La conversión pastoral
Instrumentum laboris (IV)
La conversión pastoral
He aquí una síntesis del capítulo “Renovar la acción pastoral”, cuarto y último del normal">Instrumento de trabajo, el documento que servirá de base para el encuentro de obispos que tratará el tema de “La nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana”, en Roma, desde el 7 al 28 de octubre del presente año.
En cada tiempo la evangelización buscó adaptar el mensaje cristiano “con los conceptos y en la lengua de cada pueblo” (IL 129). Los profundos cambios sociales y culturales que se van procesando en el presente, sumados a una “comprensión cada vez más clara de las formas de transmisión de la fe […] han dado lugar, dentro de la Iglesia a un dilatado proceso de reflexión y de revisión de sus prácticas pastorales” (IL 130), especialmente de aquellas relativas a la iniciación en la fe y al primer anuncio. La evangelización “no sería completa si no tuviera en cuenta la interpelación recíproca que en el curso de los tiempos se establece entre el Evangelio y la vida concreta, personal y social del hombre” (Benedicto XVI).
La iniciación en la fe
De la revisión y adecuación de la práctica de la iniciación cristiana así como de la competencia de la Iglesia para

presentar su fe y dialogar con el mundo, “dependerá el rostro futuro del cristianismo” (IL 131). Aunque permanece un número estable de personas que solicitan el bautismo en la adolescencia y la vida adulta, se sigue verificando que el sacramento del bautismo se celebra principalmente en la etapa que sigue al nacimiento del niño, pero se constata con fuerte preocupación “el surgimiento de opciones de parte de padres bautizados de diferir el bautismo del propio hijo, según diversos motivos, de los cuales el más frecuente está relacionado con la posibilidad de una opción libre del sujeto, una vez que es adulto” (IL 132).
“Además, parece cierto que la estructura del catecumenado, con referencia al normal">Ordo Initiationis Christianae Adultorum [= normal">Ritual de Iniciación Cristiana de Adultos], es el instrumento adecuado para realizar una reforma del camino de ingreso en la fe de los más pequeños. […] De hecho, muchas iglesias han dado forma a una especie de ´catecumenado post-bautismal´, para reformar las prácticas de adhesión a la fe y superar la fractura entre liturgia y vida, para que la Iglesia sea realmente una madre que engendra a sus hijos en la fe” (IL 134). El documento cita aquí al Catecismo de la Iglesia Católica (nº 1231): “Por su naturaleza misma, el Bautismo de niños exige un catecumenado postbautismal. No se trata sólo de la necesidad de una instrucción posterior al Bautismo, sino del desarrollo necesario de la gracia bautismal en el crecimiento de la persona. Es el momento propio de la normal">catequesis”. En definitiva, la “pastoral bautismal es asumida como uno de los lugares prioritarios de la nueva evangelización” (IL 135).
| mso-border-alt:solid windowtext .5pt;background:#DBE5F1;mso-background-themecolor: accent1;mso-background-themetint:51;padding:0in 5.4pt 0in 5.4pt;height:71.05pt" valign="top" width="354"> La reforma de la catequesis de niños debe inspirarse en la estructura del catecumenado, la cual a su vez está orientada por el Ritual de Iniciación Cristiana de Adultos. En otro orden de preocupaciones, la unidad teológica entre los sacramentos de la iniciación cristiana –bautismo, confirmación y eucaristía-, que se encuentra disociada en la práctica pastoral -la cual, a su vez, difiere según la diócesis de que se trate-, constituye una problemática que debe ser objeto de atención por parte del Sínodo: “Es necesario comprender mejor, desde el punto de vista teológico, la secuencia de los sacramentos de la iniciación cristiana, que culmina con la Eucaristía, y reflexionar sobre modelos para traducir en la práctica la augurada profundización” (IL 137). El anuncio de la fe “Entendido como un instrumento de propues ![]()
ta explícita, o mejor aún como proclamación del contenido fundamental de nuestra fe, el primer anuncio se dirige ante todo a aquellos que todavía no conocen a Jesucristo, a los no creyentes y a aquellos que, de hecho, viven en la indiferencia religiosa” (IL 139). En rigor, aunque en la práctica esto no resulte fácil de distinguir y proponer, el primer anuncio, que busca despertar la conversión, tiene que articularse con otras formas de anuncio destinadas más bien a revitalizar una fe ya existente. “Se trata de una doble atención que forma parte de la misma acción pastoral. El instrumento del primer anuncio estimula a las comunidades cristianas a dar espacio a la fe de las personas, tanto de aquellas internas a las comunidades, como de aquellas externas” (IL 140). “Por lo tanto, el primer anuncio tiene necesidad de formas, lugares, iniciativas y eventos que permitan llevar dentro de la sociedad el anuncio de la fe cristiana” (IL 141). El normal">Instrumentum Laboris refiere que “es causa de preocupación en muchas respuestas la escasez del primer anuncio en la vida cotidiana, que se desarrolla en el barrio, dentro del mundo del trabajo. La impresión común es que sería necesario trabajar mucho para sensibilizar a las comunidades parroquiales a una urgente acción misionera” (IL 142), y según las respuestas “emerge la exigencia de ayudar a las comunidades cristianas locales, comenzando por las parroquias, a adoptar un estilo más misionero de la propia presencia dentro del tejido social. Se insiste para que nuestras comunidades, al anunciar el Evangelio, sepan suscitar la atención de los adultos de hoy”, “y que vivan con serenidad formas de afirmación pública de la propia fe” (IL 138). Se constata la presencia de prácticas pastorales idóneas para el anuncio renovado de la fe. Así el caso de las distintas formas de predicación, ya sea por supuesto en la homilía dominical, como en aquellas que tienen lugar en funerales, bautismos, matrimonios, fiestas, misiones populares y novenas… El documento invita a preparar con cuidado y prestar atención “al corazón del mensaje que se desea transmitir, al carácter cristológico que deben tener, al uso del lenguaje, que debe suscitar la escucha y la conversión de la asamblea” (IL 143). El sacramento de la reconciliación es visto también como un espacio privilegiado para anunciar la fe, la misericordia y despertar la conversión del coraz ![]()
ón.Para ello es necesario respetar las orientaciones del ritual, que pide “se comience con la proclamación de un pasaje bíblico a la luz del cual se pueda examinar la propia conciencia, y discernir la propia distancia respecto a la voluntad de Dios y del Evangelio” (IL 144). Una tercera práctica pastoral muy favorable al anuncio de la fe es la relativa a las peregrinaciones y devociones, en que “las personas pueden ser introducidas en la vía experimental en la fe y en los grandes interrogantes existenciales, que tocan también la conversión de la propia vida” (IL 145).
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