Medicinas para la conversión
"-¿Cómo es posible, pues, que nos salvemos?, me preguntas.
-Aplicando las medicinas contrarias a cada pecado: la limosna, la oración, la compunción, la penitencia, la humildad, la contrición de corazón, el desprecio de las cosas presentes. Como nos decidamos a prestarle atención, Dios nos ha abierto infinitos caminos de salvación. Atendámosle, pues, y tratemos por todos los medios de curar nuestras heridas: haciendo limosna, perdonando a los que nos han ofendido, dando gracias a Dios por todas las cosas, ayunando conforme a nuestras fuerzas, orando fervorosamene, procurándonos amigos de la riqueza de iniquidad" (S. Juan Crisóstomo, In Matt., hom. 41,1). Hay un bendito hospital que es la Iglesia; una Casa que es Casa de Salvación, donde habita el Médico espiritual que a nadie rechaza y a todos cura: en la Iglesia, Cristo nos da las medicinas para cada pecado y los antídotos para no caer en otras enfermedades.
La Cuaresma es tiempo de curación con los remedios medicinales de Cristo, acudiendo a su Iglesia a tiempo.