Si te olvidas de ti mismo para envidiar, puedes tener graves problemas

Todo el que no quiere ver sus pecados, los echa a la espalda; pero examina sutilmente los ajenos, no por celo, sino por envidia; por tanto, no queriendo curar, sino censurar, se olvida de sí mismo 🔹San Agustín. Comentario al Salmo 100, 3🔹

▶️ En el contexto de la Espiritualidad Católica: Este pensamiento es una crítica directa a la hipocresía y a la tendencia humana a juzgar a los demás ignorando nuestras propias debilidades, limitaciones y errores. La persona que prefiere ignorar sus propios defectos y, en cambio, se dedica a buscar y criticar los de los demás, lo que termina destrozándose interiormente. Esto es lo que el enemigo desea, hacer desaparecer la esperanza que nos permite seguir adelante día a día. Es muy fácil criticar a los demás, pero es mucho más difícil afrontar con humildad nuestros propios defectos. La frase nos invita a un examen de conciencia profundo y a un reconocimiento humilde lo que realmente somos.

Otro aspecto interesante de la frase es la referencia que hace a la envidia. La envidia es un veneno que corroe el alma y nos impide amar a los demás verdaderamente. Al buscar defectos en los demás, nos privamos de la oportunidad de aprender de ellos y de crecer como personas. La intención del quien envidia no es ayudar a la persona a corregir con verdadero amor y respeto, sus errores y "curar" sus heridas, sino simplemente “censurar”. Dicho en una palabra, el envidioso desea destrozar a quién le hace sentirse mal. La censura no busca la mejora, sino la humillación y la auto-justificación. Es una forma de proyectar nuestras propias inseguridades y culpas sobre los demás.

El resultado final y la ironía suprema es que la envidia y el rencor nos rompen. pecados y se impide a sí misma crecer y mejorar. Al no reconocer nuestras propias limitaciones y errores, nos estancamos espiritualmente y nos alejamos de la posibilidad de la verdadera conversión.

▶️ En el contexto de la evangelización digital. En las redes sociales, es muy fácil caer en la tentación de criticar y juzgar a los demás. Hay redes especializadas en generar críticas y destrozar a quien nos hace sentir mal. Pero en las redes también tenemos la maravillosa oportunidad de sembrar amor, confianza y esperanza. Es de gran importancia la humildad y la compasión en nuestra labor evangelizadora. La evangelización no se trata de condenar, sino de invitar a la conversión y al amor. Busquemos cómo compartir esperanza. Sobre todo a las personas que la han perdido o están muy afectadas por vivencias que los destrozan.

▶️ Preguntas para reflexionar: ¿Estamos dispuestos a aceptar este desafío de ofrecer amor y no dolor? ¿Estamos dispuestos a dejar de "echar nuestros pecados a la espalda" y a afrontarlos con valentía y humildad? ¿Estamos dispuestos a ver que detrás del amor siempre está Dios?

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