Los bandidos wazalendo aterran Kivu: 2.000 personas se refugian en una parroquia

Cascos azules de la Monusco en Goma, Kivu, República Democrática del Congo.
Unos 2.000 desplazados sobreviven sin acceso a agua y en condiciones extremas en la parroquia de San Francisco Javier, en el suburbio de Ndosho (Goma, Kivu Norte, República D. del Congo). En la cercana escuela católica se refugian otras 1.600 personas, según la agencia misionera Fides.
Forman parte de los miles de personas que huyen de la violencia en la región del lago Kivu, en el este del país. Goma está controlada por los rebeldes M23 y tropas ruandesas, que avanzan hacia Bukavu, controlada por las tropas congoleñas con ayuda de soldados de Burundi.
Willy Ngumbi Ngengele, el obispo de Goma, publicó un mensaje en el que afirma que la Iglesia sigue "consternada" los acontecimientos y denuncia el sufrimiento de la población. El bombardeo del Hospital de Maternidad General de la Caridad, en Goma, causó la muerte de recién nacidos, detalló. El obispo de Goma pide "el respeto absoluto de todas las partes, y en todas las circunstancias, de la vida humana y de la infraestructura privada y pública, de conformidad con la dignidad humana y el derecho internacional". Además, pidió facilitar el acceso de la población a los servicios básicos y evitar el flagelo de la violencia sexual que suele acompañar estas guerras. Pide al clero y a los fieles ayudar a los necesitados lo mejor que puedan.
Los wazalendo, de milicias a bandidos
«El mayor peligro para la población de Goma son los bandidos wazalendo», advierten fuentes eclesiales de la zona a la agencia Fides.
Goma es la capital de la región de Kivu del Norte, que ha caído en manos de la guerrilla del M23 con el respaldo del ejército ruandés.
Los wazalendo eran milicias progubernamentales (pro-Kinshasa) reclutadas también entre grupos criminales. Hasta ahora combatían junto con el ejército regular congoleño contra el M23. Pero cuando el M23 tomó Goma, mientras la mayoría de los soldados congoleños se rendían o se entregaban a los cascos azules de la MONUSCO, los wazalendo, armados hasta los dientes, se han descontrolado y básicamente se han convertido en bandidos que viven de lo que saquean.
"Estos grupos armados irrumpen en las viviendas en busca de comida, un bien escaso debido al bloqueo del suministro. Si no encuentran nada que saquear, amenazan con llevarse a los niños. Y es fácil imaginar lo que pueden hacer con las mujeres y las niñas", denuncian los informantes de Fides. El M23 y las tropas ruandesas (es decir, un ejército invasor extranjero) intenta restablecer el orden. "Hay informes de tiroteos esporádicos cerca del aeropuerto", avisan.
Goma, sin luz ni agua; en Bukavu huyen extranjeros
La situación humanitaria en Goma es muy grave porque falta electricidad y agua potable. El sistema de bombeo y filtrado desde el lago Kivu ha dejado de funcionar. Las condiciones más precarias las sufren los desplazados, que se estiman en un millón de personas en la ciudad.
Los rebeldes del M23 avanzan lentamente hacia Bukavu, capital de Kivu del Sur. «El M23 se encuentra a 115 km de la ciudad, pero su avance es pausado debido a las pérdidas sufridas en los últimos combates», añaden las fuentes misioneras. «Las ambulancias trasladan los cuerpos de los soldados caídos desde Goma hasta Ruanda para evitar que terminen en las fosas comunes que se están cavando. Con la subida de temperaturas, urge enterrar los cadáveres que permanecen en las calles».
En Bukavu, los extranjeros huyen, según agencia Fides. "Las embajadas en Kinshasa han ordenado la evacuación de sus ciudadanos ante el temor de que el M23 tome la ciudad, tras hacerse con el control de Goma y Kivu del Norte. Organizaciones internacionales vinculadas a la ONU y varias ONG ya están retirando a su personal a través de Ruanda".
Minas valiosas, y ambición de llegar a la capital
De fondo, los recursos en juego son las explotaciones mineras de coltán y casiterita, minerales codiciados en el conflicto, en el que intervienen actores locales, regionales y multinacionales.
El ejército ruandés ayuda al M23 con tropas, barcazas y vehículos todo terreno nuevos que les entrega en Goma.
Corneille Nangaa, líder de la Alianza del Río Congo, brazo político del M23, ha declarado que el objetivo de la guerrilla es avanzar hacia la lejanísima Kinshasa -a más de 2.500 kilómetros por carretera- para derrocar al presidente Félix Tshisekedi. “Parece un regreso a finales de 1996, cuando las guerrillas apoyadas por Ruanda y Uganda iniciaron su marcha desde el este del país y derrocaron a Mobutu en 1997", dicen las fuentes refiriéndose a la caída del dictador Mobutu Sese Seko, que gobernó más de 30 años.
Sin embargo, en aquella ocasión contaban con el respaldo de potencias extranjeras. Por ahora, la embajada británica en Kinshasa ha emitido un comunicado en inglés y francés condenando la ocupación de Goma por el M23 y el ejército ruandés, y advirtiendo que podría revisar el apoyo del Reino Unido a Ruanda si no cesan las hostilidades.
Para frenar el avance rebelde, el presidente Felix Tshisekedi ha decretado la movilización general, instando a antiguos combatientes y jóvenes a unirse a las filas del ejército.
En Bukavu, la situación parece calmada. La ciudad está defendida no solo por las fuerzas congoleñas, sino también por tropas de Burundi, enviadas por el gobierno de este país, rival de Ruanda.
La diócesis católica de Bukavu abarca unos 12 millones de personas, de las que un 60% son católicas, atendidas con 680 sacerdotes en 40 parroquias.
La vecina diócesis de Goma tiene 1,5 millones de habitantes, de los que menos del 40% son católicos, con unos 180 sacerdotes y 30 parroquias.
Ambas zonas han sufrido durante años por las guerrillas, el bandidaje, el hacinamiento de los desplazados de Ruanda, Burundi y otras regiones, y las epidemias de ébola y otras enfermedades.
En total, en distintas regiones, la República Democrática del Congo acoge 7 millones de desplazados internos en precarias condiciones.
La Iglesia mueve recursos y también su diplomacia
El Nuncio del Papa en Kinshasa es el esloveno Mitja Leskovar, quien llegó hace medio año de otro destino complicado, Irak. En la nunciatura hace 2 años, el 1 de febrero de 2023, estuvo el Papa Francisco escuchando los testimonios de 4 víctimas de la violencia en la región del este. El Papa había querido llegar a Goma, pero no pudo por la inseguridad que ya entonces se constataba.

El Nuncio Leskovar entrega sus credenciales al presidente Felix de la RDC en 2024
El nuncio avisa de que los combates golpean en muchas zonas a la población civil. "Esperamos la vuelta a la mesa de negociaciones, la búsqueda de soluciones diplomáticas, en diálogo con todas las partes implicadas, y el fin del uso de la violencia", declara en Vatican News.
El pasado miércoles, en su audiencia pública, el Papa mencionó la situación del país y pidió orar y trabajar por la paz. El nuncio asegura que "esta exhortación al respeto de todos, de los civiles, del orden público y de los bienes es oportuna y ha sido muy bien recibida".
La zona de guerra es de difícil acceso
Sobre el envío de ayuda, el nuncio avisa de que "incluso sin guerra, es bastante difícil llevar cosas allí porque las carreteras no son buenas, y a veces son intransitables para los coches. Sólo se puede llegar en moto o a pie".
Además, los afectados son 6 o 7 millones de desplazados. "Las necesidades son tan grandes que es casi imposible ayudar a todos los que lo necesitan. Esto no significa que no se haga nada; podemos y debemos hacer algo. En la Nunciatura Apostólica intentamos ayudar a través de las instituciones de la Iglesia: Cáritas, las diócesis directamente o las congregaciones religiosas".
Recuerda que "a veces no hay más instituciones sanitarias que las de la Iglesia, y a veces también hay otras. Podemos trabajar bien juntos. He recibido información sobre la alarmante situación de los hospitales cercanos a las zonas de conflicto. Están desbordados de heridos, no hay más sitio, es una situación grave".
Recuerda además que en este país pobre pero lleno de niños, casi la mitad de las instituciones educativas están dirigidas por la Iglesia católica. "Es un potencial enorme, pero también un hecho consumado. Las iniciativas para la paz y el diálogo están ahí, hay que intensificarlas, hay que encontrar más apoyos".
Poner fin al círculo vicioso de violencia
"El mensaje del Papa de hace dos años es hoy más actual que nunca. La violencia no trae más que una situación aún más terrible para los desplazados, un retroceso aún mayor para la sociedad y un aumento de la pobreza. Hay que poner fin a este círculo vicioso de la violencia. Esto sólo puede hacerse mediante el diálogo y la apertura al compromiso", exhorta el diplomático vaticano.
La Iglesia también anima, dice el diplomático vaticano, "a un diálogo social más amplio que pueda conducir, como esperamos, a una solución política. Las soluciones políticas no son directamente responsabilidad de la Iglesia, pero la Iglesia está ahí para apoyar el primer paso del diálogo social". Apunta que "el observador permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas en Nueva York está comprometido en este sentido".
Pero añade: "No podemos esperar que las estructuras del Estado o de la comunidad internacional resuelvan nuestros problemas sin tocar nuestros propios corazones, nuestras propias costumbres y nuestras propias convicciones".
Y pide a todos orar por la paz en África Central.