#Espiritualidad Católica - #Nueva Evangelización
Cristo es el Agua Viva que nos llena de Esperanza
(San Agustín Comentario al Salmo 37, 14)
San Agustín Comentario al Salmo 37, 14
La raíz se halla profundamente afianzada en tierra; en donde está nuestra raíz, allí está nuestra vida, allí está nuestro amor (San Agustín Comentario al Salmo 37, 14)
San Agustín nos presenta hoy un símil para que comprendamos ciertos aspectos de la espiritualidad que no siempre son sencillos. Es una frase rica que nos invita a una profunda reflexión sobre nuestras prioridades y fuentes de vida. La imagen de la raíz es poderosa, porque habla de lo que da solidez y vida a las plantas. Por ejemplo, pensemos en un árbol: su salud, su fortaleza y su capacidad para dar fruto dependen de la solidez de sus raíces. San Agustín utiliza esta analogía para hablarnos de nuestra vida espiritual y emocional.
Nuestra espiritualidad es como ese árbol. Necesita tener una base sólida, un fundamento firme. La tierra representa aquello que nos nutre, que nos da sustento y estabilidad. En un sentido espiritual, esta "tierra" es la fe, virtudes, convicciones más profundas. Una raíz bien afianzada implica una conexión fuerte con estas fuentes de vida espiritual. Es decir, no basta con profesar una fe de labios para afuera; es necesario vivirla, internalizarla y dejar que nos transforme desde dentro.
Donde pongamos nuestra energía, nuestra atención y nuestro compromiso, ahí encontraremos la vitalidad que nos permite recibir la esperanza de Dios. Si nuestra raíz está en lo material, en la búsqueda del placer efímero o en la aprobación de los demás, nuestra vida será superficial e insatisfactoria. Si, por el contrario, nuestra raíz se encuentra en Dios, en el amor-caridad al prójimo, en la búsqueda de la Unidad, Verdad, Bondad y la Belleza, nuestra vida florecerá y tendrá un propósito trascendente. La vida, en este contexto, no se refiere simplemente a la existencia biológica, sino a la plenitud del ser, a la realización personal y a la conexión con Dios.
El amor-caridad, para San Agustín, es la fuerza que mueve el universo. Es el motor de nuestras acciones y la fuente de nuestra alegría. Donde se encuentra nuestra raíz, ahí encontraremos la verdadera capacidad de amar. Un amor genuino, desinteresado y que se extiende a todos, incluso a aquellos que nos resultan difíciles. Si nuestra raíz está en el egoísmo y la autocomplacencia, nuestro amor será limitado y condicionado. Pero si nuestra raíz está en Dios, nuestro amor será incondicional y transformador.
Si enfocamos esto en la evangelización digital, nos damos cuenta que evangelizar no es una actividad más. Es parte de la raíz que nos permite crecer y avanzar espiritualmente. En las redes sociales, es muy fácil quedarnos en la superficialidad de las apariencias. Es muy fácil atraer a "seguidores-fans" creado polémicas y enfrentamientos. Lo realmente duro es evangelizar como San Juan Bautista, que predicaba en el desierto. Porque el mundo siempre es un desierto que necesita el Agua Viva para florecer. Si buscamos seguidores, aplausos y que nos consideren lideres, el desierto seguirá igual de seco.
Nunca debemos olvidar que Cristo es el Agua Viva que nos llena de esperanza.