Religión en Libertad

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España ha tenido una identidad forjada por la fe, por la grandeza de alma y por un sentido alto de responsabilidad, preservando los derechos y libertades gracias a su Derecho. ¿Habrá que recordar a la Escuela de Salamanca? Sí, esto no quita el pecado de los hombres concretos, pero no el alma de toda una nación. Jamás estableció la esclavitud ni degradó a los hombres exterminándolos como otros Imperios hicieron al descubrir o conquistar, sino que respetó su libertad y dignidad, empezando por el mestizaje como ejemplo. España nace cristiana y eso forma parte de su grandeza.

Necesitamos reconocer y recordar la grandeza y la vocación de España. Necesitamos volver a nuestros orígenes y raíces, tan nobles, para confrontando con nuestro presente, crear un futuro digno de la propia vocación. Dicho de otra forma, volver a ser lo que fuimos; que nuestro pasado y el alma hispana se proyecten a nuestro futuro.

Éste es el sentido que podemos sacar de las primeras palabras, protocolarias y de saludo, del Papa en Santiago. ¿Qué España? ¿Qué fue? ¿Qué aportó? ¿Qué hizo?

“Siento una profunda alegría al estar de nuevo en España, que ha dado al mundo una pléyade de grandes santos, fundadores y poetas, como Ignacio de Loyola, Teresa de Jesús, Juan de la Cruz, Francisco Javier, entre otros muchos; la que en el siglo XX ha suscitado nuevas instituciones, grupos y comunidades de vida cristiana y de acción apostólica y, en los últimos decenios, camina en concordia y unidad, en libertad y paz, mirando al futuro con esperanza y responsabilidad. Movida por su rico patrimonio de valores humanos y espirituales, busca asimismo superarse en medio de las dificultades y ofrecer su solidaridad a la comunidad internacional.
Estas aportaciones e iniciativas de vuestra dilatada historia, y también de hoy, junto al significado de estos dos lugares de vuestra hermosa geografía que visitaré en esta ocasión, me dan pie para ensanchar mi pensamiento a todos los pueblos de España y de Europa. Como el Siervo de Dios Juan Pablo II, que desde Compostela exhortó al viejo Continente a dar nueva pujanza a sus raíces cristianas, también yo quisiera invitar a España y a Europa a edificar su presente y a proyectar su futuro desde la verdad auténtica del hombre, desde la libertad que respeta esa verdad y nunca la hiere, y desde la justicia para todos, comenzando por los más pobres y desvalidos. Una España y una Europa no sólo preocupadas de las necesidades materiales de los hombres, sino también de las morales y sociales, de las espirituales y religiosas, porque todas ellas son exigencias genuinas del único hombre y sólo así se trabaja eficaz, íntegra y fecundamente por su bien” (Benedicto XVI, Discurso de bienvenida, Santiago de Compostela, 6-noviembre-2010).


¿Qué señalaba el Papa?


- Primero, la pléyade de santos. España ha dado grandes santos a la Iglesia, santos que han dejado una impronta clara e indeleble... pero que hoy deberá seguir suscitando santos, hombres y mujeres llenos de Dios, que sean transparencia de Cristo. Toda pastoral debe ser una “pastoral de la santidad” y tal vez, entonces, haya que cambiar el rumbo de lo que muchas veces se hace.

- Segundo: el Papa valora la vitalidad eclesial en España. Han surgido “instituciones, grupos y comunidades de vida cristiana y de acción apostólica” y esto es bueno, aunque no coincidan, tal vez, con la particular y peculiar sensibilidad. La Iglesia, en España, ni ha estado muerta, ni lo está: movimientos, grupos, comunidades han proliferado y enriquecen el dinamismo evangelizador de la Iglesia. Esto es bueno y laudable.

- Tercero: la situación social hoy, mirada en su aspecto positivo, es una sociedad, dice el Papa, que camina en concordia y unidad, en libertad y paz, mirando al futuro con esperanza y responsabilidad. Tal vez haya una madurez social que dio estos frutos, pero no pueden peligrar, ni ser cuestionados. La unidad es un bien, la concordia es imprescindible para la vida social, sin fomentar odios ni rencillas. La madurez de una sociedad es la búsqueda de la Verdad, en la unidad y la concordia, no simplemente en el consenso (ponernos de acuerdo aunque lo que acordemos sea malo en sí mismo: el consenso es relativismo enmascarado).

- Cuarto y último por ahora: el Papa reconoce el rico patrimonio de valores morales y espirituales del alma española. Esto hizo que acometiéramos grandes empresas y que hoy mostremos una determinada solidaridad internacional. ¿Sin los valores morales y espirituales podríamos? ¿Qué ofrecemos a los hombres, qué ofrecemos a Europa y al conjunto de las naciones si privamos a España de esos valores morales y de esos valores espirituales igualmente necesarios? Es necesario volver a inyectar auténtica espiritualidad en el alma hispana, hoy vaciada por la propaganda y la ideología imperante; es necesario recuperar el propio genio, la propia esencia, para ser fieles a lo que fuimos y a lo que estamos llamados a ser. Los amigos más sensibles a estos temas "hispanos", y más cultos e ilustrados que yo, deberían hoy enriquecer el artículo con sus comentarios para que todos aprendiéramos más. ¡Os espero!

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