

El Papa Francisco presidió este miércoles en el Vaticano la Audiencia General tan sólo unas horas después de regresar de su largo viaje que le llevó a Tailandia y Japón. De hecho, en su catequesis el Santo Padre recordó que “esta visita ha aumentado mi cercanía y afecto por estos pueblos: Dios los bendiga con abundancia de prosperidad y paz”.
En este sentido, el Papa Francisco al referirse a la primera etapa de su Viaje Apostólico dijo que “en Tailandia quise rendir homenaje a la rica tradición espiritual y cultural del pueblo Thai, y animar el compromiso por la armonía entre los diferentes componentes de la nación. Visité al Patriarca supremo de los budistas, siendo la religión budista parte integrante de la historia y de la vida de ese pueblo. Además, participé en el encuentro ecuménico e interreligioso”.
Tal y como recoge Vatican News, Francisco también señaló que el testimonio de la Iglesia en Tailandia pasa a través de las obras de servicio a los enfermos y a los últimos. “Entre ellos, destaca el Hospital Saint Louis al que visité animando al personal de salud y encontrando a algunos pacientes. También dediqué momentos específicos a los sacerdotes y a las personas consagradas, a los Obispos y también a los hermanos jesuitas. En Bangkok he celebrado la Misa con todo el pueblo de Dios en el Estadio Nacional y luego con los jóvenes en la Catedral. Allí hemos experimentado que en la nueva familia formada por Jesucristo están también los rostros y las voces del pueblo Thai”.
La segunda etapa del viaje, Japón
Al referirse a la segunda etapa de su Viaje Apostólico, el Papa Francisco dijo que fue recibido por los obispos de Japón en la Nunciatura Apostólica de Tokio, y con ellos inmediatamente compartió el reto de ser pastores de una Iglesia muy pequeña, pero portadora de agua viva, el Evangelio de Jesús.
“El lema de mi visita a aquel país fue: ‘Proteger toda vida’. Este mensaje – explicó el Papa hablando en nuestro idioma – es significativo en aquella tierra que lleva las heridas del bombardeo atómico y del triple desastre de 2011; pero es una nación que se ha hecho portavoz del derecho fundamental por la vida y la paz. En Nagasaki y en Hiroshima condené nuevamente las armas nucleares y la hipocresía de hablar de paz cuando se construye y se vende material bélico. Pude además recordar en aquellos lugares la memoria de los mártires san Pablo Miki y los 25 compañeros, el beato Justo Takayama y tantos hombres y mujeres que han conservado la fe en los momentos de persecución”.
Hacia un mundo más justo y pacífico
Además el Santo Padre señaló que, las primeras víctimas del vacío de sentido son los jóvenes, por eso se les dedicó un encuentro en Tokio. “He escuchado sus preguntas y sus sueños; los he animado a oponerse juntos a toda forma de acoso, y a superar el miedo y la cerrazón abriéndose al amor de Dios, en la oración y en el servicio al prójimo. A otros jóvenes los encontré en la Universidad de Sophia, junto a la comunidad académica. Esta Universidad, como todas las escuelas católicas, son muy apreciadas en Japón”. Asimismo, en Tokio, afirmó el Papa, tuve la oportunidad de visitar al Emperador Naruhito, a quien renuevo la expresión de mi gratitud; y me reuní con las Autoridades del país y el Cuerpo Diplomático. “Les he deseado una cultura de encuentro y diálogo, caracterizada por la sabiduría y un amplio horizonte. Fiel a sus valores religiosos y morales, y abierto al mensaje evangélico, Japón puede ser un país líder para un mundo más justo y pacífico y para la armonía entre el hombre y el medio ambiente”.
Finalmente, antes de concluir su catequesis y hablando en nuestro idioma, el Papa Francisco saludó cordialmente a los peregrinos de lengua española, venidos de España y Latinoamérica. “A todos los invito a rezar por los dos países que he visitado, Tailandia y Japón, para que sigan progresando en sendas de paz y justicia, y a los católicos les conceda el don de la perseverancia, siguiendo el ejemplo de los santos mártires”.