A veces nos amamos de forma muy inadecuada

No hay nadie que no se ame a sí mismo; pero hay que buscar el recto amor y evitar el perverso, porque amando la iniquidad despides a Dios 🔹San Agustín. Comentario al Salmo 330, 3🔹

 ▶️ En el contexto de la Espiritualidad Católica: San Agustín parte de una premisa fundamental: existe un amor a uno mismo que es inherente a la condición humana. Es una inclinación natural, un instinto de conservación y bienestar. No podemos negar su existencia para trabajar que este amor no se transforme en un problema. No basta con amarse, sino que es crucial discernir entre el amor a al imagen de Dios en nosotros y un amor "perverso" (torcido, vicioso). El amor a sí mismo no tiene razón de ser destructivo pero puede desviarse hacia caminos llenos de dolor.

Amar la "iniquidad" (la injusticia, el pecado, lo que es contrario a la Voluntad de Dios) implica, en última instancia, rechazar a Dios. A veces este rechazo se esconde y se falsea para que no se note demasiado. Usamos a Dios para darnos brillo. Usamos a la Iglesia para sentirnos superiores. Usamos cualquier cosa para que nuestro egoísmo crezca. Esto no es un simple acto de desobediencia, sino una elección fundamental que nos del Creador.

El amor debe dirigirse a Dios. Si no es así tenemos una imperiosa necesidad de purificar este amor, de dirigirlo hacia el bien verdadero. La clave está en el discernimiento. ¿Qué es lo que amamos cuando nos vemos a nosotros mismos? ¿Amamos las virtudes, nuestra capacidad de amar y servir, nuestra búsqueda de la verdad? ¿O amamos nuestros vicios, nuestros egoísmos, nuestros deseos desordenados? La "iniquidad" representa todo aquello que nos aleja de Dios y de nuestro verdadero bien. Puede manifestarse en la búsqueda desenfrenada de placer, en el apego al poder y a la riqueza, en la falta de caridad hacia los demás. Amar la iniquidad no es simplemente cometer actos malos, sino adoptar una actitud prepotente que nos separa de Dios. Es la elección consciente de preferir el pecado a la Gracia, la oscuridad a la Luz.

▶️ En el contexto de la evangelización digital. Esta frase nos invita a examinar nuestra la forma en que nos presentamos en las redes. ¿Qué es lo que realmente amamos en nosotros mismos y cómo evidenciamos ese amor propio a los demás? ¿Estamos buscando el bien verdadero o nos estamos dejando llevar por nuestros deseos egoístas? ¿Estamos amando a Dios sobre todas las cosas, o nos estamos amando a nosotros mismos de manera desordenada?

Al evangelizar en las redes sociales, debemos recordar que nuestra misión no es simplemente promover una imagen positiva de nosotros mismos, sino ayudar a otros a descubrir el amor que Dios nos ofrece a todos. Debemos tener cuidado de no usar las redes para catapultarse hacia la fama. Como hashtag proponemos: #AmaADiosEnTodo

▶️ Preguntas para reflexionar: ¿Cómo podemos cultivar verdadero amor a la imagen de Dios en nuestra vida diaria? ¿Qué acciones concretas podemos tomar para evitar el "amor perverso"? ¿Cómo podemos ayudar a otros a discernir entre el bien y el mal?

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