«Nada autoriza al Vaticano a otorgar nombramientos en el territorio soberano de Nicaragua»
Rolando se reafirma como «cabeza de la Iglesia» en Matagalpa, el régimen niega su autoridad vaticana

El obispo nicaragüense Rolando Álvarez habla por primera vez ante cámaras después de su destierro por parte de la dictadura de Daniel Ortega.
El pasado 14 de enero se cumplió un año de la liberación del obispo nicaragüense de Matagalpa, Rolando Álvarez. Aquel día de 2024 llegó a Roma, donde reside desde entonces, tras haber pasado más de un año prisionero del régimen de Daniel Ortega, ya fuese en las prisiones del gobierno o bajo arresto domiciliario. Tras ser condenado a 26 años de cárcel por sus críticas al régimen, fue finalmente exiliado -él se considera liberado-.
Su condena y exilio es solo uno de los muchos episodios de persecución que sufre la Iglesia en Nicaragua, el último y más sonado de ellos la expulsión de 30 monjas clarisas de sus conventos en Managua y Chinandega. Todo ello es parte de un ataque sistemático al clero y a la Iglesia nicaragüenses por el régimen de Ortega y Murillo, que ya habrían exiliado, arrestado o hecho huir al menos al 20% de los sacerdotes y religiosos de todo el país.
Al cumplirse el primer año de su liberación, el obispo Rolando concedió a EWTN una entrevista a principios de mes, valorando el estado actual de la Iglesia en Nicaragua bajo el régimen de Ortega y sus perspectivas de futuro.
En la entrevista, el obispo agradeció al Papa Francisco haberle mantenido como ordinario de Matagalpa y administrador apostólico de Estelí, mostrándose dispuesto a permanecer junto a sus fieles, aun estando en el exilio.
El régimen acusa a Rolando de "instigar crímenes y sufrimientos a familias"
Paralelamente, el pasado 8 de febrero el Ministerio de relaciones exteriores del gobierno de Nicaragua dirigió una agresiva misiva a las autoridades vaticanas. En ella, el régimen condenaba lo que llama una “conducta inadmisible” del Vaticano, en referencia a la entrevista al obispo Rolando en EWTN por sus supuestas “declaraciones irrespetuosas que violentan la vida independiente de Nicaragua”.
La misiva se encontraba plagada de agresivas acusaciones al Vaticano, como si este fuese responsable del canal EWTN, acusándole de “disponer sobre cargos y poderes que otorgan en Nicaragua a personas que dejaron de ser nicaragüenses” -en referencia al obispo Rolando-, al que acusan de “romper la paz con todo tipo de violencia” o de promover “crímenes políticamente instigados infringiendo angustias, sufrimiento y dolor a las familias del país”.
El ministerio nicaragüense condenaba en la misiva las “conductas inadmisibles de personas que desde tronos ególatras continúan agrediendo al pueblo nicaragüense”, considerando que “desde púlpitos y tronos vacíos, esos falsos profetas y mercaderes desconocen a Cristo y sus doctrinas de amor y concordia. Las citadas conductas, inadmisibles y anticristianas, merecen la condena de las familias nicaragüenses” se leía en la carta, mencionando también que “nada autoriza al Estado Vaticano a otorgar nombramientos de cualquier tipo en el territorio soberano y digno de nuestra Nicaragua”.
Rolando: "Soy cabeza visible de la Iglesia de Matagalpa"
Aunque sin mencionarla de forma explícita, la carta del régimen era toda una alusión a la entrevista al obispo Rolando en EWTN, donde este reiteraba su permanencia en la sede arzobispal de Matagalpa desde el exilio.
A lo largo de la entrevista, el obispo recordó a los fieles su estado de “obispo para la Iglesia universal”. “Fui ordenado obispo para Matagalpa. Soy cabeza visible de Matagalpa y administrador apostólico de Estelí y lo seguiré siendo hasta que Dios quiera”, remarcaba, al tiempo que dirigía sus muestras de afecto y cercanía con su gente y el pueblo nicaragüense.
Desde Roma, el obispo Rolando recordó el momento en que, al llegar a Roma, se disponía a renunciar ante el Papa como obispo de Matagalpa y administrador apostólico de Estelí.
“Tenía listo ya para presentarle al Papa mi renuncia, pero me encontré con la bondad de Dios y del Santo Padre que quieren que siga siendo el ordinario de Matagalpa y el administrador apostólico de Estelí, aun estando en la diáspora. Yo no le llamo exilio porque yo no estoy exiliado, yo estoy liberado. Y en la diáspora. En la diáspora siempre crece la fe y se fortalece la esperanza”, remarcó el obispo.
"Dios actúa en la historia, mi pueblo es un pueblo de esperanza"
Habló así de una esperanza que siempre mantuvo durante el año que pasó en prisión, sabiendo siempre que sería puesto en libertad y sosteniéndose en la oración como fuente de su esperanza.
El obispo se preocupó también de transmitir esa esperanza a los fieles de la Iglesia perseguida de Nicaragua. A ellos les recordó que “aún en los momentos en que la esperanza se vuelve oscuridad, tenemos que creer firmemente que Dios va actuando en la historia del ser humano y en la historia de los pueblos. Yo estoy convencido de eso y por eso soy un hombre de esperanza y creo que mi gente, mi pueblo, es un pueblo de esperanza”.
Tras un año de la liberación y residiendo en Roma, el obispo afirma encontrarse contento y prácticamente recuperado de una merma general en sus capacidades.
“Yo vine, para decirlo en un lenguaje de cuantificación, menos cero en todas mis capacidades. Ahora, un año después, puedo decir que estoy en un 90% recuperado. He tenido un año de recuperación, ciertamente de mi salud integral, pero en el que he venido también consiguiendo la paz interior que tanto necesitaba. Estoy cerca de Pedro y eso renueva mi fe”, mencionaba el obispo en la entrevista.