León XIV y el amor a los más pequeños

León XIV firma 'Dilexi te', su primera exhortación apostólica.
- “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te alimentamos, o sediento y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos forastero y te recibimos, o desnudo y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte? Y el Rey les dirá: en verdad les digo que cuando lo hicieron con uno de mis hermanos más pequeños, lo hicieron conmigo” (Mt 25, 37-40).
La exhortación apostólica Dilexi te, publicada el 9 de octubre de 2025, marca un hito de partida en el magisterio de León XIV al colocar el amor hacia los pobres en el centro de la reflexión eclesial. Las líneas que siguen ofrecen consideraciones preliminares que son fruto de una primera lectura del mencionado documento, en las que se intenta destacar el significado de este texto papal.
Con Dilexi te, el Papa hereda y retoma el proyecto iniciado por su predecesor, el Papa Francisco, en su encíclica Dilexit nos, y propone una renovación espiritual y pastoral que se funda en la opción preferencial por los pobres. León XIV advierte, por tanto, que la Iglesia no se proclama entre los poderosos, sino que continúa caminando con los vulnerables.
Desde su inicio, Dilexi te invita a redescubrir que el amor divino se manifiesta de manera primordial en los más débiles. El título mismo -“Te he amado” (Ap 3,9)- evoca una comunidad pequeña y marginada que recibe la promesa y el consuelo de Dios pese a su fragilidad. En continuidad con Dilexit nos, León XIV nos recuerda que la caridad no es una opción secundaria, sino una exigencia esencial del Evangelio: “Cuando lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo” (Mt 25, 40).
Uno de los énfasis más notables del texto es en la multiplicidad de las pobrezas contemporáneas. León XIV no se queda en la pobreza material: señala también las dimensiones de la pobreza cultural, moral, espiritual, política, la marginación social, la fragilidad personal y la falta de derechos y libertades, entre otras manifestaciones. Esto le permite ofrecer una mirada más completa y realista del drama del empobrecimiento en el mundo actual, en el cual no basta con distribuir bienes: es necesario transformar estructuras, mentalidades y corazones.
El documento subraya que la opción por los pobres no es una parcialidad injusta, sino una expresión del amor misericordioso de Dios hacia la humanidad. León XIV afirma que Dios mismo -al hacerse pobre en Cristo- ha tomado partido por los pequeños y vulnerables, y reclama para la Iglesia una opción parecida, no excluyente sino inclusiva, pero radical. En este sentido, no se trata simplemente de dar limosnas, sino de asumir una conversión integral y reconfigurarse con el “corazón de Cristo”.
El Papa recurre con frecuencia a la tradición patrística y a los testimonios de santos que vivieron una radical cercanía con los pobres: San Francisco de Asís, San Lorenzo, San Juan Crisóstomo y San Agustín, por ejemplo. Cada uno de estos rostros ofrece un matiz particular del servicio amoroso: la pobreza como redención, la presencia en el sufrimiento, la denuncia de las injusticias. Al mirar hacia atrás, la Iglesia recupera raíces profundas para sostener su misión en el presente.
El documento no omite la urgencia de la acción concreta: cuidar enfermos, visitar a los encarcelados, liberar a los cautivos, acompañar moral y espiritualmente a los marginados. Estas obras de misericordia no son añadidos decorativos, sino expresiones esenciales del Reino de Dios. Para León XIV, la Iglesia debe mostrarse como es, “pobre y para los pobres”; no solo ayudando desde fuera, sino caminando con ellos, haciéndose una con sus dolores y esperanzas.
Un reto que el Papa reconoce es la distancia que muchas comunidades eclesiales aún mantienen entre el discurso y la vida. Advierte contra una “mentalidad mundana”, contra una caridad desarticulada o parcial, contra la indiferencia que se disfraza de pragmatismo. La coherencia entre fe y obras, afirma, es inseparable: “Amar a Dios no puede separarse de extender ese amor hacia el prójimo”.
Finalmente, Dilexi te es también un llamado a la conversión personal y comunitaria. No basta con actuar: hay que cambiar de corazón y dejar que la gracia transforme nuestras prioridades, nuestros estilos de vida y nuestras relaciones sociales (incluido lo político). La Iglesia, en León XIV, es verdaderamente sal de la tierra y luz del mundo cuando se deja tocar por los sufrimientos de los pobres y, desde esa proximidad, anuncia el Evangelio con autoridad y credibilidad.
En definitiva, Dilexi te es un documento de instrucción moral y también una invitación apasionada a que la Iglesia viva más radicalmente su identidad como madre de los pobres; a que escuche el clamor de los excluidos, a que cada creyente aprenda a reconocer a Cristo en la carne sufriente, y a que la misión evangelizadora se enraíce en la compasión concreta: ese es el horizonte de caridad que nos propone León XIV.
Vaticano
«Dilexi te»: texto íntegro de la primera exhortación apostólica de León XIV
Religión en Libertad