joven empezaba a escuchar homilías y predicaciones católicas, descubrió a Jordan Peterson, psicólogo y azote contra las mentiras de la industria de género y, por último, dio paso a la introspección y meditación.
Tenía una entrevista cuando, prácticamente sin pensarlo, rompió con el llamado “lobby” de género, se cortó el pelo como si renunciase a una especie de divinización de sí mismo y dijo: “Me llamo Luke”. Desde entonces, asegura que no ha vuelto a mirar atrás ni por un solo segundo.
Mientras, el atávico odio que dirigía contra su madre se esfumó como por arte de magia y hoy, madre e hijo se consideran los mejores compañeros de viaje posibles.
Actualmente, Luke y Michelle pueden decir que su historia, al contrario que la de muchas otras víctimas del lobby de género, ha terminado bien. Pero no sin secuelas de las que el joven deberá sanar.
“Hay un abismo de arrepentimiento y sufrimiento que constituye la mayor parte de mi vida hasta ahora, y es difícil pensar en todas las cosas que podría haberme perdido y las cosas que podría estar haciendo hoy si no hubiera pasado por eso”, admite.
Mientras, madre e hijo han decidido pasar a la acción: cuentan su testimonio como dos víctimas más de los miles del lobby LGBT, trabajan conjuntamente con otras víctimas como Chloe Cole y exigen que los representantes y colaboradores de esta industria “rindan cuentas y vayan a la cárcel” por sus “delitos y abusos”.
Los consejos de una madre a otros padres
Antes de concluir, la madre de Mike se dirige a otros padres o trabajadores de la salud que, como ella, podrían estar sufriendo su misma situación. Y les pide actuar.
“Os aseguro que si calláis o cedéis, os convertís en parte del problema. Esa no es la solución, y realmente no estáis solos”, menciona enérgica. También advierte de que el amor, en muchos casos, “es decir que no”. Especialmente si se trata de hacer lo mejor para quienes se quiere.
Rodgers concluye su relato con un último llamado a otros padres y familias: “Dejad de actuar como si [vuestro problema] fuera el de otros. Tomad el control o perderéis a vuestros hijos y se convertirán en el resultado de algo que no podréis ni imaginar”.
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