Anne fue concebida en una violación: «Contar mi historia me ha dado un sentido, veo la mano de Dios»

Anne Farrens, conferenciante y activista provida, es el vivo reflejo de cómo obra la "mano de Dios".
Anne Farrens, hoy activista provida y conferenciante, tenía 12 años cuando supo que había sido concebida en una agresión a su madre de un violador en serie. Para su madre, el aborto nunca fue una opción, pero ser consciente de ello determinó por completo el resto de su vida. Cuenta a Life Action que, pese al dolor, pudo “ver la mano de Dios” en todo el proceso. Su historia es un poderoso argumento en favor de la sanación, de la esperanza y de la vida, incluso cuando esta sobreviene al horror de una violación.
Era un día cualquiera y la madre de Anne acababa de volver del supermercado. Descargando la compra, olvidó cerrar la puerta de su casa. Nunca olvidaría aquel detalle.
Sin darse cuenta, un asaltante accedió a su hogar. la agarró del pelo y la arrastró por el suelo mientras ella pronunciaba en voz alta las que creía que serían sus últimas alabanzas a la Providencia.
Incomprendida, pero rodeada de Dios
La mujer sobrevivió al ataque. “Se culpó por no haber cerrado la puerta”, relata Anne, que celebra la decisión de su madre, una vez ingresada en el hospital, respecto a la píldora abortiva que la ofrecían. “Se mostró brusca y abrupta cuando le dieron la pastilla para `prevenir´ el embarazo. Como católica, su fe la ayudó a superar aquellos momentos difíciles”.
Entre la ira y la incomprensión, fue su esposo el que intuyó el embarazo de su mujer.
“Cuando se confirmó, mi padre sintió que debían considerar el aborto porque el niño no fue concebido por amor. Sin embargo, mi madre estaba decidida a continuar sola con el embarazo. No abortaría. Pero él permaneció a su lado, asegurándole que todo saldría bien”, cuenta Farrens.
El matrimonio siguió adelante con el embarazo, pero no eran pocos los que cuestionaban la decisión de criar a Anne.
“Se preguntaban por qué mis padres no me daban en adopción. ¿Por qué iban a quedarse con una niña concebida por un encuentro con un 'monstruo'? Pero confiaron en Dios y las bendiciones comenzaron a llegar”, relata Farrens.
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En shock, sintiéndose culpable y volviéndose tóxica
Sus padres la mantuvieron al margen de la violación hasta que tuvo 12 años, cuando una noche le preguntó a su madre por qué no tenía hermanos más pequeños.
“Al principio me dijo que era porque mi padre no era mi padre biológico. Me quedé en shock, devastada, intentando asimilar la noticia”, cuenta la joven, convencida entonces de que su madre habría tenido una aventura antes de casarse y que su padre estaba ahí fuera, esperando conocerla.
Fue entonces cuando su madre le revelo la verdad de lo ocurrido. Asegurarle que era una joven querida y deseada no sirvió de nada. Su madre tampoco pudo impedir que surgiesen en ella sentimientos de vergüenza y culpa.
“Sentí que perdí mi lugar en la familia al instante. No sabía cómo procesar lo que acababa de enterarme, y mis padres trataron de apoyarme como pudieron… pero mi manera de procesar esa información fue mantenerla en secreto y reprimir toda esa vergüenza”, dijo ella.
La represión pronto dio paso a la herida. Pronto perdió el interés en actividades y pasatiempos que siempre había disfrutado, dejo de hacer deporte y la relación con sus amigos y familiares comenzó a deteriorarse.
“Nadie entendía por lo que estaba pasando”, dijo Farrens. “Creía que, si mis amigos se enteraban, me dejarían sola, así que los dejé yo primero e hice nuevas amistades con un grupo de inadaptados -gente tóxica-. Pensé que estaba condenada”.
"Me sentía muerta por dentro"
En aquel momento, a la joven no le pasaba desapercibida la idea comúnmente aceptada de que los bebés concebidos por violación debían ser abortados. Y eso no hizo sino incrementar su herida, así como sus intentos de sanar a cualquier precio. Comenzó una relación abusiva y tóxica y con 17 años se sometió a un aborto, convencida entonces de estar “previniendo el embarazo, no terminando con la vida”.
“Me sentía muerta por dentro”, confesó.
La relación abusiva y amistades tóxicas terminaron dando paso a una etapa universitaria plagada de arrestos, detenciones, noches en la cárcel y abuso de sustancias, alcohol y drogas mientras trataba de fingir que todo marchaba con normalidad.
Habiendo tocado fondo, Farrens se convenció de que el camino que emprendió podía no tener vuelta atrás. Entonces solicitó ayuda psicológica, lo que más tarde comprendió que fue su primer paso en el proceso de sanación.
El siguiente llegó gracias a Live Action. Concretamente a un vídeo que mostraba un aborto por succión, que la ayudó a comprender la realidad del aborto.
La joven se casó, tuvo hijos y se centró en lograr el éxito profesional, pero sus heridas no habían sanado. Los continuos ataques espontáneos de pánico eran solo una señal.

"Hoy mi madre y yo participamos por primera vez en la Marcha por la Vida, 41 años después de que fuera concebida en una violación y ella eligiera darme la vida"
Capaz de narrar su historia
Todo cambio cuando su madre acudió a la llamada de Live Action para compartir su historia y motivos para elegir la vida tras concebir un hijo tras una violación.
“Fue la primera vez que compartió su historia”, dijo Farrens sobre su madre. “También decidí enviar mi relato. Live Action se puso en contacto con nosotras dos. La mayoría de mis amigos nunca habían sabido de mi historia, pero ahora me sentía capacitada para contarla”.
Durante aquel proceso, la joven había ido sanando mientras se involucraba en el movimiento provida y empezaba a contemplar la cuestión del aborto como una “batalla espiritual”.
Una nueva misión
“Durante demasiado tiempo, los medios de comunicación han utilizado el caso de la violación para justificar el aborto. Contar mi historia me ha dado un nuevo propósito. No cambiaría las circunstancias de mi concepción. No lo entendía antes, pero ahora veo la mano de Dios en todo. Él puede redimir cualquier situación si confiamos en Él”, relata.
Desde entonces, Farrens se muestra visiblemente consciente y agradecida de cómo Dios ha cambiado e influido en su vida.
“Él me ha acompañado en cada paso de mi camino. Si compartir mi historia ayuda a otros, entonces soy verdaderamente bendecida, porque esta es mi verdadera misión”, agrega Farrens, hoy una conocida conferenciante y militante provida.