Viernes, 29 de marzo de 2024

Religión en Libertad

«El chismorreo es una peste más fea que el Covid, peor, hagamos un esfuerzo», alerta Francisco

«El chismorreo es una peste más fea que el Covid, peor, hagamos un esfuerzo», alerta Francisco
El Papa Francisco alertó nuevamente contra los chismorreos

ReL

El Papa Francisco ha reflexionado este domingo durante el rezo del Angelus sobre el Evangelio del día, centrado en la “corrección fraterna” y para ello pidió que la Virgen María “nos ayude a hacer de la corrección fraterna un hábito saludable, para que en nuestras comunidades se puedan establecer siempre nuevas relaciones fraternas, basadas en el perdón mutuo y, sobre todo, en la fuerza invencible de la misericordia de Dios”.

Tal y como recoge Vatican News, Francisco explica que para corregir al hermano que se ha equivocado “Jesús sugiere una pedagogía de recuperación, articulada en tres pasajes”:

En el primero de estos pasajes Jesús dice: "Repréndelo entre tú y él solo". El Papa afirma a que aquí lo que Jesús nos quiere decir es que “no debes poner su pecado delante de todos”. “Se trata – añade – de ir al hermano con discreción, no para juzgarlo, sino para ayudarlo a darse cuenta de lo que ha hecho”.

“Cuántas veces hemos tenido esta experiencia que alguien viene y nos dice mira en esto te has equivocado, tendrías que cambiar esto”, quizás al principio nos enfadamos pero luego agradecemos porque es un gesto de hermandad, de comunión, de ayuda y de recuperación”, agrega el Papa.

"No es fácil"

El Papa señala que además que “no es fácil” poner en práctica esta enseñanza de Jesús, por varias razones: “Porque existe el temor de que el hermano o la hermana reaccione mal”, porque “a veces no hay suficiente confianza con él o ella”. Así mismo explica que, “puede suceder que a pesar de mis buenas intenciones, la primera intervención fracase” en este caso – puntualiza – “es una buena idea no desistir, sino recurrir al apoyo de algún otro hermano o hermana”.

En el segundo pasaje, Jesús asegura: "Si no te escucha, toma todavía contigo uno o dos, para que todo asunto quede zanjado por la palabra de dos o tres testigos". El Papa señala que este es “un precepto de la Ley de Moisés” y que aunque parezca contra el acusado, “en realidad servía para protegerlo de falsos acusadores”.

“Pero Jesús va más allá – dice el Papa - los dos testigos son pedidos no para acusar y juzgar, sino para ayudar”. De hecho, añade: “Jesús considera que este enfoque con testigos también puede fracasar, a diferencia de la Ley de Moisés, para la cual el testimonio de dos o tres era suficiente para la condena”.

Por último, el Pontífice indica que las anteriores intervenciones pueden fracasar porque “el amor de dos o tres hermanos puede ser insuficiente” y es por eso que en este caso, Jesús añade: “díselo a la comunidad", es decir, “a la Iglesia”.

Si la primera intervención fracasa, Francisco considera que es una buena idea “no desistir y que se las arregle, me lavo las manos, no, esto no es cristiano”, sino “recurrir al apoyo de algún otro hermano o hermana”.

Francisco subraya que incluso esto “puede no ser suficiente” y tengamos que recurrir a “poner a nuestro hermano de nuevo en las manos de Dios”, de hecho Jesús dice: "Y si hasta a la comunidad desoye, sea para ti como el pagano y el publicano".

Además, pone un ejemplo: “Cuando nosotros vemos un error, un defecto, un desliz, de un hermano o una hermana, generalmente la primera cosa que hacemos es ir a contárselo a los demás, a chismosear. Y las habladurías cierran el corazón a la comunidad y cierran la unidad de la Iglesia”. Francisco se detiene para explicar que “el gran chismoso es el diablo”, “que siempre va diciendo las cosas malas de los otros, porque es el mentiroso que busca desunir a la Iglesia y de alejar a los hermanos y no hacer comunidad”. Es por eso que ha pedido por favor “que hagamos un esfuerzo para no chismosear”: “El chismorreo es una peste más fea que el Covid, peor, hagamos un esfuerzo, nada de habladurías, nada”.

Por lo tanto – concluye – “no se trata de una condena sin apelación, sino del reconocimiento de que a veces nuestros intentos humanos pueden fracasar, y que sólo estando solo ante Dios puede poner a nuestro hermano ante su propia conciencia y la responsabilidad de sus actos”. “Si la cosa no va – puntualiza – silencio y oración por el hermano y hermana que se equivoca pero jamás chismorreo”.

                 

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