Religión en Libertad

Entrevista con Raúl Mayoral Benito, autor de la novela Perder para ganar (Bookman)

Hitler, el tiranicidio de Juan de Mariana y la «Operación Valkiria», todo en una novela trepidante

Fotograma de la película

Fotograma de la película "Operación Valkiria" con Tom Cruise.

Álex Rosal
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Tras el éxito del ensayo Pregón de combate para jóvenes de espíritu (Tulibrería), un libro que su autor, Raúl Mayoral Benito, define como "políticamente incorrecto" y "un manual para combatir", sale al mercado Perder para ganar (Bookman), una novela con mucha tensión narrativa, ambientada en la II Guerra Mundial, que es un recuerdo de todos esos alemanes de bien, la mayoría de ellos cristianos, que intentaron frenar la loca deriva de Hitler y de sus generales más próximos.

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-Se podría decir que su novela 'Perder para ganar' (Bookman) es un homenaje a los buenos alemanes, casi todos ellos cristianos, que se inmolaron para intentar frenar la dictadura de Hitler y el nazismo…

-En parte sí es rendir tributo a quienes actuaron como defensores de la libertad y de la dignidad humanas ante la barbarie hitleriana dando su vida en aras de una Alemania mejor. Pero hay también otros reconocimientos a personajes históricos como Gilbert K. Chesterton, Romano Guardini o Stefan George, que, desde la columna periodística, la cátedra universitaria o el púlpito y la producción literaria fueron férreos defensores de la civilización occidental y de una Europa unida y cristiana. Asimismo, con la novela he querido homenajear al periodismo libre y responsable, representado por los periodistas españoles que actuaron como corresponsales en Berlín durante el III Reich.

"Perder para ganar", de Raúl Mayoral.

-Uno de los protagonistas de su novela señala que "cuando el gobierno utiliza su poder para conducir al pueblo a la destrucción, la rebelión no solo es un derecho, sino el deber de todos y cada uno de los ciudadanos de dicha nación". ¿Por qué hubo tan poca rebelión entre los alemanes de bien?

-A las épocas de la Historia, lo mismo que a sus ciudadanos, hay que juzgarlas en su contexto concreto y exacto y no después de haber transcurrido un tiempo. En el periodo de entreguerras, los regímenes autoritarios predominaban sobre los democráticos. El totalitarismo era una moda y la democracia era despreciada. La sociedad se hallaba dividida entre fascismo o nazismo y comunismo. 

»Y en Alemania, una gran mayoría social prefirió a los nazis antes que a los comunistas, pues los primeros eran, por entonces, una incógnita; mientras que los segundos ya mostraban la terrible realidad de la Unión Soviética. Sin embargo, pocos años de gobierno nazi fueron suficientes para que muchos alemanes cayeran en la cuenta de quién era Hitler y cómo aplicaba sus políticas sobre la eutanasia o contra los judíos. 

»Comenzó una oposición clandestina porque el régimen era policial e implacable contra los disidentes. A partir de la guerra se aceleran los planes de rebelión, pero muchos militares, pese a estar contra el nazismo, no se sumaban a esos planes por su juramento de lealtad al Führer. Y es que la obediencia al mando y la disciplina eran algo casi sagrado en el Ejército alemán.

-Sin embargo, uno de sus protagonistas dice: "La jerarquía católica es el grupo religioso más antagónico al nazismo y es el único que ejerce su libertad para hablar con contundencia ante las herejías del nacionalsocialismo". ¿En qué se basa para sostener esta afirmación?

-La oposición al régimen nazi era, en principio, muy plural y dispersa. Desde militares hasta civiles, desde liberales hasta socialdemócratas. Pero el grupo más compacto eran los católicos dirigidos por su jerarquía. La Iglesia protestante también se opuso a Hitler, pero no con el vigor y la valentía de la Iglesia católica, cuyos prelados y sacerdotes censuraban desde el púlpito al nazismo y denunciaban sus políticas inhumanas. Muchos de ellos fueron encerrados en campos de concentración. 

»No hay que olvidar la magnífica encíclica del Papa Pío XI, Mit Brennender Sorge, publicada precisamente en alemán en 1937, cuatro años después del ascenso de Hitler al poder. Ese documento contiene la crítica más severa e implacable que se ha hecho a la ideología nazi como un paganismo basado en la idolatría de la raza aria, una pseudo religión, lo que yo denomino religión al revés.

-Usted sitúa a un grupo llamado Círculo de Kreisau, compuesto por militares, políticos, intelectuales… como el germen para dar un Golpe de Estado en Alemania que apartara a Hitler y a los nazis del poder. ¿Qué es lo que les unía a todos ellos?

-En esencia, su cristianismo y su europeísmo. El grupo albergaba la idea de una Europa unida de fuertes raíces cristianas. El impulsor del Círculo de Kreisau fue Helmut James von Moltke, un cristiano protestante de gran talla moral y profundamente religioso, que supo aglutinar a gentes de muy diversa filiación política y diferente origen social, pero todas opuestas al nazismo. Moltke era partidario de un derrocamiento de Hitler sin violencia. 

»Tenía tal aversión a ésta que le impedía planear un asesinato. El grupo trabajaba por la instauración en Alemania de un sistema democrático, pero sin vuelta a la República de Weimar. Un Estado de Derecho que salvaguardara la libertad del individuo. Resulta curioso como denominaron a la primera reunión oficial del Círculo de Kreisau: Reunión de Pentecostés, por celebrarse en esa festividad cristiana.

De izquierda a derecha, Damian von Stauffenberg, Raúl Mayoral Benito (el autor), y Miguel Ángel Blázquez (el editor).

De izquierda a derecha, Damian von Stauffenberg, Raúl Mayoral Benito (el autor), y Miguel Ángel Blázquez (el editor).

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-Este mismo grupo también debate sobre la teoría del tiranicidio alumbrada por Santo Tomás, Suárez y, sobre todo, por el jesuita y teólogo Juan de Mariana en su obra "Del Rey y de la institución real", que justificaba el tiranicidio cuando el gobernante se convertía en un bárbaro tirano que esclavizaba a sus ciudadanos…

-En efecto, dentro del movimiento clandestino de oposición a Hitler siempre hubo dos proyectos enfrentados: golpe de Estado violento o no violento. Es decir, matar al tirano o encerrarlo en prisión o en un manicomio. Los debates comenzaron desde el primer momento. Primeramente, se impuso la tesis incruenta. Pero con el transcurso de la guerra, la muy previsible derrota de Alemania tras la batalla de Stalingrado o el conocimiento de la llamada Solución final contra los judíos acabó por imponerse la postura favorable al tiranicidio. 

»Algunos juristas alemanes conocían las teorías de estos pensadores justificando la muerte del tirano. Piense usted que el soldado alemán estaba vinculado a Hitler por su juramento de lealtad, circunstancia ésta que marcó a muchos oficiales de la Wehrmacht para no adherirse a la denominada Operación Valquiria, el intento de asesinato frustrado de Hitler protagonizado por el teniente coronel Claus von Stauffenberg, Incluso, éste reflexionó hondamente sobre ello antes de decidirse a ejecutar la operación.

-Si hubiera tenido éxito el llamado "Plan Valquiria", la famosa operación para eliminar a Hitler y apartar a los nazis del poder, llevado a cabo por el Círculo de Kreisau, ¿qué consecuencias militares y políticas hubiera tenido para Alemania?

-De haber triunfado dicho Plan, el nazismo, el partido nazi y todas las instituciones satélites, especialmente las SS, hubiera sido derrocado y el poder habría pasado a manos del Ejército, de la Wehrmacht. Probablemente, se hubiera desatado una guerra civil en el interior de Alemania, pero los nuevos dirigentes tenían muy claro intentar la paz con los aliados occidentales, y seguir combatiendo contra el comunismo soviético, al que consideraban tan enemigo de su proyecto democrático y europeísta como al nazismo. 

»Para entonces, los aliados ya habían acordado la rendición incondicional de Alemania, pero de una Alemania nazi. ¿Qué hubiera ocurrido si quien propone un armisticio es una Alemania libre del nazismo? Entramos en el terreno de la historia-ficción.

-Canaris, uno de los personajes de "Perder para ganar" (Bookman), dice en un momento determinado: "El nacionalsocialismo es especialista en atribuir carácter legítimo a acciones generalmente consideradas como inmorales". Esta actitud parece que se ha generalizado en muchos gobernantes del siglo XXI, ¿no?

-El almirante Wilhem Canaris era el jefe del servicio secreto del Ejército alemán, conocido como Abwher. Diferente del servicio secreto que tenía la SS de Heinrich Himmler, que estaba enfrentado con aquél, porque Canaris no era nazi y muy pronto se alejó del régimen y ayudó a la oposición siendo por ello ahorcado en abril de 1945, cuando la guerra estaba a punto de terminar. Creo que una de las características de Perder para ganar es la vigencia de su mensaje. 

»En el periodo de entreguerras sucedieron hechos que hoy parecen repetirse. Uno de ellos es el maquiavelismo que impregna las políticas de algunos dirigentes actuales. La política disociada de la moral desemboca en sectarismo, demagogia, pero también el algo mucho peor: la vulneración de derechos y libertades, la falta de respeto por la dignidad del ser humano. En suma, una política sin fundamento moral es puro totalitarismo. Y en el campo del Derecho es puro positivismo, revistiendo de legalidad actos contrarios al Derecho natural como aborto o eutanasia.

De izquierda a derecha, Damian von Stauffenberg, Raúl Mayoral Benito (el autor), y Miguel Ángel Blázquez (el editor).

De izquierda a derecha, Damian von Stauffenberg, Raúl Mayoral Benito (el autor), y Miguel Ángel Blázquez (el editor).

-Al final del libro, uno de los protagonistas, monseñor Knox, dice: "Si lo ocurrido en Alemania durante estos fatídicos años, si la historia de Adolf Hitler y del nacionalsocialismo sirve de algo, debería ser para que la humanidad aprenda que el hombre no puede erigirse en un dios expulsando de su vida al propio Dios". ¿Podemos decir que hemos aprendido esta lección?

-Desgraciadamente no, el ser humano continúa pretendiendo ser dios suprimiendo de su vida al verdadero Dios. Vuelvo a citar la encíclica de Pío XI, Mit Brennender Sorge. En ella el Santo Padre denuncia que "quien, con una confusión panteísta, identifica a Dios con el universo, materializando a Dios en el mundo o deificando al mundo en Dios, no pertenece a los verdaderos creyentes". Ocurrió antes del siglo XX, ocurrió en el siglo XX y mucho me temo que seguirá ocurriendo.

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