Lo que la Iglesia hizo en el Concilio Vaticano II
Hemos de entender, valorar y situar el Concilio Vaticano II atendiendo a la voz de la Iglesia y, en este caso, de uno de sus protagonistas, Cabeza del Concilio, el Papa Pablo VI. Aunque surjan corrientes con poderosos altavoces que niegan validez y hasta legitimidad a dicho Concilio, pidiendo su revisión, nadie en su sano juicio dejará de reconocer que es un Concilio más en la lista de Concilios de la Iglesia, sancionado y promulgado por un Papa.
¿Qué pretendía el Concilio? ¿Qué hizo la Iglesia durante él, qué se propuso? Una presentación, breve, pero con visión panorámica, dio Pablo VI a un mes de su clausura en un discurso. En este discurso, Pablo VI expresaba aquello que movió el ánimo de los padres conciliares y lo que reflejan los documentos del Concilio. La segunda parte de dicho discurso -que otro día veremos- centra la relación de la Iglesia con el mundo moderno. Veamos pues qué es el Concilio y cuál fue su interés, su objeto, su fin.
Creo que deberíamos volver a mirar al Concilio, serenamente, pero también de manera agradecida a Dios. Ha permitido que con un lenguaje nuevo y un ímpetu evangelizador la Iglesia mire a Cristo, luz de los pueblos, y refleje su luz más nítidamente. No es poco logro conseguir abandonar el lenguaje de la condena para emplear la medicina de la misericordia, aun sin renunciar a la Verdad y a la exposición plena del mensaje de la salvación y sus consecuencias. Algunos desean anatemas constantemente; tal vez es mejor el lenguaje amable y expositivo de la Verdad para que persuada internamente con la evidencia de sí misma.