Miércoles, 24 de abril de 2024

Religión en Libertad

Mirar a Cristo en la Cruz para sanar y caminar: el Papa en una parroquia indígena de ciudad

Francisco en la parroquia del Sagrado Corazón en Edmonton, Canadá
Francisco en la parroquia del Sagrado Corazón en Edmonton, Canadá

P.J.Ginés

El segundo gran acto público del Papa en Canadá este lunes, después de su encuentro con líderes indígenas en la reserva de Maskwacis y la escuela Ermineskin, fue una celebración en la parroquia del Sagrado Corazón en la ciudad de Edmonton, a cien kilómetros de Maskwacis, donde el Papa animó a todos a "mirar juntos a Cristo" y "empezar de nuevo".

Se trata de una parroquia especialmente volcada en la pastoral con pueblos nativos, adoptando muchos de sus signos culturales. Se calcula que hay unos 70.000 miembros de estos pueblos en las zonas urbanas de Edmonton. En 1991, el arzobispo Joseph MacNeil designó a esta parroquia como "parroquia nacional de las Primeras Naciones, los Métis [mestizos] y los Inuit [esquimales, pueblos árticos]", la primera de su tipo en Canadá.

El anfitrión del Papa era el párroco Susai Jesu, misionero oblato de María Inmaculada, que es indio, pero no amerindio sino de la India. Llegó a Canadá en 2007, se preparó un largo tiempo para la pastoral con indígenas, aprendió la lengua cree (tiene unos 100.000 hablantes) y sirvió en comunidades de esta etnia. Tiene un Máster en Psicología y otro en Asesoramiento y Espiritualidad. Su perfil da una idea de como la Iglesia Canadiense afronta el reto de la pastoral en contextos indígenas. En la parroquia hay también una comunidad de inmigrantes católicos eritreos y muchos canadienses de todo tipo que viven en el barrio.

El padre Susai fue quien recibió al Pontífice, que entró acompañado por el sonido de los tambores. Dos feligreses contaron su testimonio y se cantó una canción nativa.

Una de los parroquianos que habló fue Candida Shepherd, del consejo parroquial, "orgullosa miembro de la Nación Metis de Alberta". Alabó la forma en que esta parroquia "conecta la espiritualidad de nuestros ancestros indígenas y nuestra profunda relación con el Creador y mi recorrido católico", señaló.

Otro parroquiano que tomó la palabra fue Bill Perdue, encargado de finanzas de la parroquia, que es del barrio y se bautizó en 1963 allí. "Como persona de herencia mestiza, estoy orgulloso de vivir mi fe católica en una parroquia que reconoce y honra a mis antepasados indígenas e irlandeses", aseguró.

Sanación eficaz y acciones concretas

Después el Papa saludó a algunos de los presentes, que conocía de la visita de líderes indígenas a Roma de hace 4 meses, y pronunció su discurso centrado en el "empezar de nuevo" basándose en Cristo.

“En Roma, después de escucharlos, les dije que ‘un proceso de sanación eficaz requiere acciones concretas’”, recordó el Papa, sabiendo que estas acciones concretas son lo que muchos piden después de las peticiones de perdón por los abusos en el pasado de algunos cristianos.

El Papa alabó la parroquia: “Esta es una casa para todos, abierta e inclusiva, tal como debe ser la Iglesia, familia de los hijos de Dios donde la hospitalidad y la acogida, valores típicos de la cultura indígena, son esenciales; donde cada uno debe sentirse bienvenido, independientemente de la propia historia y de sus circunstancias vitales”, comentó.

Agradeció también “la cercanía concreta a tantos pobres, esto me toca mucho, –que también son numerosos en este rico país- por medio de la caridad, esto es lo que desea Jesús".

El Papa explicó que “en la Iglesia el trigo se mezcla con la cizaña”. Por eso inició su viaje con una celebración penitencial, “haciendo memoria del mal que sufrieron los pueblos indígenas por parte de muchos cristianos y con dolor pedir perdón”.

Educar parte de los talentos que ya están

Repitió lo que había dicho por la mañana, el dolor al pensar “que algunos católicos hayan contribuido a las políticas de asimilación y desvinculación que transmitían un sentido de inferioridad, sustrayendo a comunidades y personas sus identidades culturales y espirituales, cortando sus raíces y alimentando actitudes prejuiciosas y discriminatorias, y que eso también se haya hecho en nombre de una educación que se suponía cristiana”.

La educación siempre debe partir del respeto y de la promoción de los talentos que ya están en las personas. No es ni puede ser nunca algo elaborado previamente que se impone, porque educar es la aventura de explorar y descubrir juntos el misterio de la vida. Gracias a Dios, en parroquias como ésta, día tras día, se construyen por medio del encuentro las bases para la sanación y la reconciliación.”

Sobre la forma en que Jesús aporta reconciliación, recordó que “es Jesús quien nos reconcilia en la cruz, en aquel árbol de la vida, como les gustaba decir a los primeros cristianos”, sostuvo el Papa.

Francisco después citó a Juan Pablo II en uno de sus viajes a Canadá, en 1984, cuando dijo: “Cristo anima el centro mismo de cada cultura, por lo que el cristianismo no solo comprende a todos los pueblos indígenas, sino que el mismo Cristo, en los miembros de su cuerpo, es indígena”.

“Y es Él quien en la cruz reconcilia, vuelve a unir y lo que parecía impensable e imperdonable, abraza a todos y a todo. Todos y todo”, agregó Bergoglio.

Para avanzar, mirar a Cristo crucificado

“Si queremos reconciliarnos entre nosotros y dentro de nosotros, reconciliarnos con el pasado, con las injusticias sufridas y la memoria herida, con sucesos traumáticos que ningún con suelo humano puede sanar, hay que levantar la mirada a Jesús crucificado, hay que obtener la paz en su altar”, añadió el Pontífice.

"Es en el árbol de la cruz donde el dolor se transforma en amor, la muerte en vida, la decepción en esperanza, el abandono en comunión, la distancia en unidad. La reconciliación no es tanto una obra nuestra, es un don que brota del Crucificado, es paz que viene del Corazón de Jesús, es una gracia que hay que pedir", insistió.

"Que Jesús sea anunciado como Él desea, en la libertad y en la caridad, y que cada persona crucificada que encontremos no sea para nosotros un caso que resolver, sino un hermano o una hermana a quien amar, carne de Cristo a la que amar", auguró el Papa.

El Papa propuso que "la mística del estar juntos, tan agradable al Espíritu Santo, favorezca la sanación de la memoria herida. Este es el camino, no decidir por los otros, no encasillar a todos dentro de esquemas prestablecidos, sino ponerse ante el Crucificado y ante el hermano para aprender a caminar juntos". Y reiteró su petición: "Rezar juntos, ayudar juntos, compartir las historias de vida, las alegrías y las luchas comunes abre la puerta a la obra reconciliadora de Dios”.

Postes de tienda sobre el altar en la parroquia del Sagrado Corazón en Edmonton

Postes de tienda sobre el altar en la parroquia del Sagrado Corazón en Edmonton: "El Verbo se hizo carne y plantó su tienda entre nosotros".

El símbolo bíblico de la tienda

El Papa comentó la simbología de las 4 estacas que sobre el altar forman un tipi, una tienda india, y recordó el significado bíblico: "Cuando Israel caminaba en el desierto, Dios habitaba en una tienda que se instalaba cada vez que el pueblo se detenía. Era la Tienda del Encuentro. La tienda nos recuerda que Dios camina con nosotros y le gusta encontrarnos juntos, reunidos, en concilio. Y cuando se hace hombre, el Evangelio dice, literalmente, que “plantó su tienda entre nosotros” (cf. Jn 1,14)".

Las últimas palabras del discurso fueron una oración: "Jesús, crucificado resucitado, que habitas en este pueblo tuyo, que deseas resplandecer a través de nuestras comunidades y nuestras culturas, tómanos de la mano y, también en los desiertos de la historia, guía nuestros pasos por el camino de la reconciliación". Tras su discurso, todos los presentes rezaron el Padrenuestro y después intercambiaron regalos.

Francisco con la imagen de Santa Kateri Tekakwitha en el Sagrado Corazón de Edmonton

Francisco con la imagen de Santa Kateri Tekakwitha en la parroquia del Sagrado Corazón de Edmonton.

Antes de marchar, el Pontífice bendijo la estatua de Santa Catalina (Kateri) Tekakwitha (1656-1680), la primera indígena norteamericana canonizada en la Iglesia (por Benedicto XVI, en 2012). (Lea aquí su milagro contra una bacteria devoradora de carne).

Después el Papa volvió al seminario de Edmonton, donde se aloja. El viaje del Papa en Canadá sigue hasta el 30 de julio, y visitará también la región francófona de Quebec (la de más población católica) y la ciudad ártica de Iqaluit, capital de la región autónoma inuit de Nunavut.

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