Religión en Libertad

El diario izquierdista se hace eco de un artículo que defiende la presencia de la Iglesia en el Valle

Curioso debate en El País, que recoge la idea de la Iglesia sobre el futuro del Valle de los Caídos

El País incluye en sus páginas un curioso debate titulado

El País incluye en sus páginas un curioso debate titulado "La resignificación del Valle de Cuelgamuros".

Redacción REL
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La llamada "resignificación del Valle de los Caídos", perpetrada por el Gobierno socialista y por sus socios de Sumar, sigue coleando y, presumiblemente, continuará dando de qué hablar en el panorama mediático español al menos por un tiempo.

Medios izquierdistas como El País, este 16 de julio de 2025, incluían en sus páginas un curioso debate titulado "La resignificación del Valle de Cuelgamuros"

Judicializar disputas políticas

Por un lado, César Rina Simón, profesor de Historia Contemporánea de la UNED, escribía una pieza titulada "Cambiar el significado para que todo siga igual", en la que venía a decir que era un error "haber judicializado y tecnificado disputas que son políticas". 

"A nivel institucional, los procesos memoriales en España se han centrado en la codificación legal, como si el recuerdo pudiera imponerse a través del BOE. Según esta lógica, cada Gobierno crea la memoria colectiva que mejor se ajuste a sus intereses demoscópicos", argumentaba.

Para, posteriormente, criticar que la "resignificación" que se quiere hacer ahora es "para que todo siga igual". "Gobierno e Iglesia han preferido negociar con sobreentendidos y proponer un palimpsesto que está en las antípodas de las políticas de memoria no conservacionistas ni historicistas", añadía.

Mientras que, por el otro lado, Fran Otero Fandiño, director de la revista Ecclesia, defendía, con un artículo titulado "Una presencia pastoral, no política", el por qué la Iglesia debe continuar en el Valle por ser un motivo principalmente de reconciliación

"Que la Iglesia permanezca en el Valle de los Caídos -oficialmente, Valle de Cuelgamuros- no es solo razonable, sino deseable. Esta afirmación se puede sostener sobre una base jurídica establecida en el seno mismo de nuestra democracia, pero también como constatación de la reconciliación realizada durante la Transición y la necesidad de seguir construyendo un futuro en paz", comenzaba diciendo.

"Es razonable, por tanto, que la Iglesia, en la iniciativa del Gobierno de resignificar el Valle, defienda, ajena a cuestiones ideológicas, preservar los lugares sagrados y los símbolos religiosos, así como la permanencia de la comunidad benedictina, cuya labor es litúrgica y pastoral, además de educativa, artística y de custodia del patrimonio".

"Esta presencia eclesial está justificada legalmente y es legítima, en primer lugar, por la responsabilidad de custodia de un lugar sagrado católico. Así, las actuaciones que se vayan a realizar en el complejo deberían tener en cuenta los compromisos adquiridos y no incorporar, como se hizo de forma unilateral en las prescripciones técnicas para la presentación de proyectos, intervenciones en espacios de culto, como la Capilla del Santisimo, la Capilla del San-to Sepulcro o la cúpula".

"Como templo católico, con arreglo a los acuerdos entre el Estado y la Santa Sede de 1979, se le confiere un carácter inviolable. Llevar a cabo modificaciones en las zonas mencionadas no solo interferiría en los actos religiosos, sino que reduciría a la mínima expresión la especificidad de un lugar que tiene consideración de basílica. Si, además, se había acordado respetar los espacios litúrgicos, parece claro que no cabe intervenir en aquellos que lo son".

Una muestra de la magnificencia de la liturgia en la basílica del Valle de los Caídos.

"Pero la cuestión trasciende lo jurídico o el eventual acuerdo de mínimos, que, en cualquier caso, no son asuntos baladíes. Porque la presencia católica en este lugar supone un cauce y una garantía para que la tentación ideológica que puede ir en un sentido u otro en función del Gobierno de turno y de sus prioridades quede al margen, de modo que sea un lugar de memoria que reconcilia. La propia Iglesia sabe de lo que habla, pues miles de fieles, sacerdotes y religiosos perdieron la vida en los años treinta por profesar la fe, ofreciendo el perdón a sus verdugos y siendo semillas de reconciliación".

"¿Quién no querría hacer memoria sobre pilares como el perdón, la reconciliación, la entrega desinteresada y el amor? Son valores universales que emergen de la fe cristiana y que, en el caso del Valle, la presencia actual de la Iglesia custodia y recuerda. En sus espacios sagrados se acoge, auxilia y ora por todos. A través de la comunidad benedictina, que tiene como lema PAX, se garantiza que se celebre la Eucaristía y se siga rezando por todos los fallecidos en la contienda fratricida y por la paz". 

"Todo esto en un templo, con una liturgia y símbolos religiosos. Un lugar donde se hace presente el mismo Cristo en nuestro mundo. Un Dios, sobre cuya existencia, como bien dijo Benedicto XVI en su discurso en el Bundestag en 2011, se desarrollaron conceptos como los derechos humanos, la igualdad de todos ante la ley, la inviolabilidad de la dignidad humana o la responsabilidad ante los actos propios".

"No es imprescindible haber descubierto la fe para reconocer esto, como no se entiende, más allá de sesgos y oportunismos, el rechazo a que la Iglesia y los símbolos religiosos puedan estar en el Valle. en tanto universales a la par que patrimonio cultural de todos los españoles, Esta presencia trasciende ideologías e intere-ses particulares, es pastoral y no política".

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