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Lápida cerámica de la nueva capilla de Adoración Perpetua

Lápida cerámica de la nueva capilla de Adoración Perpetua

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Este fin de semana se ha abierto una nueva Capilla de Adoración Perpetua en nuestra Archidiócesis de Toledo: después de las dos que hay en la Ciudad Imperial (Capilla Arzobispal de la Inmaculada -2005- y en la parroquia de san Juan de la Cruz - 2020), en Talavera de la Reina (Casa de la Iglesia Beato Saturnino Ortega - 2007), en Torrijos (Capilla del Santísimo Sacramento - 2009), en Consuegra (Capilla de San Juan Pablo II - 2016), en Madridejos (2023), en Oropesa (Templo de la Divina Misericordia - 2024) y en Sonseca (Capilla de San José -2024), se ha sumado una más: ¡en Ocaña! ¡La novena! ¡Bendita diócesis de Toledo!

La parroquia ha decidido poner el nombre del mártir hospitalario a la Capilla de la Adoración Perpetua. Se lo agradecemos enormemente. Su memoria sigue viva en la localidad de Ocaña. La extraordinaria labor desarrollada por el beato Honorio en América fueron reconocidos por el ayuntamiento de Ocaña, a su regreso a España (1934) dedicándosele una calle.

El Hno. Gabriel García OH venerando el memorial

El Hno. Gabriel García OH venerando el memorial

En 2014 la Sociedad Agraria de Transformación (SAT), “La Mesa de Ocaña” y el Ayuntamiento de Ocaña dedicaron un monolito con una placa de bronce justo en el sitio donde hacía un siglo se levantaba la casa natal del mártir hospitalario.

BEATO HONORIO BALLESTEROS RODRÍGUEZ, OH

Natural de la localidad toledana de Ocaña nació el 29 de abril de 1895. Hijo del matrimonio formado por Marto Ballesteros García y Juana Rodríguez Aganzo, fue bautizado el 5 de mayo de 1895 en la parroquia de Santa María de la Asunción de Ocaña, recibiendo el nombre de Pedro Eusebio. Recibió el sacramento de la confirmación el 5 de septiembre de 1900 de manos de fray Antonio Colomer, vicario apostólico de Tonkín septentrional.

De posición más bien humilde, los padres formaban un matrimonio con hondos principios cristianos que supieron transmitir a sus cuatro hijos, tres varones y una mujer, y que vivían de su trabajo, siendo el padre jornalero trabajador del campo. Frecuentó el colegio de los padres Dominicos de Ocaña hasta los trece años. A los catorce años ingresó en la Escuela Apostólica en Ciempozuelos, aprovechando mucho en los estudios; al tomar el hábito e iniciar el noviciado el 28 de septiembre de 1913 recibió el nombre de fray Honorio. Al año siguiente, el 11 de noviembre de 1914 emitió sus votos temporales.

Como hospitalario formó parte de las comunidades de varios centros en España: Ciempozuelos (1914), Palencia (1915), Madrid (servicio militar, 1916), Carabanchel Alto (1919), Sant Boi de Llobregat, donde el 12 de octubre de 1920 emitió la profesión solemne. En octubre de 1922 Honorio pasó a Ciempozuelos en preparación a su inmediato destino a América, formando parte de la primera comunidad enviada a Santiago de Chile, Casa de Orates (diciembre 1922), al regresar la orden a Chile después de la colonia. Como enfermero diplomado y amigo del estudio científico, sobresalió por su preparación y dejó publicados varios escritos muy reconocidos, principalmente en América Latina. En 1932 fundó en Santiago de Chile una Escuela de Enfermería que contribuyó a la formación del personal asistencial sanitario, a mentalizar y consolidar la actuación hospitalaria trabajando con preparación, eficacia y espíritu humanista; el Gobierno chileno lo reconoció y, estando en Colombia en 1933, le concedió la condecoración “Al mérito en el grado de Caballero”. La extraordinaria labor desarrollada por el siervo de Dios en América y el éxito obtenido fueron altamente reconocidos también por el ayuntamiento de su ciudad natal, Ocaña; en consecuencia, a su regreso a España (1934) fue objeto de un homenaje y el ayuntamiento le dedicó una calle.

Beato Honorio Ballesteros OH

Beato Honorio Ballesteros OH

Al llegar al sanatorio los milicianos la tarde del 17 de agosto de 1936 para detener a la comunidad, el siervo de Dios se encontraba en cama, enfermo con fiebre alta. Hecho levantar sin ninguna compasión, “se vistió sin decir nada” y bajó a la portería, donde estaban ya apresados los otros miembros de la comunidad. Montado con los otros seis religiosos en los vehículos, fueron trasladados directamente junto a las tapias del cementerio San Rafael de Málaga, y allí les dieron muerte siendo fusilados.

Honorio Ballesteros murió a la edad de cuarenta y un años y veinticinco de vida como hermano hospitalario.

Fue beatificado en Tarragona el 13 de octubre de 2013. Sus restos esperan el día de su glorificación en una cripta, en la capilla del Santísimo de la Agonía, preparada (1941) en la catedral de Málaga por el obispo diocesano monseñor Balbino Santos Olivera para acoger a los asesinados por la persecución religiosa entre 1936 y 1939.

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