Religión en Libertad

La familia Luor, con 10 hijos: rezar en la mesa, escuchar a cada uno, cuidar la pareja...

Elodie Luor es la madre de una familia numerosa y alegremente imperfecta; cuenta su experiencia en «Cinq gars, cinq filles»

Elodie y Guillaume Luor, con sus diez hijos, hablan de fe, paciencia y disfrutar

Elodie y Guillaume Luor, con sus diez hijos, hablan de fe, paciencia y disfrutarcr famille chretienne

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Redacción ReL

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Blanche de Caqueray cuenta en Famille Chrétienne la historia edificante de la familia Luor, cinco chicos y otras cinco chicas. Lo cuenta Elodie, madre y periodista, que prioriza su familia, pero no busca en ella una perfección imposible. La oración familiar es sagrada... aunque sea caótica. 

Los hijos son Antoine, Olivier, Agathe, Faustine, Guilhem, Symphorien, Domitille, Théophane, Blanche y Azélie. La ropa se transmite de hermano a hermana, los niños aprenden a terminarse el plato, a cortar una manzana ligeramente magullada, recogen huevos del gallinero a diario y no se van de vacaciones al otro lado del mundo, explican en un vídeo de Le Figaro (al final del artículo, en francés).

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Al frente de una tribu XXL y autora de Cinq gars, cinq filles, Elodie Luor asume una familia alegremente imperfecta, donde la fe se vive al ritmo de los retos cotidianos.

Escritora y madre de una familia (muy) numerosa, Elodie Luor, de 43 años, vive cerca de Rennes con su marido Guillaume. Allí crían a su tribu con amor y humor, al ritmo de una agitada vida cotidiana. Tras estudiar idiomas, ahora se dedica a sus diez hijos, cuando no está trabajando en su próximo libro.

"No vamos a morir porque el salón esté desordenado"

Elodie Luor lo dice desde el principio: "El hecho de ser una madre de una familia XXL no hace que me sienta con derecho a dar consejos". No hay ningún método infalible, sino la voluntad de hacer de su familia su prioridad. 

¿Su secreto? Mantener los pies en la tierra y relativizar las pequeñas preocupaciones del día a día. "No vamos a morir porque el salón esté desordenado", afirma con picardía. 

Una filosofía que pretende eliminar complejos, en contraposición a la imagen de una madre siempre serena y organizada. "Me gustaría tener una casa perfecta, pero no es realista", confiesa. "Como madre, es importante no ponerse una presión excesiva". 

La jefa de la tribu solo tiene un mantra: "Hacer lo mejor que se pueda".

La oración familiar: un momento sagrado, aunque caótico

En casa de los Luor, la oración familiar es diaria... pero no impecable. Se realiza en el momento de dar las gracias [antes de comer, en la mesa], porque "¡al menos entonces están todos presentes!", bromea Elodie Luor. De hecho, nada como la anticipación: "No estamos a salvo de que un niño se levante de la mesa dando un portazo", ironiza la madre de familia.

La oración no se prolonga necesariamente, ya que el hambre se hace sentir. Pero "el Buen Dios nos ve y sabe que hacemos lo mejor que podemos", añade con confianza. 

Sin embargo, el ideal de piedad choca regularmente con la realidad. La oración familiar es "a menudo ruidosa, por no decir agotadora", mientras que "nosotros soñamos con recogimiento", suspira Elodie Luor.

Portada de Cinq gars, cinq filles, donde Élodie Luor cuenta sus retos de familia grande, tamaño XXL

Portada de Cinq gars, cinq filles, donde Élodie Luor cuenta sus retos de familia grande, tamaño XXL

"Exigencia y benevolencia"

"¡Una madre que hace lo que puede!", así es como Elodie Luor resume su maternidad, evitando cuestionamientos estériles. "Como todos los padres, a veces tenemos la impresión de estar fallando en algunas cosas", confiesa. "Pero evito darle demasiadas vueltas y hago lo que tengo que hacer, ¡y al final me doy cuenta de que no está tan mal!".

Su educación se resume en dos palabras: "Exigencia y benevolencia"

Cada noche, se esfuerza por dedicar un rato a hablar con cada uno de sus hijos. "La maternidad me ha enseñado la desmesura del amor", confiesa. Como decía San Bernardo de Claraval, "la medida del amor es amar sin medida".

Para ella, este amor es un misterio que la trasciende. "Entiendo que Jesús pueda mover montañas con ese poder", sonríe. Sin embargo, la madre admite sin reparos que el amor se nutre de una gran exigencia: "Implica tomarse el tiempo para detenerse y poder afrontar el día a día". Antes de terminar con una nota llena de esperanza: "Tenemos pruebas como todo el mundo, ¡pero qué alegrías en el día a día!".

Una pareja anclada en la fe

Aunque se desviven por sus hijos, Elodie y Guillaume Luor no descuidan su relación. "Nuestra pareja sigue siendo nuestra prioridad", insiste la esposa. Se esfuerzan por dedicarse tiempo cada día, siempre que lo desean o lo necesitan. 

"Aunque sea para ir al McDonald's, ¡es importante que nos cuidemos!". Una vez al mes, se regalan un momento solo para ellos dos, preparando por turnos una sorpresa para el otro. "Una noche de bolos, al cine, una búsqueda del tesoro en casa... ¡Combinamos fantasía y amor!", comparte ella.

Su fe es el cemento de su unión. "Rezamos juntos todas las noches, aunque estemos agotados", revela. "Y cuando Guillaume está de viaje, nos llamamos para rezar un Ave María". En febrero de 2026, los esposos publicarán en Artège 100 jeux complices pour les couples, un libro para cultivar el amor a través del juego. ¿Qué incluye? Retos, ejercicios y manualidades para reforzar la complicidad. Hay un capítulo dedicado a parejas santas, como los Martin o los Ozanam, para intentar seguir siempre sus pasos.

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