2025 es el Año Internacional de la Ciencia Cuántica
Los científicos cristianos y la ciencia cuántica: Esteban Terradas, Julio Palacios, Zubiri...
Los pioneros de la ciencia cuántica fueron cristianos; sus divulgadores en España, católicos

El matemático barcelonés Esteban Terradas (1883-1950), de quien Einstein dijo que era uno de los 5 hombres más inteligentes que conocía
La UNESCO ha proclamado 2025 como el Año Internacional de la Ciencia y la Tecnología Cuánticas. Esta iniciativa, que pretende aumentar la conciencia pública sobre la importancia de la ciencia cuántica y sus aplicaciones, conmemora ya 100 años de mecánica cuántica.
La ciencia cuántica, que se ha mostrado como una teoría fundamental de la Naturaleza, estudia la materia a escala microscópica y a muy bajas temperaturas, describiendo el comportamiento de los electrones, los fotones, etc. Explicando muchos fenómenos biológicos, químicos y físicos de la energía.
Las tecnologías cuánticas nos permiten realizar mejoras en los ámbitos de la medicina, el clima, la energía, la seguridad alimentaria y el agua limpia, fabricando magnetos superconductores, láseres, microprocesadores, fibras ópticas, LED, nuevos materiales, superordenadores, resonancia magnética, microscopios de electrones, ordenadores cuánticos para la carrera aeroespacial en los que están interesadas compañías tales como Google o IBM, etc.
Varios de los iniciadores de estos estudios eran personas de fe, y dejaron testimonio de ello.
Max Planck, un pionero de la mecánica cuántica
El alemán max Planck (1858-1947) es considerado el fundador de la teoría cuántica. Fue galardonado con el Premio Nobel de Física en 1918.
Era cristiano de tradición luterana. Su fe cristiana le consoló y sostuvo al morir sus dos esposas y, siendo adultos, sus dos hijas y sus tres hijos, dos en la primera guerra mundial y ahorcado el tercero por su participación en el atentado contra Hitler.
Ignacio Sols, científico católico y divulgador, habló de él en su conferencia La inspiración cristiana de la ciencia de la naturaleza pronunciada el 16 de septiembre de 2022 en Pamplona, en el primer congreso de la Sociedad de Científicos Católicos en España.
A Max Planck se le atribuye esta frase: "Nunca puede darse una verdadera oposición entre ciencia y religión. Cualquier persona seria y reflexiva se da cuenta, creo yo, de la necesidad de reconocer y cultivar el aspecto religioso presente en su propia naturaleza, si quiere que todas las fuerzas del alma humana actúen conjuntamente en perfecto equilibrio y armonía. Y realmente no es accidental que los mayores pensadores de todas las épocas fueran almas profundamente religiosas, incluso si no mostraban en público sus sentimientos en este sentido".

Max Planck (1858-1947), cristiano de tradición luterana, Premio Nobel y pionero de la Física Cuántica
Otros cristianos en los orígenes de la ciencia cuántica
La teoría cuántica de Max Planck se aplicó luego a la teoría atómica surgida de las experiencias de Joseph John Thomson, descubridor del electrón, y de Ernest Rutherford, descubridor del núcleo atómico. Ambos eran cristianos anglicanos. Eso desembocó en una mecánica cuántica que se inicia en 1925 con la tesis de Louis de Broglie, católico francés, y cuya comprensión final llegó en 1927 con el principio de incertidumbre de Werner Heisenberg, cristiano luterano.
Se coronaban con ello dos años de investigación en la que colaboraron otros creyentes cristianos como Pascual Jordan y Wolfgang Pauli.
Werner Heisenberg (1901-1976), galardonado con el Premio Nobel de Física de 1932 por la creación de la mecánica cuántica, diría:
“¿Podemos, o puede alguien, alcanzar la razón central de las cosas o de los sucesos, de cuya inexistencia no parece haber duda, de un modo tan directo como podemos alcanzar el alma de otro ser humano? Empleo el término “alma” deliberadamente, para que se entienda lo que quiero decir. Así planteada la pregunta, mi repuesta sería «sí». Y puesto que mi propia experiencia no importa demasiado, me gustaría recordarte el famoso texto de Pascal, aquel que llevaba cosido por dentro en su chaqueta: «El Dios de Abraham, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob, y no el de los filósofos y lo sabios»”.
Erwin Schrödinger (1887-1961), que recibió el Premio Nobel de Física en 1933 por haber desarrollado la ecuación de Schrödinger, es considerado otro de los fundadores de la mecánica cuántica. Sobre el tema de la existencia de Dios, dijo:
“Permítaseme mencionar de pasada el notorio ateísmo confesado de la ciencia, que pertenece por supuesto al tema que estamos tratando. Una y otra vez se le hace este reproche a la ciencia, si bien injustamente. En un modelo de mundo que se hace accesible solamente al coste de eliminar de él todo lo personal, no puede caber un dios personal. Cuando tenemos experiencia de Dios, sabemos que es algo tan real como una percepción sensible inmediata, o como la propia personalidad. No hay sitio para él, como tampoco para ellas, en una imagen espacio-temporal. Todo científico honesto nos dirá: no encuentro a Dios en parte alguna en el espacio y en el tiempo. Pero, al decirlo, se hace acreedor al reproche de aquellos en cuyo catecismo está escrito: Dios es espíritu”.

Erwin Schrödinger, famoso por su experimento del gato, recordaba que Dios es espíritu, no se somete a experimentos físicos
Einstein y el anhelo de verdad y comprensión
Albert Einstein (1879-1955), Premio Nobel de Física en 1921, decía en una entrevista en 1930 con George Sylvester Viereck: "No soy ateo y no creo que pueda llamarme panteísta. Creo en el dios de Spinoza que se revela en la armonía ordenada de lo que existe, no en un Dios que se ocupa de los destinos y las acciones de los seres humanos".
Pero en una conferencia de 1940 sobre Ciencia, Filosofía y Religión, proclamó: "La ciencia solo puede ser creada por quienes están profundamente imbuidos del anhelo de verdad y comprensión. La fuente de estos sentimientos proviene, sin embargo, de la esfera religiosa. A ella pertenece también la fe en la posibilidad de que las normas que rigen al mundo de lo existente sean racionales, esto es, asequibles por medio de la razón. No puedo concebir a un auténtico científico que carezca de esa profunda fe. Todo esto puede expresarse con una imagen: la ciencia sin la religión está coja, y la religión, sin la ciencia, ciega”.
Esteban Terradas Illa, el gran matemático español
La llegada a España de la ciencia y la tecnología cuántica sería de la mano de científicos creyentes, católicos en este caso.
Hay poca duda del eminente papel jugado por el barcelonés Esteban Terradas Illa (1883-1950), un alumno prodigio que a los 15 años entró en la universidad. Su vida la contó magistralmente el también científico Julio Rey Pastor
Terrades contactó por primera vez con la naciente física cuántica durante el II Congreso Internacional de Matemáticos que se celebró en Roma en abril de 1908. Le llevó a interesarse por los estudios de Planck y el novedoso mundo cuántico. Fue su primer divulgador en España mediante la presentación en el primer Congreso de la Asociación Española para el Progreso de las Ciencias, organizado en Zaragoza en octubre de 1908 de dos comunicaciones tituladas «Sobre la mecánica estadística» y «Teorías modernas sobre la emisión de la luz».
Terradas quedó huérfano de padre desde niño, y fue determinante en su formación su tío José, que era sacerdote (Diccionario Biográfico electrónico, aquí). Él fue quien lo envió a estudiar a Alemania, a Charlottenburg (Berlín), y le ayudó a abrirse a las lenguas: llegó a dominar el alemán, inglés, francés, italiano e incluso ruso.
Se doctoró en Ciencias Físicas y en Matemáticas en 1905, ganó por oposición en 1906 la Cátedra de Mecánica Racional en la Universidad de Zaragoza, y en 1907 la Cátedra de Acústica y Óptica de la Universidad de Barcelona. En 1909 obtuvo además el título de Ingeniero Industrial. En 1923, fue uno de los anfitriones, en Barcelona, de la visita que realizó a España Albert Einstein. El físico alemán le definió como "uno de los cinco hombres más inteligentes que conozco y uno de los pocos que puede comprender hoy en día la Teoría de la relatividad".
Siendo miembro de la Universidad de Barcelona se trasladó a Argentina donde pasó la Guerra Civil, porque los católicos no nacionalistas como Terradas corrían el riesgo de ser asesinados. El General Vigón, monárquico católico que participó en la educación de los hijos de Alfonso XIII, y que impulsó la investigación científica entre otras cosas dando formación universitaria a sus hijas – que fueron importantes científicas católicas de las que ya hemos hablado aquí en ReL - fue determinante en la vuelta a España tras la Guerra Civil de Terradas, que representa el inequívoco nexo de unión que los científicos católicos lograron entre la Edad de Plata y la posguerra, permitiendo así que el desarrollo científico que ellos mismos habían iniciado no terminase con semejante desastre.
Terradas, reconocido como hombre católico, conservador y catalanista moderado, también organizó cursos de altos estudios y de intercambio con físicos de prestigio internacional relacionados con la ciencia cuántica como Einstein (1923), Sommerfeld (1922) o Weyl (1921). El mismo Terradas lanzó estos cursos el año 1915.
Así mismo fueron de especial interés divulgativo las contribuciones relacionadas con la física teórica hechas por Terradas en la Enciclopedia Espasa-Calpe, como las voces teoría de los quanta (1922), radiación (1923) y mecánica estadística (1933).
En 1940 el físico Julio Palacios hizo una visita cultural a Sudamérica con el fin de conseguir que el matemático Rey Pastor y Esteban Terradas pasaran a formar parte del claustro de la Universidad de Madrid. Al barcelonés se le concedió la cátedra de Física-Matemática de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Madrid. En 1944 fue elegido académico de la Real Academia Española. Fue miembro del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), fundado por científicos católicos, como ya contamos aquí y aquí.
Uno de sus discípulos investigadores fue el Siervo de Dios Guillermo Rovirosa (1897-1964), fundador de las HOAC (Hermandades Obreras de Acción Católica), cuya causa de beatificación está abierta.
Julio Palacios, divulgando la ciencia cuántica
En la «Biblioteca Contemporánea de Ciencias» dirigida por Esteban Terradas publicó Julio Palacios Martínez (1891-1970), catedrático de Termología en la Universidad Central (Madrid) en 1922 la traducción de la obra del profesor Fritz Reiche (1883-1969) titulada en español Teoría de los Quanta, su origen y desarrollo.

Julio Palacios Martínez en su juventud, gran divulgador y traductor de la física cuántica
En 1942 haría lo propio con ‘El Esquema físico del mundo’ publicado por la madrileña Editorial Alcor, una obra cargada de fuerte contenido científico-católico. Palacios fue un pionero en la investigación en ciencias físicas en nuestro país, que firmó su primer artículo científico con el Premio Nobel de Física (1913) Kamerlingh Onnes.
Palacios fue el primer autor español que escribió un libro de física que se tradujo al inglés y al francés. Presidió la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales y fue miembro de la de Lengua y Medicina. Su condición de católico practicante y monárquico la dejó testimoniada por escrito el médico e historiador Pedro Laín Entralgo en su obra Descargo de conciencia (1976).
El filósofo Xavier Zubiri, apasionado por "la nueva física"
El filósofo Xavier Zubiri Apalategi (1898-1983) fue otra de las grandes personalidades católicas que se interesó por la ciencia y tecnología cuántica, en su caso desde sus implicaciones filosóficas y religiosas.
Afincado en Madrid, su tesis doctoral fue dirigida por Ortega y Gasset. Publicó en 1934 la traducción de la obra de Arthur March sobre la física del átomo (March, 1934) y, además, publicó un extenso artículo en la madrileña revista «Cruz y Raya» titulado «La nueva física (un problema de filosofía)» de la que transcribimos unos párrafos de su introducción:
- "Estas líneas no tienen más pretensión que la de exponer una serie de reflexiones que esta nueva física puede sugerir a la filosofía. La nueva física es, en mayor o menor grado, justamente eso: una novedad y, por lo mismo, un problema. Ahora bien: este carácter no afecta tanto a las cuestiones de que la física trata, sino a la física en cuanto tal. Quien es problema en esta nueva física es la física misma. Por esto ha tocado a un punto que pone en vibración a un tiempo el cuerpo entero de la filosofía. Sirva esto, a la vez, de justificación personal para quien, no siendo profesional de la física, se ve forzado a hablar de temas físicos".
En 1921 Zubiri fue ordenado sacerdote en Pamplona. En el año 1926 Zubiri gana por oposición la cátedra de Historia de la Filosofía de la Facultad de Filosofía y Letras en la Universidad Central de Madrid. Un magnífico grupo de pensadores, dispersados después por la guerra civil, comparten en aquellos años las aulas con Zubiri: Ortega y Gasset, Adolfo Bonilla San Martín, Manuel B. Cossío, Julián Besteiro, Manuel García Morente….

Un joven Xavier Zubiri, que afrontó la Física Cuántica desde la Filosofía
En el año 1929 Zubiri se traslada a Friburgo de Brisgovia, con el objeto de ampliar sus estudios, y allí sigue cursos con Husserl y con Martin Heidegger. En 1930 Zubiri se encuentra en Berlín, donde conoce, entre otros, a Einstein, Schrödinger, Zermelo, y Jaeger. Gran parte de sus esfuerzos en estos años están dedicados a estudiar los nuevos avances en la física, y a sus consecuencias para la filosofía.
En el año 1931, Zubiri se reincorpora a su cátedra en Madrid. En 1935 Zubiri se encuentra en Roma, adonde se traslada para obtener la secularización. Zubiri publicó también en 1935 en la madrileña Editorial Signo, la traducción de las lecciones que el austríaco Erwin Schrödinger, Premio Nobel de Física en 1933, había pronunciado en su primera visita a España en 1934, realizada en solitario a la Universidad de Santander.
- Dice Zubiri: "Cristo se reveló Dios no sólo diciendo que era Dios, sino siéndolo. Es la divinización de la vía de la trascendencia. Y este su ser se ha manifestado, por tanto, a lo largo de una vía intrínsecamente histórica: es la estricta culminación de la vía de la trascendencia en un Dios accesible por encarnación".
En marzo de 1936 Zubiri se casó con Carmen Castro Madinaveitia, hija del filólogo y cervantista Américo Castro. En el año 1982 Zubiri recibió, junto con Severo Ochoa, el premio Ramón y Cajal a la investigación. En el año 1983, con las fuerzas mermadas por la enfermedad, Zubiri empezó su libro «El hombre y Dios» que no pudo terminar. El 21 de septiembre murió en Madrid. Sus discípulos, entre ellos el popular filósofo Julián Marías, fueron divulgando sus obras.
Carlos Sánchez del Río y Sierra, desde la Física Nuclear
Carlos Sánchez del Río y Sierra (1924-2013), que llegó a ser presidente del CSIC, fue otro de los promotores de la ciencia cuántica en España.
Se formó en la escuela del ya mencionado Julio Palacios. Se doctoró en Ciencias Físicas por la Universidad de Madrid (1948), amplió sus estudios en la Universidad de Roma, el Centro Informazione Studi ed Esperience (Milán), la Université de Genève, la Eidgenössische Technische Hoschschule (Zúrich) y la Universidad de Chicago entre 1948 y 1953. Su campo de especialización se centró en Óptica, Física Atómica y Física Nuclear, y por supuesto el mundo cuántico.
Con 26 años se convirtió el catedrático más joven al obtener la cátedra de Óptica de la Universidad de La Laguna y a los 29 consiguió la primera Cátedra de Física Atómica y Nuclear creada en España en la actual Universidad Complutense, a la que siempre estuvo vinculado como catedrático, director del departamento de Física Fundamental, decano de la Facultad de Ciencias Físicas en 1986 y vicerrector de la Universidad Complutense.

Carlos Sánchez del Río y Sierra fue otra de las grandes figuras de la técnica cuántica en España
Fue presidente de muchas asociaciones científicas dedicadas a la Física o la energía nuclear. Formó parte del Consejo Nacional de Educación y de las Comisiones de Investigación de los Planes de Desarrollo. Fue autor de numerosas publicaciones en revistas de su especialidad.
En una ponencia en el Congreso Nacional Ignaciano de 1956, titulada ‘Creación de un verdadero humanismo científico’, dijo:
- ‘Toda la primera parte de la ponencia se desarrolla desde un punto de vista no específicamente cristiano…solamente al final, cuando se considere la relación de las ciencias con el hombre, se verá la necesidad de introducir un elemento trascendental más amplio y que pueda abarcar e integrar la totalidad de los problemas que surgen; este elemento tiene que ser de carácter religioso, y en su mayor perfección no puede ser otro que el sentido cristiano de la existencia".
- "Afortunadamente, todavía queda un tercer punto de vista, el representado por la filosofía sana perenne, y más amplio y seguro todavía el representado por la concepción cristiana del mundo y del hombre que lo asume y completa. Esta concepción se puede sintetizar en la aceptación de Dios como principio y fin de toda la realidad y en la consecuente significación trascendente de todas las inquietudes y actividades humanas…A la vista de estos hechos parece justificado el afirmar que la creación de un verdadero humanismo científico sólo podrá llevarse a cabo por medio de la integración de las actividades científicas dentro de un esquema cristiano del mundo, de un modo paralelo a la integración del humanismo renacentista dentro del orden cristiano llevado a cabo por san Ignacio…
En La percepción jerárquica de la realidad (Revista de filosofía, 1994, pp.305-339) escribió:
- ‘El ateísmo niega a Dios y al mundo sobrenatural. Esta creencia de origen remoto se constituyó en doctrina bastante extendida en los siglos XVIII y XIX. Uno de sus fundamentos es la hipótesis de un mundo estacionario. El mundo ha sido siempre como es ahora y lo que todavía no entendemos nos lo aclararán las ciencias empíricas. El problema es que dichas ciencias nos indican que el mundo tuvo un origen y es dinámico… el ateísmo no es producto de la ciencia. Es una creencia... Por estas y otras razones la religión ocupa el nivel más alto en la escala de las jerarquías que he propuesto como forma actual de percibir la realidad a la luz de las ciencias. Y a ese nivel más alto sólo se llega plenamente por la fe en la revelación. Para terminar, no he de ocultar que mi percepción jerárquica de la realidad, incluido el factor religioso, se basa en mi interpretación de las ciencias, y es, por supuesto, una creencia".
Estas figuras muestran que durante todo el siglo XX, la España contemporánea, arrancando desde la Edad de Plata, introdujo la ciencia y la tecnología cuántica gracias a la participación de científicos católicos e instituciones de origen católico.