El 26 de julio se cierra en Sigüenza la fase diocesana de la causa del obispo Nieto y compañeros
El primer obispo mártir de la Guerra Civil, la portera, el cura «toreado»... rumbo a los altares

Monseñor Nieto y Martín llevaba veinte años como obispo de Sigüenza-Guadalajara cuando estalló la Guerra Civil y fue martirizado.
El obispo Eustaquio Nieto Martín fue martirizado por odio a su fe la noche del 26 al 27 de julio de 1936, precisamente, el mismo día que, 89 años después, se concluirá la fase diocesana de su causa de martirio y la de sus 45 compañeros.
Cuando Nieto tenía 70 años estalló la Guerra Civil, y para entonces ya llevaba casi 20 como obispo de Sigüenza-Guadalajara. Era hijo de un albañil y murió asesinado –siendo el primer obispo de este periodo– a las afueras de Sigüenza. Las milicias izquierdistas se apoderaron de Sigüenza el 25 de julio.
Junto a sus ovejas siempre
Las patrullas de milicianos del POUM, la CNT y la FAI tomaron el palacio episcopal y detuvieron al obispo, al que condujeron a la plaza de Guadalajara para hacer una farsa de "juicio popular". A pesar de los insultos y vejaciones, el jurado terminó absolviéndole.
Esa noche, aunque Nieto pudo escapar, lo rechazó, manteniéndose "junto a sus ovejas", pasase lo que pasase. Los milicianos regresaron con el pretexto de que le iban a llevar a Madrid "para ponerle a salvo". Pero, lo montaron en un coche y se dirigieron a Alcolea del Pinar. Para ese entonces, Nieto ya sabía que le quedaban pocos minutos de vida.

Cruz que conmemora el lugar donde murió el obispo Nieto.
A 14 kilómetros de Sigüenza, los milicianos arrojaron del coche en marcha al obispo. La caída le produjo diversas fracturas en las piernas. Detuvieron el automóvil, se dirigieron hacia él y le descerrajaron varios tiros, mientras él gritaba ¡Viva Cristo Rey! A continuación, arrastraron el cadáver, lo arrojaron por un terraplén y lo quemaron. Su cuerpo fue abandonado.
Hacer a la Iglesia partícipe
"Esta fase empezó en 2002-2003, y se ha dilatado porque es una causa conjunta con toda la diócesis metropolitana de Toledo, toda la provincia eclesiástica. Se inició con 940 mártires, pero en Roma nos pidieron que lo redujésemos. Podemos definirlo como 'una causa de causas'. La causa del obispo Nieto es una causa dentro de la causa", comenta Raúl Corral, Delegado Diocesano para las Causas de los Santos, a Religión en Libertad.
"Además del obispo Nieto, hay un grupo de 36 sacerdotes –6 religiosos, cuatro de ellos adoratrices, un agustino y un jesuita–, y 8 fieles laicos", explica Corral.
Para el delegado de las causas de los santos, el obispo y sus compañeros son todo un testimonio para la diócesis. "Primero, en una pastoral, él les pidió a sus sacerdotes que vivieran con paz esos tiempos recios y duros, que asumieran las nuevas leyes, y, luego, en los momentos últimos, antes del martirio, cuando tuvo la posibilidad de huir, dijo que estaría en su sitio y que correría la suerte de sus sacerdotes, y que, como buen pastor, estaría con su rebaño", añade.
"La vida del obispo y de sus compañeros es todo un reconocimiento de vida y de fe, es un testimonio de entrega, de generosidad, de dar la vida por un ideal. A lo mejor no corresponde a los parámetros culturales que vivimos hoy, pero hay que hacer partícipe a la Iglesia de esta forma de vida de estos mártires", dice Corral.
Entre los ejemplos de martirio de esta causa que más le han impresionado a Corral está el de la demandadera "que cuidaba el santuario de la patrona de Guadalajara, que fue asesinada en la puerta porque no dejó entrar a las milicias para que profanasen el templo", y el de un sacerdote, "que fue toreado en la plaza del pueblo, le pusieron banderillas, le cortaron los genitales... auténticas barbaridades".
El 26 de julio se cerrará la fase diocesana y, a partir de ahí, será Roma la que investigue la documentación aportada y fije la fecha de beatificación. Ese mismo día se presentará en Sigüenza un libro que recoge la historia del martirio del obispo Nieto.