Cristo es la Estrella Eterna y la Luz que nos guía
Epifanía
San Ambrosio de Milán tenía muy claro que la Estrella de Belén es más que un fenómeno astronómico. Para el ser humano postmoderno del siglo XXI, es inaceptable ver más allá de lo cotidiano e inmanente. Reducimos el Evangelio a una historia bonita que contiene mensajes puramente filantrópicos. Lo que no se ajuste a esto, lo olvidamos. El ser humano actual no puede aceptar que exista trascendencia y que esta se manifieste a través de lo sagrado. Por eso es necesario señalar a Cristo. Mostrar su presencia más allá de las caricaturas que nos venden para que olvidemos a Dios y veneremos becerros de oro. Ídolos hechos a nuestra imagen y semejanza.
¿Se inventa esto San Ambrosio? Lo podemos leer en el Evangelio de San Juan. Cristo es el Camino que nos conduce al Padre. Camino que los Sabios de Oriente tomaron para llegar a Belén.
Cristo es la Luz. La Luz que da sentido a nuestra vida. Sin la Luz no podemos ver, ni entender lo que nos rodea. Las tinieblas nos harán desesperar y enfrentarnos con nuestros propios hermanos.
Sin el Camino, nada podemos. Sin la Verdad, nada conocemos. Sin la Vida, nada podemos. ¿Y sin Cristo?
¿Quiénes siguen la Estrella? Tres Sabios de Oriente. Tres personas vieron la señal en el cielo y confiaron en Dios. ¿Qué representan estos Sabios?
Dejaron todo y siguieron la Estrella. Como indica San Agustín, tanto los Sabios como los pastores, buscaban la Piedra Angular. La Piedra desechada por albañiles y arquitectos. Nos deberíamos de ver reflejados en ellos, aunque no tengamos el valor de dejar todo para seguir a Cristo. Cristo nos llama y nos espera. Nuestra soberbia y egoísmo nos retienen, pero Él sigue esperando.
El Tesoro, la Perla, es Cristo mismo que espera que abramos la puerta de nuestro ser. Si vemos la Luz de la Estrella y caminamos el Camino, junto a la Verdad, estamos abriendo la puerta a Cristo.
Si vivimos nuestra vida con Fe, Esperanza y Caridad, la puerta permanecerá abierta. Nadie la podrá cerrar. Cristo mismo nos conduce hasta Él.
Una vez llegan ante el pesebre ¿Qué le entregan los Sabios de Oriente a Cristo?
Dios nos llene de fuerza y paciencia para seguir la Estrella que conduce hacia Él. Quiera el Señor ayudarnos a no distraernos con todas las maravillas vacías que el mundo vende como esenciales. El Camino es largo y la carga es pesada. No cabe duda que no podemos caminar solos en el páramo social en el que vivimos. Necesitamos caminar unidos, teniendo a Cristo como vínculo de unidad y fraternidad entre nosotros.