Pobre en y con el Señor

Espíritu-paloma-luz
Un día me levanté por la mañana, y me encontré con la sorpresa de que no podía hacer nada sola. Todo lo que hacía en mi día a día, cosas sencillas y básicas no las podía realizar. Tampoco me podía agachar al suelo. Y lo único que podía hacer era caminar.
En esos momentos me dije: dependes de otros. De todos aquellos que ofrecían su mano, su oración, y su apoyo para seguir en la vida, el Señor se sirvió para poder caminar. Estás bien de ánimo, pero solo no puedes. Aquello que realizas con tus propias manos, es imposible. Por mucho que quieras no lo puedes hacer. Es necesario buscar ayuda. En un principio una ayuda más cercana, y luego una ayuda más externa, que no dependas tanto de otros. Pero es lo que tocaba. Poco a poco fue saliendo. Mi casa se convirtió en un lugar de acogida, en los que venían ofrecían apoyo y cariño. Mi teléfono fue un continuo ir de mensajes y llamadas. No estás solo, aunque no puedas hacer nada solo. Poco a poco, llegaba la mejoría. Era alucinante. Pronto pude caminar y ponerme en camino.
Me sentí un pobre que solo puede caminar hacia delante, sin nada más poder hacer. Pobre que no tiene nada, pobre que se deja hacer, pobre que espera en Dios que todo lo dispone. Ser pobre es saber que en medio de la dificultad está el Señor a tu lado. Nunca he perdido el ánimo, aunque a veces puede costar seguir luchando. Porque si hay alguien en la vida, que quiera volver a la normalidad esa soy yo.
La pobreza no es solo no tener medios materiales, o espirituales, es saber que cuando no puedes en ocasiones valerte por ti mismo, Dios siempre pone un brazo que te coge y te dice: Vamos adelante, puedes seguir caminando.
Solo podía caminar. Ser pobre es ponerse en camino cada día, para decirle al Señor tu guíame. Caminar con el que es el Camino, te hace sentirte un pobre que va acompañado. Cuando vas con él, su poder todo lo transforma. Puedes caminar más e ir más lejos. Eso te permite compartir. Cada vez más rápido. Pobre porque recibes tanto cariño, tanta ternura de Dios.
La pobreza es algo que muchos viven porque no tienen nada, pero muchas veces no pueden entregar su vida. Pero cuanto se puede entregar. No puedes muchas veces rezar, pero hay alguien que lo hace por ti. Pobre de espíritu. Eso es el Señor. Pero ser como él, solo no puedes. Pero con su gracia, sabes que la vida, que la oración que a veces parece imposible, se va llenando. Llega la eucaristía diaria. Ser pobre es muchas veces no poder recibir aquello que deseas. Pero poco a poco, todo llega, porque puedes ponerte en camino.
Ser pobre es saber que siempre su vida está en sus manos. Cuantas cosas se quedaran ocultas en tu casa. Cuantos momentos de entrega quedaran solo para el Señor. Aprendes hacer las cosas de un modo nuevo. Esa entrega la ve el Señor. Ser pobre es salir para caminar.
Ser pobre es entregarse en lo mínimo, para que cada vez vaya a más. Ser pobre es preguntar al hermano, cuando está enfermo, por lo que le pueda pasar, qué tal está. Es rezar por el otro. El Señor va dando las fuerzas. Porque solo no puedes. Muchas veces lo que vives en el día a día, puede arrollarte, pero el Señor te invita también a salir.
Ser pobre es ser agradecido a Dios y los demás. Cuantas veces estos días he dicho gracias. Esas palabras no expresan todo lo que he recibido. Cada día más. Cuanto don de Dios.
Ser pobre es levantarse cuando caes, y poner la mirada en el Padre, que te dice: ven. Ser pobre es saber que todo lo que tienes lo recibes. Ser pobre no es andar con la cabeza baja, sino mirar al cielo, mirar a lo alto, de donde recibes todo.
Ser pobre es estar con Jesús que jamás te abandona. Te da palabras de vida. Te dice: eres mi amada, lo que salga de ti será bendecido, pondré mi Espíritu en todo lo que haces. Es decirle al Señor, por las palabras del profeta: heme aquí, envíame a mí, yo iré.
Ser pobre, por el Espíritu te convierte en rico, porque con Dios tienes toda la riqueza que no puedes imaginar. Con el Espíritu, llega la sobreabundancia y la bendición. Con él, todo es posible. Necesitas comer, pues él te ofrece todo lo necesario, hasta manos que todo lo preparan. Necesitas vestido, pues él todo lo dispone para que puedas ir de blanco, de esposa para el Señor. Necesitas hermanos para compartir, pues el todo lo dispone para que seas feliz. No puedes hacer mucho, pero el Señor hace que te sientas valiosa, porque eres su esposa.
Ser pobre es tenerle a él. Pobre para estar siempre con él. Poder adorarle, y bendecirle, cada mañana. Unirte a él, de quien como pobre todo lo recibes.
Belén Sotos Rodríguez