Religión en Libertad

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La noticia del nombramiento de monseñor Demetrio Fernández, como nuevo obispo de Córdoba empapa la actualidad religiosa de estos dias. Primeros saludos, primeros mensajes, a través de los medios de comunicación, tanto provinciales como nacionales. Con aire exclusivamente periodístico, -y por lo tanto, al hilo de la actualidad y casi de la improvisación-, me gustaría recoger en un Decálogo, esos primeros latidos y actitudes del nuevo pastor diocesano.


  • "Primero, estoy deseando encontrarme con vosotros para empezar a trabajar juntos por presentar al mundo la belleza cristiana.
  • Segundo, a mí la Iglesia me envía a anunciar el Evangelio con claridad. Los pastores, a veces, tenemos que dar un silbido a tiempo, bien fuerte, para que las ovejas no se pierdan.
  • Tercero, no tengo miedo. Dios da la tarea y Dios da la gracia. Si multiplica la tarea, también multiplicará la gracia para afrontarla.
  • Cuarto, miremos con ojos de fe estos acontecimientos porque es Dios, a través de tantas mediaciones humanas, el que dirige vuestros pasos y los míos para que caminemos juntos, bajo la protección del arcángel San Rafael, en Córdoba. ¡Bendito sea Dios que nos muestra su amor de tantas maneras!
  • Quinto, os saludo a todos vosotros, -hermanos sacerdotes, seminaristas, personas consagradas, fieles laicos, autoridades, y especialmente a todos los que sufren por cualquier causa, -enfermedad, paro, desamor, ausencia de Dios-, rogando para que, en palabras de san Pablo, podamos vivir una vida tranquila y apacible con toda piedad y dignidad.
  • Sexto, ofrezco mi colaboración desde el Evangelio para el bien común de los cordobeses.
  • Séptimo, yo siempre he creído en el papel de las cofradías, y lo saben en Tarazona, donde lo he dicho muchas veces. Considero que son un vehiculo precioso para la transmisión de la fe, ya que ayudan a comunicar sentimientos y emociones, y eso marca la vida de las personas.
  • Octavo, lo que hay que depurar, -más ahora, en cuaresma-, es el corazón.
  • Noveno, la expresión digna de la fe, en la Eucaristía, en la adoración, es compatible y simultánea con la emoción y el sentimiento.
  • Décimo, adorar es recibir el beso del Señor".



Hasta aquí, lo que bien pudiéramos denominar como el "Decálogo del nuevo obispo", espigado, casi improvisado, de sus primeras declaraciones y mensajes. Ciertamente, su llegada, su toma de posesión, será todo un acontecimiento eclesial, convirtiendo el bosque de columnas de la catedral cordobesa, en barca viva y luminosa de una Iglesia que navega por los procelosos mares de la historia, confiada siempre en la palabra de su Maestro: "Yo estaré con vosotros todos los días, hasta la consumación de los siglos".

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