Religión en Libertad

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Ambas son imágenes de Jesucristo y como tal se emplean en nuestro rito hispano-mozárabe.

En el tiempo de Pascua, la antífona que se canta durante la fracción de la Hostia en los nueve trozos, que se disponen en forma de cruz sobre la patena, está tomada del libro del Apocalipsis: "Ha vencido el león de la tribu de Judá, la raíz de David. Aleluya".

Jesucristo es el León fuerte que agazapado en su sepulcro, ha saltado, ha hecho presa de la muerte y la ha devorado. Él es el vencedor.

La Illatio (equivalente al prefacio) del domingo VI de Pascua canta así de Jesucristo:

Repitamos con júbilo pascual: "Ha vencido el león de la tribu de Judá, la raíz de David. Aleluya".

Pero también es llamado Cordero y la imagen del león, siguiendo a 1P 5, es equivalente al diablo rugiente que ronda buscando a quién devorar y al que se ha de resistir firmes en la fe.

El león, con la fiereza de sus ataques y tentaciones, resulta ser vencido por el sencillo Cordero, el Cordero inmolado.

Esta contraposición de imágenes la encontramos en la Misa del común de un Mártir I, en la Illatio, con una fuerza visual grande:

Desconozco el origen remoto de esta Illatio y si el autor se inspiró en alguien o en algún texto; pero espigando en la obra de San Agustín, encontré un texto que me recordó esta Illatio. ¿Guardan relación entre sí? Al menos sí expresan los mismos conceptos y nos ofrecen una deliciosa catequesis cristológica:

Sea a Cristo la alabanza en esta Pascua, el León de la tribu de Judá, el Cordero manso que vence al león.

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