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San Felipe Neri: algunos de sus consejos para la fe y la vida

San Felipe Neri murió en 1595 con 80 años, casi un siglo después Carlo Dolci pintó este retrato del santo

San Felipe Neri murió en 1595 con 80 años, casi un siglo después Carlo Dolci pintó este retrato del santo

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ReL

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San Felipe Neri vivió de 1515 a 1595. Sacerdote fundador de los oratorios (comunidades de sacerdotes que vivían juntos), recordado por su buen humor, por humildad hizo quemar casi todos sus escritos al acercarse su muerte, y se conservaron apenas frases que sus discípulos recordaban o habían apuntado en diarios. Estas son algunas de sus enseñanzas:

  • Hay tentaciones, como las de la carne, que se vencen huyendo; otras, como las de la ira, resistiéndolas, y otras, como las de la vanagloria, despreciándolas.
  • Cuando Dios envía tribulaciones a un alma, le da una prueba de grande afecto.
  • El que se alegra de ser despreciado y se tiene por nada, es un discípulo perfecto de la escuela de Jesucristo.
  • Entre las gracias que hemos de pedir a Dios, una de ellas ha de ser la perseverancia.
  • No hay nada más peligroso en la vida espiritual que querer dirigirse uno a sí mismo.
  • La ociosidad es una calamidad para el cristiano. Debemos siempre hacer algo, no sea que venga el demonio y nos haga caer en sus lazos.
  • Nada ayuda al hombre tanto como la oración.
  • Echémonos en brazos de Dios, y estemos seguros que si algo quiere de nosotros, nos dará fuerzas para hacer todo lo que desee que hagamos.
  • Procura rechazar los escrúpulos, porque turban el alma y engendran la tristeza.
  • Nada hay más desagradable a Dios, que un alma orgullosa de sí misma.
  • No debemos aborrecer a nadie, porque Dios no viene a estar en un alma que no ama a su prójimo
  • En la Comunión debemos pedir la curación de aquel vicio a que estamos sujetos.
  • El demonio, que es muy orgulloso, teme mucho la humilde confesión.
  • Desprendamos nuestros corazones de las cosas de este mundo; digámonos muchas veces: ¿y después? ¿y después?.
  • No seamos prontos en juzgar a los otros: pensemos primero en nosotros mismos.
  • Para estar en paz con el prójimo, no pienses nunca en sus defectos naturales.
  • No siempre nos conviene lo mejor.
  • El siervo de Dios no debe querer recibir la recompensa de su servicio en este mundo.
  • El que huye de una cruz, encontrara en su camino otra más pesada.
  • Antes de ir a confesaros, bueno será pedir a Dios la buena voluntad de ser santo.
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