Tras una enfermedad en 2013, se volcó en la música cristiana; creció con Cursillos de Cristiandad
Muere a los 63 años el músico católico César Hidalgo: folk-rock y fe para despertar

César Hidalgo, de pie con su habitual sombrero, mezcló folk y rock y luego lo alimentó con letras de fe y vida
Ha muerto de cáncer en la madrugada de este miércoles el cantante y músico católico César Hidalgo, que tenía 63 años. Pertenecía a Cursillos de Cristiandad y era colaborador habitual de Manos Unidas. Su música era un folk-rock que no buscaba aportar comodidad, sino más bien plantear un punto de inquietud, para despertar e impulsar a la acción. Su cuerpo se vela desde este 2 de julio en el tanatorio San Isidro, de Madrid.
En una nota muy sentida, su amigo el músico Nico Montero explica en Cope que "se nos ha ido sereno, con fe y acompañado de su mujer Gloria y su familia y amigos". Sus familiares dicen en redes sociales que afrontó la enfermedad “en silencio, con fe y alegría hasta el último momento”.
Letras que van al corazón
Nico Montero detalla que, como músico, "César lograba de manera natural crear un ambiente cargado de emociones y sentimientos, porque las letras de sus canciones van directamente al corazón, son letras que nos acercan al Señor de una forma muy concreta, removiendo nuestras vidas con alegría y entusiasmo. Tenía la peculiaridad de llevarnos a un registro muy poco transitado por la música católica, de tal suerte que con con sus letras actuales y vivas, envueltas en un ritmo folk-rock transmitía energía y entusiasmo y no dejando indiferente a nadie".
Profesionalmente, era criminólogo. Conocía bien las miserias de la sociedad, incluyendo el alejamiento de muchos de Dios.
A partir de cierto momento, tras mucha reflexión, quiso servir a Dios con su tiempo, música y canciones. De joven, inspirado por grupos folk como el vasco Oskorri o el gallego Milladoiro, se volcó en la música folclórica, con instrumentos antiguos como la zanfona, laúd, mandolina, dulcimer o rabel. Era solista en un grupo folk llamado Almena en 1983, y ya entonces añadían arreglos cercanos al rock. El grupo sacó dos discos propios y participó en otros colectivos y recopilatorios. Participaron en la Expo de Sevilla o el Año Santo Compostelano.
Música con fe desde 2013
Fue en sus últimos años cuando se centró en la composición e interpretación de temas de temática católica. Una enfermedad le obligó a jubilarse en 2013. Entonces, desde su casa, con otro ritmo vital, empezó a dedicar su música a la fe. “La conversión es día a día”, decía con frecuencia, también en sus letras. Buscaba conmover y cuestionar al oyente.
En abril de 2017 sacó su primer trabajo discográfico en solitario, “Corazón de Folk-Rock”. A la vez buscaba hacer pensar, divertirse y, en parte, incitar a ese "lío" que pedía el Papa Francisco, salir del amodorramiento. Son canciones como: Imaginar, Locura de amor, Afortunados, No estás solo, En mi caminar y Tener amigos.
Otros discos fueron: Una misa para el siglo XXI, Alma guerrera, Paso a paso y su último trabajo, Conversiones, en el que versionaba canciones de grandes autores como Serrat, León Gieco o Jorge Fandermole, dándoles una nueva vida desde su experiencia de fe. Decía que eran canciones que le habían ayudado en la vida, y desde la fe las vivía de otra manera.
En una entrevista recordaba que se emocionó cantando en Tierra Santa: “Cantar en un barco en el Mar de Galilea, de madrugada y con el Santísimo expuesto, no tiene nombre ni se paga”.
Obtuvo varios premios 'Spera' (el de mejor cantante masculino, compartido con Nico Montero) y este año estaba nominado a los premios Catholic Music Awards por su videoclip 'Por un cielo azul' en el que habían participado dos docenas de músicos católicos, todo un esfuerzo de hacer fraternidad entre los músicos y para animar a la gente de fe a colaborar con la música católica.